ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Mientras en el Olimpo del poder se ponen de acuerdo con respecto a cuándo y con quién hay que relevar al expósito Humberto Roque Villanueva, el naufragio priísta sigue adelante: en los tres estados donde próximamente habrá elecciones locales se vivieron los mismos fenómenos de las marrullerías internas y del triunfo de facciones nefastas y antidemocráticas.
Con Roque o sin Roque, los gobernadores y los grupos de poder siguen haciendo lo que les da en gana e imponiendo candidaturas facciosas y cada vez más alejadas del tradicional control político que ejercían Los Pinos y Bucareli.
En Tabasco, por ejemplo, Roberto Madrazo se despachó con la cuchara del gran ganador que se fabricó luego de las elecciones del 6 de julio, e impuso a quienes quiso como candidatos a presidentes municipales y diputados locales, sin recato ni cuidado: simples imposiciones por conveniencias grupales.
Madrazo está construyendo en Tabasco una base de poder que responde a los intereses políticos y económicos más preocupantes: el hankismo siempre a la caza de las concesiones, los permisos y las oportunidades para hacer negocios privados con cargo a las arcas públicas; y el dinosaurismo repelente a los aires de cambio que se respiran en el país.
En Veracruz, el vicegobernador en funciones de presidente del PRI estatal, Miguel Angel Yunes, teje impunemente la red de complicidades que espera le lleven a obtener la candidatura a gobernador.
No hay, como en Tabasco, poder que frene el proyecto local de continuidad del chirinismo, de tal manera que Gustavo Carvajal Moreno tiene que andar dando el triste espectáculo de la declaracionitis chapucera con la que pretende chantajear en favor de su pretendida candidatura a gobernador de Veracruz; e Ignacio Morales Lechuga tiene que lanzarse personalmente al ruedo sin reparar en la lápida política que hoy significa el paso por las áreas de la procuración de justicia (en su caso, en los ámbitos capitalino y federal).
Vencido escandalosamente por el PAN en las elecciones de los años recientes (tanto las más retiradas, de gobernador, como las federales del 6 de julio), el priísmo jalisciense sigue disolviéndose.
No hay proyecto ni liderazgo, pero sí grupos nacionales y locales deseosos de imponer a sus allegados a cualquier costo, aun cuando con ello abonen el terreno para su derrota en los comicios constitucionales. La candidatura de Enrique Dau para la presidencia municipal de Guadalajara, lograda entre riñas e impugnaciones de mapachismo, muestra cómo los priístas parecen buscar intencionalmente la derrota electoral.
Ni siquiera un gesto de Roque
Pero mientras el PRI se desmorona en los estados como instancia controladora del reparto concertado del poder, y se afianza como mero instrumento de fuerzas hegemónicas locales, desgajadas de visiones nacionales e integrales, don Humberto Roque Villanueva guarda el silencio de los inocentes.
Nada de aquellos torbellinos declarativos. Hoy el licenciado Roque no tiene nada interesante para declarar ni le nacen frases chuscas para recetarlas como medicamento a sus maltrechísimas huestes.
Roque espera. Y en la espera prefiere callar, no sea que una palabra de más o un gesto mal aplicado le puedan tumbar la soñada oportunidad de llegar al gabinete y... bueno, lo que siga rumbo al año 2000.
Por lo pronto, ya ve don Humberto la placa metálica: licenciado Roque Villanueva, secretario de Estado. Y entonces, ante esa trayectoria tan anunciada de Roque parlanchín a Roque miembro del gabinete presidencial, se refuerzan las versiones de que el hombre de los gestos nunca habló por sí mismo, sino en nombre de su verdadero superior; tan generoso premio, en caso de llegar al gabinete, sólo puede ser entendido como la recompensa a quien hizo bien el trabajo, a quien cumplió con mérito las instrucciones.
Y mientras tanto, el dúo dinámico Moctezuma-Labastida ha visto aparecer de pronto a Emilio Chuayffet feliz de la vida diciendo ante diputados electos priístas que de su amplia historia política hay dos cargos que especialmente le llenan de emoción: la secretaría de Educación del gobierno del estado de México y la presidencia del comité municipal priísta de Toluca.
Secretario de Educación como lo fue Ernesto Zedillo antes de ser candidato sustituto a Presidente de la República; presidente del PRI como sin lugar a dudas le gustaría ser pues, dijo, en este partido se siente ``a sus anchas''.
En el Senado, mensaje oportuno a Moctezuma
La apresurada ratificación de Genovevo Figueroa como líder de la mayoría priísta senatorial, y por tanto como presidente de la Gran Comisión de esa Cámara, se dio luego de que desde esa élite directiva (en la que destacan María de los Angeles Moreno y José Murat) se difundió la especie, con dedicatoria para Esteban Moctezuma Barragán, de que las cosas habían cambiado tanto en la política nacional que, ahora, ya no se podría imponer un liderazgo tan sencillamente como todavía en el propio caso de Figueroa.
``Con todo respeto, pero suponiendo que Esteban quisiera ser el líder del Senado, ¿qué?, ¿llegaría y haría a un lado a quien ya estuviera desde antes?'', preguntó, ejemplificó, informó a esta columna, en días anteriores, uno de los altísimos senadores, en presencia de máximas voces que no lo reconvinieron.
Y esa voz se preguntó si Moctezuma Barragán llegaría a desplazar a María de los Angeles Moreno, que es la coordinadora de los senadores del Distrito Federal. ``¿Así, nada más, ya llegué y con permiso, señora senadora, ex presidenta del PRI, ex secretaria de Estado?''.
El comentario final: ``Las cosas ya no son fáciles, como antes, y nadie le puede garantizar a nadie que una orden se va a cumplir tal cual. Los senadores han cambiado, están muy combativos, muy preocupados''.
Días después, un grupo de senadores, combativos y preocupados, se manifestó en favor de la permanencia de Figueroa. De la otra sombra para el liderazgo de don Genovevo, de Fernando Ortiz Arana, se insiste en que recibirá una invitación presidencial para ocupar un cargo en el gabinete ampliado.
Astillas: En Colima se prepara la resistencia civil para impedir que Fernando Moreno Peña se instale como gobernador.
La historia oscura y manipuladora del ex rector de la Universidad de Colima ha generado el fundado temor de que, así como usó la citada casa de estudios para proyectos politiqueros y ascensos personales, ahora esas características se multipliquen y acaso perpetúen desde el gobierno estatal... A pesar de que muchos medios nacionales reciben información recortada (o no la reciben), de lo que pasa en Colima, allá los panistas están en plena campaña organizativa para impedir el arribo de Moreno Peña al palacio de gobierno y, si se sostienen en lo que hasta ahora han declarado, el nuevo mandatario deberá ir acondicionando oficinas alternas para despachar...
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