ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Las urnas colimenses fueron visitadas el pasado 6 de julio por alrededor de un centenar de forasteros que dijeron estar aplicando encuestas rápidas de salida, pero que nunca publicaron ni difundieron algún resultado de su trabajo.
El coordinador general de los sospechosos visitantes, que decían provenir de Ciudad Obregón, Sonora, fue una persona que dijo llamarse Juan Mario Cárdenas, y los encuestadores dijeron trabajar para las empresas Exipol, Arcop y Germark.
Los forasteros llegaron al estado de Colima a bordo de tres autobuses y actuaron principalmente en Manzanillo, Tecomán, Armería, y la propia capital, Colima. Usaban celulares para comunicarse y llevaban ``cajas muy bien flejadas'' que nunca dejaron sin vigilancia personal.
En algunas casillas en las que los ciudadanos protestaron por la indagación previa, no posterior, del sentido del voto, los supuestos encuestadores mostraron papelería del IFE y, en otros casos, llevaban camisetas y documentos de la Universidad de Colima, de la que había sido rector y es virtual jefe político el candidato priísta a gobernador, Fernando Moreno Peña.
Un día antes de las elecciones, los turistas electorales tuvieron una reunión organizativa en el Colegio Cuauhtémoc, luego que el ``señor Cárdenas'' se presentó con la directora del plantel, la religiosa Cristina Silva Martínez, diciéndose hermano de una monja residente en la ciudad de México. El ``señor Cárdenas'' le dijo a la religiosa que venían de Sonora porque allá habían intentado organizar sus encuestas de salida, pero que por distintos problemas no había sido posible.
Oficialmente, el Instituto Estatal Electoral dijo desconocer todo lo relacionado con este asunto, aunque el constructor Juan José Velasco Avila, quien fue representante panista en esos comicios, asegura que oportunamente denunció los hechos de ese 6 de julio, en particular cuando vio que las boletas sobre las cuales estaban realizando las supuestas encuestas eran iguales a las boletas de elección, incluso con los logotipos y los colores de los partidos políticos, mismas que iban acomodando en una caja que dijeron era ``de archivo muerto''.
El misterio de los encuestadores ha aumentado las dudas de la población respecto de la autenticidad del triunfo del priísta Fernando Moreno Peña, a quien se acusa de las suficientes cosas como para suponer que los forasteros fueron, en realidad, mapaches electorales.
Según los datos oficiales, el priísta ganó la gubernatura de Colima por poco menos de 8 mil 500 votos, es decir, con 79 mil 728 sufragios en su favor, contra 71 mil 392 del panista Enrique Michel.
La opresiva presencia del grupo político apoderado de la Universidad de Colima, los antecedentes y el estilo personal de Moreno Peña, el cerco informativo ejercido en la entidad y a nivel nacional mediante el control de corresponsales, y las evidencias de fraude electoral, han llevado a los panistas, a organizaciones sociales --como las denominadas Madres de la Libertad, y Jóvenes Unidos por la Democracia-- y a periódicos como el Diario de Colima, que dirige Héctor Sánchez de la Madrid, a desarrollar una sostenida resistencia civil contra el arribo de Moreno Peña al gobierno de la entidad.
Un ciudadano en campaña
El ciudadano Francisco Barrio Terrazas encabezó, el domingo pasado, una peculiar marcha en Ciudad Juárez, Chihuahua, para protestar contra la violencia desatada en aquella población.
La marcha contó con la participación de comités de vecinos dirigidos por la oficina de desarrollo social del ayuntamiento panista de Ciudad Juárez, con la oración pública conducida por el obispo católico Renato Ascencio y el ministro evangélico Baltasar González, y con el canto del Himno Nacional a cargo de Ricardo Gómez, director de la Escuela de Mejoramiento Social para Menores, según la información del Diario de Juárez.
Todos los reunidos se quejaron por la violencia reciente, desatada sobre todo entre bandas de narcotraficantes que luchan por el control cupular puesto a la deriva luego de la muerte de Amado Carrillo Fuentes y que ha asesinado no sólo a involucrados en ese trasiego sino, además, a personas inocentes.
De esa manera, el ciudadano Barrio Terrazas ha comenzado su deslinde del gobernador Barrio Terrazas y de los errores e insuficiencias que pudiera haber cometido éste en su encargo estatal y que pudieran afectar a aquél en la búsqueda de la candidatura panista presidencial.
Enérgico, crítico, independiente, el ciudadano Barrio Terrazas está en contra de las autoridades que no frenan el ascenso violento en la fronteriza población.
Su doble personalidad, sin embargo, no logró engañar a las integrantes de la Coordinadora de Organismos no Gubernamentales en Pro de la Mujer, quienes le señalaron ese mismo domingo, mediante una carta, que ``las manifestaciones públicas con pancartas, mantas de adhesión, listones y señales sonoras, expresando propuestas y protestas, son procedimientos para que la sociedad civil ejerza su derecho a repudiar acciones que lesionen la sana convivencia''.
Por ello, le advirtieron al ciudadano gobernador Barrio Terrazas, ``resulta muy lamentable que gobiernos que no cumplen su deber a cabalidad, se apropien de tales estrategias para desviar la atención respecto a la responsabilidad que les incumbe''.
Familiares de víctimas de recientes actos de violencia en aquella población también expresaron su rechazo al activismo de Barrio retirándose del acto público en protesta porque, por ejemplo, don Francisco no tuvo el mismo empuje una semana atrás, cuando esos mismos familiares organizaron una legítima marcha en demanda de justicia para sus deudos.
El gobernador ciudadanizado, Barrio Terrazas, ha tomado además otra bandera política rumbo a la candidatura presidencial del 2000: la defensa de los miles de poseedores de vehículos automotrices introducidos de manera ilegal a territorio mexicano.
Para desgracia de su plan de campaña, una hora después de su marcha sustentada en el panismo hecho gobierno, otra matanza aconteció en Ciudad Juárez: tres acribillados, a la salida de una corrida de toros en la que se había guardado un minuto de silencio por los otros muertos anteriores, en solidaridad con el acto de Barrio.
Pero, bueno, así son los vaivenes de las campañas...
Astillas: De golpe, quedaron lastimados por los enredos previos al Informe presidencial tres políticos priístas: Emilio Chuayffet, Genovevo Figueroa y Arturo Núñez. Uno como presunto responsable del anunciado golpe legislativo, otro por obedecer ciegamente la línea superior y sin consultar a sus compañeros, el último, perdido como estuvo en la estratósfera, ejerciendo todavía como subsecretario, y empujado ahora a sostener un liderazgo que, como el de Figueroa, aparece como jarrón discretamente estrelladoÉ Mientras tanto, y según informó Reforma, don Carlos Hank González celebró sus 70 años de edad con una comida en la que, entre otras cosas, hubo carrera de avestruces.
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