Reducir los precios del software, opción para combatir la piratería
Gabriela Fonseca /III y última Ť Durante la conferencia de prensa --en la que se presentó el pasado primero de julio un estudio de Price Waterhouse sobre el impacto de la piratería-- Héctor Franco, gerente de la empresa consultora, explicó que como parte de la investigación se entrevistó a fabricantes de software, usuarios y especialistas en computación sobre las causas y posibles soluciones a la piratería.
Motivos del pirata
Entre las causas de la piratería, los encuestados señalaron que en América Latina la situación económica fomenta el copiado ilegal de programas y aplicaciones de cómputo, pero mencionaron también que falta concientizar a profesionales sobre este tema y, además, que empresas como Microsoft se beneficiaron durante años con la piratería.
Entre otros de los factores que propician esta actividad, se mencionó que las empresas desarrolladoras de software elaboran nuevas versiones con mucha frecuencia, y ello obliga a los usuarios a invertir demasiado en mantenerse actualizados sin incurrir en la piratería.
Como posibles soluciones al problema, los entrevistados por Price Waterhouse aludieron a la imposición de penas ejemplares a piratas, que los productores de software expliquen mejor los términos de sus licencias de productos empacados, o bien, vender el software preinstalado en las computadoras. Muchos de los cuestionados dijeron que la solución estriba en lograr mejores candados que impidan el copiado de los sistemas.
Sobre esta posibilidad, el director de Microsoft en México, Brian Watson, comentó que esa empresa no quisiera hacer un candado inviolable, si bien éste es posible. Aseguró que equipar el software con un dispositivo así sería poco conveniente para quienes sí compran software debidamente licenciado, ``y nos importa mucho el 20 por ciento que sí lo hace''.
Explicó que ya se cuenta con tecnología para lograr un candado perfecto, pero esto podría aumentar el precio del software y, sobre todo, complicaría más el uso del producto; las empresas tendrían muchas veces que actualizar sus equipos, recapacitar a su personal y dar a cada uno de sus trabajadores un número de código. Watson afirmó que la negativa de Microsoft a emplear esta opción es firme debido a tales complicaciones y costos.
No obstante, Watson aseguró que dentro de unos años es muy posible que se llegue a obtener un candado que sea al mismo tiempo seguro y conveniente para los usuarios legales.
Federico Lemaitre, director de una empresa consultora de Internet, quien por su trabajo se ha familiarizado con el problema de la piratería, aseguró en cambio que no hay manera de crear un candado inviolable y mencionó casos recientes en que los aficionados a penetrar redes y sistemas (los hackers), han logrado violar protecciones en los sistemas de la CIA o el FBI en Estados Unidos.
Lemaitre sostuvo que si bien a los usuarios comunes se les podría dificultar la copia de software, los piratas expertos en violar candados (conocidos como crackers) encontrarán, tarde o temprano, la manera de romperlos. Agregó que tratándose de Internet no hay manera de perseguir judicialmente a un hacker quien se roba programas u otros materiales de la red, violando el candado que supuestamente impide sustraerlos sin antes pagar con tarjeta de crédito, aunque ya existen leyes que regulan ese delito.
Lemaitre opinó que hay varios factores que las empresas productoras de software han omitido en el combate a la piratería. Uno de ellos es lo que él llama ``factor ego'', que entra en acción cuando los piratas rompen candados o penetran en redes ajenas sólo por el placer de ser ellos quienes lo lograron.
Acto de venganza
Otro factor que mencionó Lemaitre es que hay un sector entre los que trabajan con equipos de cómputo y lo desarrollan que ``odian a Microsoft'' y muchas veces incurren en la piratería como un acto de venganza. Señaló que en buena parte del medio de la computación se considera que Microsoft toleró e incluso fomentó durante muchos años la piratería, y que esto ayudó a la empresa a convertirse en líder. Con la piratería, explica Lemaitre, logró que sus productos se estandarizaran a pesar de que tienen una calidad inferior a otros en muchos aspectos.
Aseguró que, en comparación con otros productos, los de Microsoft tienen un sistema operativo un tanto endeble que facilita la piratería y que sería fácil para la empresa mejorar este aspecto de su software para evitar el copiado ilegal.
Lemaitre opinó que los argumentos de las empresas productoras para concientizar a compañías que utilizan software ilegal, como la posibilidad de contaminar sus sistemas con virus o no tener acceso al servicio de apoyo técnico telefónico, no valen para el pirata profesional u ocasional, pues cualquiera que trabaje con computadoras cuenta, desde hace varios años, con dispositivos para detectar y neutralizar virus.
Sostuvo que el apoyo técnico ofrecido por las productoras de software es muy elemental: ``Te dicen qué hacer si se te cae el café en el teclado'' y, por lo tanto, una persona que labora habitualmente con computadoras no tienen necesidad de recurrir a él.
Lemaitre señaló que la única manera en la que las empresas podrán combatir la piratería es rebajando más los precios de sus programas, y dijo que es difícil de creer que aun cuando se utiliza software en todos lados, éste aún sea tan caro. Explicó que un programa con un costo comercial de 7 mil pesos se puede conseguir pirata cuando mucho en mil o mil 500 pesos, y en ocasiones incluso gratis. Afirmó que si bien el producto pirata siempre será más barato, muchas personas estarían dispuestas a comprar el original si la diferencia con el ilegal no fuera tan grande.
Lemaitre sugirió que para solucionar el problema de la piratería lo primero sería acercarse a estudiantes de sistemas y computación, que en el futuro serán los que empleen el software, y no sólo concientizarlos sino también considerar su situación. Aseguró que muchos estudiantes o personas que trabajan en computación estarían dispuestos a comprar un programa sin caja, sin servicio de apoyo técnico ni otras cosas, y con tal de pagar precios verdaderamente accesibles, incluso comprarían ``los diskettes en una bolsita de plástico''.