La Jornada miércoles 3 de septiembre de 1997

Carlos Slim
Precisiones sobre Cuicuilco

Estimado Miguel: leí con interés tu proposición para que Grupo Carso done a la ciudad los ``terrenos'' de lo que fue ``la Fábrica de Loreto y Peña Pobre'', inmediatos a Cuicuilco.

Es importante que personas con prestigio y conocimientos como tú den su opinión sobre los problemas de interés general, aunque me parece que tu punto de vista sería más objetivo si conocieras cuál es la realidad y cuál es el proyecto. Te invito, tan pronto puedas, a visitar el lugar y conocer lo que estamos haciendo, invitación que ya hicimos antes a toda persona interesada en conocer el proyecto.

Lamento no haberte contestado antes, por haber estado fuera. Pero en tanto nos reunimos, me permito hacerte las siguientes aclaraciones y comentarios.

1) Comprenderás que si allí había fábricas, existen edificios e instalaciones fabriles que datan desde principios de siglo y no se trata sólo de ``terrenos''. Creo coincidirás conmigo que sería un error demoler esas construcciones con todo y sus chimeneas. Esa fábrica de Peña Pobre -la de Loreto la reconvertimos en Plaza Loreto- se instaló en tales terrenos antes del descubrimiento de Cuicuilco.

2) A principios de 1986 cerramos la planta productora de celulosa y en 1987 construimos un edificio de oficinas de Seguros Inbursa en donde existía antes un almacén de materias primas, según convenio firmado con las autoridades correspondientes: el regente del DF y el secretario de Sedue, junto con el presidente de los vecinos de Tlalpan y los ecologistas.

En ese convenio se establece dejar 80 por ciento del predio para áreas verdes, estacionamientos y circulaciones, así como la apertura del parque público Manantial de Peña Pobre en predio que pertenecía justo a Peña Pobre. Por cierto, el Bosque del Pedregal fue también propiedad de la empresa y éste sí era un ``terreno'', así como la expropiación que se nos hizo de unos 2 millones de metros cuadrados en 1989 en las faldas del Xitle para constituir un cinturón verde para la ciudad y también por ser áreas de filtración y recarga de los acuíferos. Expropiación que acepté con gusto gracias al destino y las razones del mismo.

3) Nuestro proyecto de reconversión urbana lo consideramos un buen ejemplo de lo que hay que continuar haciendo en nuestra ciudad. Cerrar, aunque sea doloroso, las viejas fábricas que consumen mucha agua y contaminan aire y drenajes, sin borrar la huella industrial de nuestra ciudad para conservar la memoria de los grandes esfuerzos e inversiones que significó establecer industrias en nuestro país y en nuestra ciudad, en vez de demolerlos a capricho para tener un terreno baldío, como ha pasado con tantas hermosas construcciones coloniales que terminaron siendo estacionamientos dentro de nuestro Centro Histórico, el que a pesar de tanta destrucción conserva parte de su antiguo esplendor.

No tenemos la menor duda de la importancia de ``los milenarios monumentos de Cuicuilco'', cuya exploración estamos y seguiremos apoyando. Pero nos preocupa que dentro de la zona arqueológica se hagan construcciones a unos metros de la pirámide y se pretenda edificar allí una biblioteca ¿No te parece incongruente y aberrante, Miguel?

Desde que empezamos las construcciones contamos con la permanente presencia de arqueólogos muy calificados, vigilantes cuidadosos de las obras que realizamos sobre los edificios fabriles e instalaciones de la fábrica, y que distan unos 350 metros de la pirámide -la Escuela de Antropología y la biblioteca en proyecto están a poco más de 100 metros y el Periférico a 150 metros, en tanto que los edificios al otro lado se hallan a poco más de 200 metros.

Después de varias reuniones con diversas personas de la zona que objetan nuestro proyecto, su planteamiento se reduce a la contaminación visual que supuestamente provoca el edificio, a pesar del cuidado que ha tenido el arquitecto Teodoro González de León, conocido por su talento, cultura y sensibilidad indiscutibles.

La vieja fábrica y sus adiciones posteriores las estamos restaurando no sin respetar su arquitectura original en un proyecto muy semejante a Plaza Loreto, pero con mayores espacios.

4) Propones que ``done'' a la ciudad el ``terreno'' de Peña Pobre y me pregunto, ¿cuál es el regalo a la ciudad? ¿Donárselo para que asuma los costos de restauración y cuidado, y realice construcciones e instalaciones para ser aprovechado en beneficio de la comunidad? ¿O que asuma yo, como debe hacerlo la sociedad civil, la responsabilidad que nos corresponde haciéndolo disponible como lugar público en el que la población pueda asistir a pasear y comer, comprar y divertirse? ¿Ser un lugar vivo y seguro al que las personas y familias puedan asistir cuando quieran; que sea un lugar de encuentros y convivencias de jóvenes, adultos y familias con grandes espacios disponibles, que se paguen impuestos y se creen empleos en vez de cargárselos a la sociedad a través del gobierno que tiene un presupuesto limitado y que debe ser asignado a necesidades más urgentes? ¿Que sea carga o aporte? ¿Donar para ver si el gobierno lo hace y cuándo? ¿O actuar para que el proyecto opere de modo autosuficiente? Por cierto, el proyecto considera, desde 1987, que el lago de lluvias se filtre al subsuelo, además de un sistema de drenajes pluviales que recojan el agua excedente para conducirla a los mantos freáticos a través de los pozos de absorción.

Es absurdo que la precipitación pluvial sea cuatro veces mayor al consumo de agua de la ciudad y que gastemos miles y miles de millones de pesos en traer agua y miles y miles en sacarla de la cuenca. Por supuesto, dañamos los lugares de los que la traemos y dañamos también a la ciudad al extraer más agua de la que se recupera por filtración.

En fin, Miguel, espero en persona platicar y cambiar nuestros puntos de vista con más amplitud. Por lo pronto, te envío un afectuoso saludo.