La Jornada 1 de septiembre de 1997

Acuerdo ``por el bien de la Nación'': Núñez; disgusto de diputados

Rosa Icela Rodríguez Ť Desconcertados, los nuevos diputados priístas escucharon la justificación de su coordinador, Arturo Núñez Jiménez: ``Por el bien de la nación'' deberían -ahora sí, les dijo- aceptar los acuerdos con el bloque opositor en la Cámara de Diputados.

En el centro de la inconformidad priísta había varias preguntas: ¿Quién diseñó la estrategia?, ¿a quién se le ocurrió hacer una segunda convocatoria?, ¿qué esperaban de eso a sabiendas de que no eran mayoría y no hacían quórum?

En el auditorio Plutarco Elías Calles del CEN priísta, algunos legisladores se armaron de valor y, a gritos, exigieron saber ``¿quién decidió?'' emitir un segundo citatorio para la instalación de la 57 Legislatura.

Sólo evasivas recibieron los cuatro diputados electos que, desde sus lugares, reclamaban a la mesa directiva una explicación. Ahí, una aguerrida diputada zacatecana pedía que ``rodaran las cabezas de los responsables'' del desaseado proceso de negociación. Surgió entonces una gran rechifla.

La silbatina con recordatorios familiares contra ``el culpable'' invadió el auditorio. Nadie asumió la autoría del ``pindarazo'', como se refirieron algunos priístas al segundo citatorio. Trascendió que el responsable fue ``alguien de muy alto nivel'' y la acción está enmarcada en ``la pelea por el poder''.

Desde la noche anterior los priístas fueron citados a las 15 horas en su sede nacional. Llegaron engallados a no dar pie al bloque opositor y a Porfirio Muñoz Ledo.

A su arribo, el potosino Carlos Jiménez Macías y el general Miguel Angel Godínez se escudaban en ``el apego a la ley'' para explicar la forma en que se habían dado los primeros desencuentros con la oposición, pero dispuestos a no dar cuartel. El militar descartó cualquier movimiento oscilatorio en los mercados financieros, agregó que ``el 6 de julio no pasó nada'' y refrendó la institucionalidad del Ejército Mexicano.

La reunión, a puerta cerrada, contó con vallas en los alrededores del auditorio para evitar que los reporteros se acercaran. Sólo los diputados que mostraron su gafete entraron. Una hora esperaron pacientemente en el auditorio para recibir línea de Núñez Jiménez.

En silencio escucharon el mensaje, que no ahondó sobre los acuerdos con el bloque opositor pero que los obligaba a que, ``por el bien de la nación'', se disciplinaran a lo que decidiera la cúpula priísta. Debían hacerlo por su ``alta responsabilidad'' con el país y ``para evitar crisis y rupturas'' peligrosas que derivaran en ingobernabilidad.

Disciplinados

A la salida, los diputados dijeron que hubo un momento en que se notó la tensión de los dirigentes José Luis Lamadrid, Enrique Jackson y Ricardo Monreal cuando el jalisciense Paco Morales Aceves dijo: ``Somos solidarios con el Presidente, con el partido, con el licenciado Arturo Núñez, pero explíquenos quién tomó esas determinaciones''.

La molestia general no era tanto porque se hubieran pactado las condiciones de la oposición, sino por la forma en que se había manejado el asunto.

En la reunión, otro diputado reclamó que no era posible que algunos se hubieran enterado por el noticiario 24 Horas de que estaban citados a la sesión de ayer domingo.

Otro más manifestó que los nuevos tiempos obligan a pactar acuerdos y consensos pues ``quien gana es México''.

Tras la catarsis de chiflidos anónimos después de la intervención de la guapa zacatecana, salieron para abordar los camiones. Pocos diputados se atrevían a emitir una opinión y algunos tenían cara de fastidio y molestia. Tulio Hernández negó que estuvieran tristes y, palmeándose el bolsillo, declaró : ``N'ombre, míreles la cara, ya van felices porque tenían el pavor de que no iban a cobrar sus dietas''.

Otros no entendían la terquedad de la cúpula de que no les tomara la protesta Muñoz Ledo. ``No me da coraje que tomemos posesión como diputados en una sesión así, sino que se actúe con gran irresponsabilidad'', decía moviendo la cabeza uno de ellos.

Otro iba más allá: ``Entendamos que es el juego perverso de la bronca interna por el poder. Ojalá que el presidente Ernesto Zedillo ponga en paz a sus colaboradores''.

Paralelamente a las reuniones de Arturo Núñez en Gobernación durante todo el día, sus ``operadores'' políticos Fidel Herrera y Mariano Palacios Alcocer, entre otros, habían realizado acuerdos en las negociaciones trianguladas con la oposición.

Se trataba que ``cedieran'' un tanto las dos partes. Lo primero que aceptaron los opositores fue el ``texto pactado'' de respuesta al Informe que salió de una reunión tempranera en el Sanborn's de San Jerónimo.

Desde la Cámara de Diputados siguió otro tramo de la negociación, y desde el teléfono 5-66-02-62 de Bucareli se hicieron más enlaces del pacto que construye una nueva civilidad en el país. Pero, ¿quién fue el culpable del segundo citatorio?, pocos lo saben. Eso sí, juran, ``no fue Píndaro Urióstegui''.