el curioso impertinente | Jorge García-Robles |
¿Has leído a Milan Kundera?
-¿Quién es? No lo conozco.
-¿No conoces a Umberto Eco?
-No, no lo conozco.
-¿Qué poetas de lengua inglesa te gustan?
-Eliot, Skakespeare, los románticos, Byron, Keats, Shelley no tanto... Swinburne tiene una tremenda facilidad para escribir pero nada más, si cambiáramos el orden de las palabras de sus poemas nada sucedería.
-¿Te gusta Dostoievski?
-Sí, es fantástico. Crimen y castigo, Los hermanos Karamasov, Los endemoniados... El príncipe idiota me parece un libro muy divertido, fantástico.
-¿Qué lugar crees tener en la historia de la literatura?
-No me toca a mí decirlo. Los escritores son malos jueces de sus trabajos. Sinclair Lewis decía que cuando uno escribe algo que cree genial y no puede esperar a mostrárselo a alguien, casiÊsiempre resulta terrible. Creo que tenía razón, yo he tenido esa experiencia, suelo destruir miles de páginas que he escrito.
-¿Qué piensas de la situación de las sociedades actuales? (Se levanta, va a su estudio, regresa con un recorte de periódico y empieza a leer unas cifras.)
-''Cuarenta y dos por ciento de un grupo de estudiantes encuestados en la Universidad de Miami no supieron dónde estaba Londres; más de la mitad no pudieron encontrar Chicago en el mapa; entre los estudiantes de geografía, el 8% no pudo encontrar Miami en el mapa, a pesar de ser el sitio donde viven; el año pasado, un tercio de los estudiantes de High School en Estados Unidos no fue capaz de encontrar su propio país en el mapa, y el 26% ignoraba que México es la nación situada en la frontera sur.'' Ciertamente, no vamos hacia adelante sino hacia atrás, hacia la estupidez. Como veo actualmente las cosas, soy pesimista casi por completo.
-André Malraux afirmó que las formaciones que sustituirán a las sociedades actuales tendrán un sello religioso. ¿Qué opinas de este pronóstico?
-No sé a qué se refiere con religioso. Lo religioso puede tener un aspecto demoniaco. No es posible negar totalmente lo material. En el Don Juan de Carlos Castaneda se niega por completo el materialismo, pero no creer en la materia es dejar de existir. Los cambios biológicos son necesarios para mutar, cambios biológicos radicales, como cuando los peces salieron del agua a la tierra.
-¿Qué pasó con los años sesenta?
-Bueno, antes de los sesenta existían muchas cosas inaceptables que dejaron de serlo. Los sesenta surgieron porque la gente no estaba satisfecha con que su futuro terminara en ser abogado o doctor, o en seguir obedeciendo a sus padres, imitar sus caminos y sus valores. Sin embargo, todo lo que sucedió en esos años ha sufrido un repliegue. Los sueños de entonces ya no se existen ahora. Los sesenta fracasaron en un sentido.
-Entre otras cosas, los sesenta dejaron ver que Estados Unidos no estaba totalmente muerto o apresado por valores materialistas...
-No creo que se pueda hablar de Estados Unidos en general, porque aquí la gente está agrupada en guetos: los académicos, los hispanos, italianos, chinos, negros... lo que hace imposible compararlos.
-¿Qué opinas de las nuevas generaciones de norteamericanos?
-Bueno, en realidad sólo tengo contacto con los jóvenes que se interesan en mi trabajo. He recorrido todo el país realizando lecturas y he conocido muchos jóvenes, pero sólo de un pequeño grupo. No conozco a la mayoría de los jóvenes norteamericanos, no puedo opinar sobre ellos.
-Desde que escribiste tu primer libro, Junky, en 1950, hasta la fecha, tu estilo ha cambiado en diversas ocasiones...
-Son maneras de experimentar o de adecuarse a las necesidades del libro que se escribe. Yo utilizo muchos estilos, a veces uso el de la novela policiaca, el de Graham Greene, el de Conrad, el de Denton Welch... No tengo un estilo propio.
-¿Qué tanto ha influido Nietzsche en tu manera de pensar?
-Nunca he tenido mucho contacto con la filosofía, la siento demasiado abstracta, pero sí me parece que estoy de acuerdo con muchas de sus ideas, en particular con aquellas que aparecen en Más allá del bien y del mal, y parcialmente con lo que dice del cristianismo.
-¿Qué papel ha jugado la música en tu vida y en tu obra?
-Me gusta la música marroquí, el viejo jazz de los veinte, algo de música clásica... No soy un gran conocedor de música. El rock no me gusta mucho, aunque sí las presentaciones en vivo de algunos músicos, como Patty Smith, que tiene una gran presencia, me resulta muy excitante escucharla y verla en concierto.
-¿Qué tan similar es tu estilo literario al de Kerouac o Ginsberg?
-Nada similares, son muy distintos. Para Kerouac, el mejor texto era el primero que escribiera; yo lo tengo que escribir dos o tres veces para que quede listo. Además, Kerouac no utiliza la fantasía ni el mito, como yo; prefiere escribir sobre cosas o personas conocidas. En cuanto a Ginsberg, es esencialmente un poeta con quien tampoco tengo mucho en común.
-¿Piensas volver alguna vez a México?
-Ya no viajo tanto, excepto por razones de negocios. Hace dos meses fui a Europa, a París, a un show, y a Hamburgo al estreno de una ópera que escribí con Robert Wilson. Pero por otros motivos ya no viajo, prefiero quedarme en mi casa con los gatos.
-¿Podrías vivir sin escribir y sin pintar?
-No sé qué diablos haría sin pintar y sin escribir.