La Jornada viernes 29 de agosto de 1997

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

A lo largo de casi siete décadas de dominio político, si algo ha caracterizado al binomio PRI-gobierno ha sido justamente la soberbia de poder.

Esa soberbia crónica les impidió a los hombres del poder conducir a México por un camino creativo, libre y plural, y les llevó a asfixiar a la sociedad y a los opositores, y a construir esta nación de hoy, donde la pobreza, la corrupción y el desánimo reinan.

El 6 de julio, ciertamente, los ciudadanos votaron en contra de la soberbia de poder. Los resultados de esa votación --con todo y haber sido manipulados y cambiados en algunas regiones, como reminiscencia de esa soberbia que golpetea con furia en demanda de sobrevivencia-- están traducidos en la nueva conformación de las cámaras y en las gubernaturas no priístas, destacando el ámbito correspondiente a la capital del país.

La vocación, y la votación, hoy, de los mexicanos, es contraria a la soberbia de poder, de un poder que --Perogrullo nos perdone-- proviene del poder, y no de la oposición.

El general, en un laberinto

Ayer se difundió que el general y diputado Luis Garfias Magaña fue acusado el pasado miércoles 13 de que, en un incidente nocturno de tránsito en la ciudad de México, desenfundó una pistola y le disparó a una persona.

Según la información dada a conocer, los agentes de la patrulla capitalina 15024 habrían detenido y desarmado al general, consignándolo ante Adrián Pérez Becerril, agente del Ministerio Público, quien lo dejó en libertad bajo reservas de ley al enterarse del fuero del todavía diputado federal.

El asunto fue consignado en la averiguación previa 30/03673/97-08, el agredido se llama Agustín Farid Santillán Athié, y la pistola Smith and Wesson, calibre 9 milímetros, modelo 469, matrícula TBM 6746, quedó en resguardo.

Por su parte, el general Garfias Magaña, según se mencionó, compareció a la misma agencia ministerial el martes 19 para denunciar que el miércoles 13 había sido agredido por patrulleros cuando reparaba una llanta de su automóvil en una lateral del Circuito Interior.

Los agentes, según la denuncia presentada, habrían sujetado violentamente al general, quitándole su pistola y maltratándolo con ``obscenidades'', a pesar de haberse identificado como militar y legislador. Obligado a entrar a una patrulla, lo condujeron a la delegación Miguel Hidalgo de la Procuraduría capitalina de justicia.

El general Luis Garfias Magaña se ha ganado un respeto público que va más allá de sus circunstanciales definiciones partidarias, pero también, y de manera correlativa, ha conseguido un malévolo ánimo en su contra de parte de autoridades militares, y por ende policiacas --habida cuenta del control castrense sobre los cuerpos de seguridad pública--, que se han sentido ofendidas por las declaraciones y actitudes del general retirado.

Ninguna consideración de índole política o ideológica valdría para pretender eximir a Garfias del cumplimiento de la ley, si en efecto la hubiere violado --y la simple existencia del acta ministerial en su contra le obliga a aclarar con absoluta transparencia los hechos--, pero tampoco debe dejarse de lado la eventualidad de una madrugadora trampa de índole judicial que pretenda obstruir el camino del general hacia una área, como es la de seguridad pública, donde la red de intereses, complicidades y corruptelas es tan maligna, que genera peores recursos de defensa que los de una inicial advertencia disfrazada de incidente automovilístico.

Astillas: Bonito ejemplo de democracia el que nos dieron los sindicalistas al elegir al nuevo presidente del Congreso del Trabajo. Urnas sin trampa, con ventanas para ver su interior; votación individual, libre, secreta; recuento público de votos. Proceso democrático histórico, decían una y otra vez los organizadores. Y efectivamente, resultó histórico que las boletas con las que votaron los representantes de 33 sindicatos llevaran impresos diversos nombres de candidatos pero eso sí, en todas, invariablemente, el de Héctor Valdés Romo. Y pues, hombre, la votación fue sorprendentemente en favor de quien al mismo tiempo es dirigente de los burócratas federales. Tan sorprendente, que la CTM ya la había decidido desde antes y que don Héctor ya llevaba impreso el discurso que pronunciaría en su toma de posesión... Por primera vez en su historia llena de dudas respecto a manejo de dineros públicos, Oscar Espinosa Villarreal tendrá la oportunidad de mostrar plena claridad a propios y extraños, ya no bajo el mayoriteante cobijo de las comisiones legislativas dominadas por priístas, o del amparo globalizante de sus jefes intocables, sino frente a los diputados locales del Distrito Federal, que ya han comenzado el proceso de auditar a fondo, y de verdad, las fabulosas cuentas de ese Departamento, desde la Contaduría Mayor de Hacienda dominada ahora por perredistas y panistas. Por lo pronto, según nota de Miguel Castillo Chávez en Excélsior, 30 por ciento del gasto del Departamento del Distrito Federal en 1995 fue suntuario, para ``viáticos, gastos de representación, choferes y otros gastos personales de los funcionarios''... En su columna Carrusel, del diario La Crónica, Fidel Samaniego relata que --sin dar nunca su nombre, pero describiéndolo de manera absolutamente inequívoca-- Gustavo Carvajal Moreno se reunió en Nueva York en fechas pasadas con jóvenes dirigentes perredistas frente a los cuales habló ``pestes'' de Patricio Chirinos, Miguel Angel Yunes y Fidel Herrera. El actual senador veracruzano, ``glotón'' que en esa cena engulló tres platos de espagueti, se considera el único aspirante viable a la candidatura priísta a la gubernatura de su estado y, en un juego de chantaje que lleva varios días, hace aparecer al PRD como instancia que cobijaría sus anhelos en caso de que el PRI le cierre la puerta... Sigue Bartlett en el escaparate nacional, ya por sus posiciones partidistas, ya por recibir al presidente Zedillo para anunciar acciones contra la pobreza... Una de las cosas que se perdería el Partido Revolucionario Institucional en caso de que el gobernador poblano pasara a dirigir ese partido, serían las visitas a Estados Unidos para impartir conferencias, participar en seminarios y visitar redacciones de diarios, pues existe la amenaza de agencias antidrogas de aquel país de que en cuanto don Manuel pusiera pie en tierra estadunidense aprovecharían la oportunidad para efectos judiciales y no partidistas... En lugar de pedirle al comité nacional panista que evite que los colimenses le impidan el paso a palacio de gobierno cuando intente tomar posesión, Fernando Moreno Peña podría estudiar la historia reciente potosina, cuando las mujeres navistas le impidieron el paso a Fausto Zapata...