La Jornada 1 de septiembre de 1997

En los teléfonos, toma y daca; en el salón, bocados duros de engullir

Arturo Cano Ť ¿Cuántos sapos han de engullirse para que la nación no perezca? Sentados por primera vez en sus curules, más de la mitad de los diputados del PRI no terminan el bocado. Los políticos profesionales, dice la multicitada frase de Adolfo Ruiz Cortines, han de aprender a comer sapos: platos grandes para los políticos grandes, platos pequeños para los pollos. El terrible banquete no ha terminado cuando el zacatecano cenecista Ricardo Monreal, único orador de la insólita sesión sin quórum, remata con la fórmula más repetida a lo largo del día: los priístas anteponemos los más altos intereses de la patria a los de nuestro partido.

Apenas diez segundos de desganado aplauso rubrican su intervención. Más de la mitad de los diputados electos priístas, sobre todo los ``pollos'', ni siquiera intentan aplaudir. Las caras largas revelan que nada disminuye el amargo sabor del último plato del agosto post 6 de julio. Vamos, ni siquiera aprecian haber abierto el camino para que su más destacado correligionario, el presidente Ernesto Zedillo, rinda su tercer Informe.

En medio del enojo priísta, el menú es variado. Uno: las acciones ``ilegales'' y ``espurias'', el ``asalto'' a la Cámara del sábado, es decir la ceremonia de las oposiciones, este domingo apenas llega a ``insuficiencias jurídicas''.

Otro: el famoso segundo citatorio de Píndaro Urióstegui, único instrumento legal hace unas horas, es a duras penas el pretexto para que los priístas declaren a su junta una continuación de la realizada el sábado y para que uno de ellos suba a la tribuna simplemente a fijar la postura del grupo de la mayoría relativa.

Y el plato principal: la ceremonia del Informe, el fondo del conflicto. El tercer Informe, especialmente: ese que en la tradición es el momento cumbre de un presidente mexicano.

El sábado, con la instalación de la Cámara por las oposiciones, comenzó el fin de la ceremonia donde el cielo se precipitaba sobre un solo hombre. Este domingo, los priístas ponen su parte: ``Vamos a dar ejemplo, con humildad, de que sabemos poner por delante el interés de la patria'', define Oscar González, del estado mayor de la fracción del PRI.

Otros, más resignados que épicos, encuentran la explicación histórica: ``Esto es simplemente lo que hicimos durante setenta años'', dice el diputado coahuilense Enrique Martínez, reunido en bolita con Carlos Sobrino y Enrique Jackson, quienes dejan pasar el riesgo de crisis institucional para hablar de la suerte de los Tigres en el béisbol.

El único, breve y modesto episodio combativo, sucede a las cinco con cuarenta minutos de la tarde, cuando Arturo Núñez ingresa al salón, acompañado de su estado mayor: ``¡Duro, Arturo, duro!'', gritan unos cuantos diputados a su alrededor. Y nada más.

Porque unos minutos después de su discurso, Ricardo Monreal se refiere a la falta de aplausos: ``Las alas sensatas de los partidos tienen que prevalecer, no las alas duras''.

Sensatez, humildad, resignación y sobre todo, subraya Núñez, ``elevada responsabilidad'', forman la mezcla para que este lunes Porfirio Muñoz Ledo se afiance en el pedestal de su ``protagonismo'', como dicen sus detractores.

Los priístas se fueron a fondo contra Porfirio y consiguieron el efecto contrario.

Este lunes Muñoz Ledo responderá el Informe presidencial, aunque no les tomará protesta (será el presidente de la directiva, dicen en el filo de las confusiones legislativas). En jaloneos telefónicos se solicita que el encargado de tomar la protesta a los priístas sea un petista y el PRD ofrece que lo haga Laura Itzel Castillo, vicepresidenta de la directiva.

Con todo, Muñoz Ledo cerrará el ciclo que él mismo presume haber arrancado en 1987, con aquella frase para Miguel de la Madrid: ``Con su permiso, señor presidente...''

Diez años después, el conflicto que estuvo a punto de convertirse en ``crisis institucional'', se supera con el permiso del señor presidente, como indican los rebotes que a lo largo del día llegan a San Lázaro: la triangulación de la Presidencia de la República --el papel de la Secretaría de Gobernación es menor-- permite el contacto y el arreglo, además de postergar el momento en que los priístas demostrarán que, como dijo su coordinador Arturo Núñez, no están mancos ni tullidos.

El propio Núñez informa que el nudo se desata con telefonazos entre los coordinadores de los grupos parlamentarios. El acuerdo se formaliza en sesión nocturna en San Lázaro y no en Gobernación, que por la mañana presenta un documento que complica la negociación, al proponer ``reponer el procedimiento'', es decir, repetir la votación, con el duro rechazo del bloque opositor.

El domingo es agitado y San Lázaro es apenas uno de los campos de batalla. Los platos para políticos también se cocinan en otras latitudes, aunque gracias al PRI no sean engullidos. Por ejemplo, en las oficinas del jefe de Gobierno electo Cuauhtémoc Cárdenas, a donde acude un grupo de diputados priístas, a sumergirse en una sesión de tono grave donde brincan desde la carta blanca que el PRD le extendió a Muñoz Ledo para negociar en la Cámara, hasta la fragilidad de la Bolsa de Valores.

En esa línea, en San Lázaro, el diputado Angel Guerrero Mier reconoce que ``cedimos porque no queremos que haya efectos perniciosos para la marcha de la economía del país''.

Lo que marcha mucho mejor que en el sábado de las oposiciones y sus 260 votos, es la maquinaria de la Cámara. Vigilantes, funcionarios, personal administrativo, todos prestos para recibir y atender a los 239 diputados del PRI, que en su mayoría llegan en camiones de turismo y bajan con sus caras largas, con el plato atravesado, y pasan entre reporteros y edecanes, sin reparar en la ausencia del Estado Mayor Presidencial, que no ha llegado a ocupar el recinto legislativo, como era costumbre.

Los diputados del PRI traen otras preocupaciones y se forman con desgano para ser registrados. No parecen saber a qué vinieron. ``Es triste pero ahí se acabó'', dirá uno al terminar la corta sesión de dos formalidades y un solo discurso.

En conferencia de prensa, ya sin los diputados de infantería, responderá preguntas con tono de político profesional y hablará de la mayoría responsable y de los intereses superiores de la nación. Ni hablar. Compró el circo y le crecieron los enanos.

Lo que ahora importa es que la decisión de los legisladores priístas, según Ricardo Monreal, será reconocida por las futuras generaciones. La historia dirá.

Pensar en este lunes sería inmediatismo. Porque este lunes, aunque según Porfirio Muñoz Ledo es Carlos Medina Plascencia quien ``retrata mejor'', será el primero quien responda el tercer Informe: por algo afinaba las comas de un documento de apenas tres cuartillas, ``conciso y general'', con citas de Benito Juárez.

Muñoz Ledo, presidente de la directiva. Con su victoria en la primera batalla de San Lázaro en el bolsillo. Un plato deveras grande.