Jaime Martínez Veloz
¿Quién decidió?
Después de un accidentado fin de semana, el Presidente de la nación rindió su Tercer Informe de Gobierno. Formato republicano que deja atrás la memoria ominosa de una ceremonia que, en más de una ocasión, fue motivo de vergüenza para muchos legisladores de mi partido, el PRI, que asistían de convidados de piedra al que fue llamado el Día del Presidente, cuando debía haber sido la jornada de la República.
En su papel de jefe de Estado, se dirigió al Poder Legislativo de manera respetuosa, invitándolo en reiterados momentos a discutir programas y lineamientos, a diseñar elementos de política y a cerrar filas contra las amenazas comunes, como en el caso del narcotráfico y el crimen organizado. En su recorrido por los principales temas, fijó principios y mencionó logros, pero también admitió insuficiencias.
En materia económica defendió su proyecto y acciones, ponderó avances y señaló los peligros que existen, a su juicio, si abandonamos la disciplina en esta materia. Era difícil que siendo este campo uno de los que más empeñosamente ha defendido, hubiera dado marcha atrás, pese a las numerosas críticas que ha recibido. Sin embargo, reconoció la importancia del Congreso de la Unión, al que propuso diseñar no una política de gobierno, sino una política de Estado para el crecimiento económico y la justicia social. Este ofrecimiento no debe echarse en saco roto.
Alguien podría decir que la actitud sobria del Presidente se debió a que no tenía de otra, pero no es así. Después de la puesta en escena a la que asistimos el fin de semana, podíamos habernos encontrado con una continuación de la misma obra temeraria. En cambio, vimos un primer mandatario firme, pero no confrontativo; respetuoso del Poder Legislativo, pero sin ceder sus obligaciones como Ejecutivo Federal. Ni por los lamentables antecedentes de los días previos ni por la propia composición de la Cámara baja era un acto cómodo para el Presidente. Lo afrontó con serenidad, aplomo y en la mejor línea democrática y republicana.
Porfirio Muñoz Ledo respondió al Informe. Este diputado es un político experimentado y con tablas. De él se esperaba un discurso elevado y respetuoso del Poder Ejecutivo. No defraudó las expectativas. El diputado Muñoz Ledo no aludió directamente al Informe, habló de lo que significa el 6 de julio: un voto por la continuidad de la transición democrática. En este sentido, bosquejó el deber del Poder Legislativo en esta transición. Se refirió a este deber como el de la restitución del poder de decisión para los ciudadanos.
El Presidente habló de los deberes y de las acciones de un año difícil, pero promisorio en lo político. Porfirio habló del futuro como el vocero de las más viejas aspiraciones de cambio de un amplísimo sector de la ciudadanía y de los partidos políticos. Este primero de septiembre, los poderes Ejecutivo y el Legislativo cerraron la peligrosa brecha abierta por un puñado de aprendices de brujos que crearon los problemas para después aparecer como aquellos que podían resolverlos. Esta es una vieja y probadamente equivocada estrategia que ha producido, entre otras cosas lamentables, el estancamiento del diálogo en Chiapas.
Debíamos aprender de la zozobra de estos pasados días y promover que el Poder Legislativo defina sus mecanismos de discusión internos y su relación con los otros poderes, con el fin de que no se repita la incertidumbre ya superada.
El gran faltante del Informe fue el diálogo en Chiapas. Los mexicanos esperábamos una definición si no de solución, por lo menos del camino por el que hay que transitar.
Atrás quedaron, por el bien de la República, los camiones llenos de diputados priístas inconformes que no se merecían el trato que les dieron; también quedaron atrás los métodos mañosos del memorándum nocturno, el chantaje y el legalismo que no se sostiene. Si se quiso proteger al Presidente o ganar puntos para el 2000, esto lo dirán los días próximos.
Mientras, hay que sumarse a la pregunta que hicieron los justamente molestos diputados electos por el PRI en relación con la estrategia de enfrentamiento de este fin de semana: ¿quién decidió?.