La Jornada martes 2 de septiembre de 1997

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

El encuentro de dos poderes mostró anoche una madurez institucional esperanzadora, una decorosa disminución de la antaño aplastante presencia presidencial, la recuperación de la valía del ámbito legislativo, el avance en la transición democrática y, sobre todo, el atisbo de una inminente batalla por la redefinición de la política económica nacional.

Contra las expectativas de quienes temían un desbordamiento político en San Lázaro que provocara enconos graves, endurecimientos partidistas, y acaso retrocesos, la ceremonia de ayer fue altamente promisoria. El presidente Zedillo fue cuidadoso en sus expresiones, defendió y explicó su política en general, particularmente los avances democráticos y sus tesis económicas. El presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, se mantuvo en el ámbito institucional de respeto hacia la investidura presidencial y, desde luego, de expresión de las consideraciones propias de la formación política a la que representa, que es la perredista en particular y la opositora en general.

Así, con un comportamiento congruente con sus posturas políticas y partidistas, pero también respetuoso del nuevo marco de pluralidad que se ha instalado en México, fueron dejados atrás los incidentes que en cierto momento llevaron a hablar de ingobernabilidad, asaltos al Poder Legislativo, Cámara espuria y otras consideraciones similares.

La economía en el centro del debate

Justamente por la ausencia de antecedentes en ese sentido, los momentos más llamativos de la ceremonia de anoche fueron aquellos en los que Muñoz Ledo, con elegancia cuidada, estableció los límites de las responsabilidades de cada uno de los poderes concurrentes en San Lázaro y, además, le contó a la selecta audiencia citas históricas y literarias con un sentido de pedagogía política. Los llamados contra los fastos y los excesos del poder, y el no a los dogmas y las obcecaciones en el gobernar, serán seguramente materia de comentarios frecuentes en el futuro inmediato.

Pero más allá de los signos y los contenidos políticos, en el centro de la discusión está la definición de la política económica, tanto por la convocatoria que el presidente Zedillo hizo para trazar una política de Estado para el crecimiento económico, como por los señalamientos que el propio Muñoz Ledo, a nombre de la mayoría opositora, hizo para similares tareas.

La manera como se use el dinero público será el nuevo centro de batalla, con un acento esencial en la búsqueda opositora, sobre todo de la franja perredista, de un mayor acento a la política de atención social y un privilegio decreciente para sectores productivos como los bancarios y los de la construcción de carreteras.

Un comentario final, inevitable, es que ninguno de los temores previos se materializó y que, en realidad, con el comportamiento de todos los participantes, México dio un importante paso hacia la normalidad democrática de la que habla el presidente Zedillo, o la transición democrática de la que hablan los opositores pero que, finalmente, no es sino el deseo de los mexicanos, ya expresado en las urnas el pasado 6 de julio, de disminuir el asfixiante peso de la figura presidencial, de fortalecer contrapesos institucionales como los legislativos, y de recuperar todos, gobernantes y gobernados, representantes y representados, la iniciativa diaria para reconstruir a nuestra patria.

Discursos previos al Informe

Deseosos de venganza, los priístas mostraron ayer el tono de su desesperación, tanto en el discurso presuntamente reivindicador de Mariano Palacios, como en la reinstalación del famoso Bronx diputadil que no es otra cosa sino el método anónimo de denostación y provocación usado por la selección del bajo mundo priísta contra sus opositores cuando usan la tribuna.

El queretano Palacios, tenido como uno de los pocos pensadores priístas que han sobrevivido al naufragio de los años recientes, se perdió en la palabrería, la demagogia y los lances toreros dedicados a la tribuna de su partido. Ninguna propuesta moderna, decorosa, madura. Simplemente buenos deseos, enunciados como de campaña y la advertencia de que esos priístas reducidos el 6 de julio a la minoría global no actuarán sino en el marco, ``ni más ni menos, de lo que les ha dado el pueblo''. Contento, desbordado, el Bronx aplaudió, y siguió insultando desde la comodidad del anonimato.

Verde por completo, el ecologista González aderezó sus palabras llenas de lugares comunes con varios quiebres de voz que presuntamente habrían denotado un compromiso íntimo del joven declamador con sus palabras genéricas. El único estremecimiento que logró fue el de Julia Carabias, cuando se refirió a los tiraderos de desechos radiactivos que se establecen sin control por varios lugares del país. Otro estremecimiento fue auditivo, cuando mal acentuó Larráinzar.

Pablo Gómez mostró oficio y propuso cosas concretas. Entre otras cosas destacó la rápida puesta en la mesa de la discusión del asunto de la partida secreta presidencial. Su referencia a que en esta legislatura no habrá pastores fue entendida por unos con dedicatoria al PRI y por otros a Porfirio Muñoz Ledo.

Carlos Medina Plascencia simplemente desplegó los conceptos centrales del quehacer político panista y se mantuvo en una línea oratoria de compromiso con los puntos esenciales de la transición democrática.

Astillas: Ya está listo el Perpetuo Informe de Gobierno de Carlos Salinas de Gortari que bajo el nombre de Memorias de un Líder Moderno ha escrito Marco Rascón. El ex diputado federal, y famoso impugnador homeopático de las máscaras políticas, se estrena como narrador con la esperanza, según dice en la contraportada de las citadas Memorias, de que su novela política ``levante voces de protesta, y hasta gritos de repudio, como sucedió con su célebre actuación'' durante el anterior Informe presidencial, el último de la saga imperial apenas borrada anoche... En su columna Contexto, publicada en El Economista, César Augusto Santiago censura a ``un oscuro general retirado del Ejército mexicano, de apellido Garfias, (que) descubrió que tiene voz y opinión cuando cumple los setenta y tantos años''. Ese general, dice Santiago, ``porque su nivel político ya no le avizoraba ningún futuro, ni en el Ejército ni en la política, traiciona a ambos'' y se afilia al PRD, porque ``ingenuamente cree que le puede producir ya alguna actividad ocupacional en su inminente senectud''. Representante de la traición y el oportunismo, ese general ha sido ``celebrado entusiastamente por la prensa nacional de manera unánime'' sin que nadie se haya interesado ``por saber qué hizo en vida, dónde está su obra, sus aportaciones, sus juicios críticos, sus denuncias oportunistas, o siquiera sus hazañas deportivas o sus méritos en campaña, aunque fuera política''. El último párrafo del artículo de Santiago dice: ``Cuánta necesidad hay de un gran debate acerca de la ética, de la responsabilidad y de la solidaridad humana''...

Fax: 5 12 65 46 Correo electrónico: [email protected]