La Jornada 7 de septiembre de 1997

Captura fortuita del Alfalfa; lo acusan de triple homicidio y venta de cocaína

Alberto Nájar Ť En un incidente de tránsito en Tlalnepantla fue detenido el jueves el cabecilla de una de las bandas de Tepito que se disputan el control de las drogas en la ciudad. Se trata de Israel Carmona Aceves, El Alfalfa, quien junto con dos de sus secuaces acribillaron a tres jóvenes que viajaban en un Jetta negro el pasado 14 de agosto, durante un aparente ajuste de cuentas por el tráfico de cocaína.

Antes del múltiple homicidio, El Alfalfa se encontraba a salto de mata, en parte porque participó en dos crímenes y también como parte de la guerra por el control de las drogas. A principios de este año, su lugarteniente, El Gigio, fue asesinado en Tepito, cuando visitaba a la banda del barrio.

De hecho, el triple homicidio --del cual se le acusa-- forma parte de esta venganza, pues Carmona encabezaba la venta de cocaína en la colonia Gabriel Hernández, considerado territorio enemigo por los tepiteños, pues aquéllos se surtían en la San Felipe de Jesús. El Alfalfa decidió vengarse del asesinato de su compañero con un rifle de asalto AK 47.

Tras su captura, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) de inmediato relacionó a Carmona Aceves y sus secuaces --César y Martín Bravo Mejía, El Chícharo y El Chilín, respectivamente-- con dos homicidios más.

El 21 de marzo pasado, los tres sujetos asesinaron a Erika Rodríguez Coronado en el interior de la estética Alex, ubicada en Norte 84 esquina Oriente 85, colonia La Malinche, en la delegación Gustavo A. Madero. La averiguación previa por estos hechos es la 15/2351/97-03-

Asimismo, se les relaciona con el asesinato de Alberto Alfredo Torres Urias, a quien acribillaron con un disparo de arma de fuego el 19 de mayo pasado en la esquina de Héroes y Marte, colonia Guerrero. En ambos casos el móvil del crimen fue el robo, actividad secundaria a la que se dedicaban.

La captura de El Alfalfa o El Mundito, como también se hacía llamar, no alteró el movimiento de drogas en Tepito ni en la colonia Gabriel Hernández, pues por su condición de prófugo de la justicia no podía dedicarse a la distribución.