La Jornada 7 de septiembre de 1997

``Tremendo riesgo'', exhibir originales en el museo de los códices: un experto

Patricia Vega Ť Como un ``franco retroceso'' y un ``gran error de trágicas consecuencias'' considera el doctor Joaquín Galarza al proyecto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de exhibir en el polémico Museo Nacional de los Códices, documentos originales y no ediciones fascimilares.

Explica el especialista: ``Es un riesgo tremendo; hasta el momento, contra la luz no hay nada que valga, ya no digo del sol, me refiero a cualquier fuente de luz artificial. Ese sigue siendo el principal enemigo de los códices. Por eso, en la mayoría de los museos del mundo los documentos originales permanecen resguardados en bóvedas especiales y lo que exhiben las vitrinas son reproducciones facsimilares que, gracias a los avances de la tecnología computacional, pasan por piezas auténticas que confunden incluso a los más avezados.

``Este el el caso del Códice Madrid --que junto con el Códice de Dresden y el Códice París, son los únicos tres documentos mayas prehispánicos que lograron sobrevivir a la destrucción--; lo que se exhibe en el Museo de América es una hermosa edición facsimilar extendida en una base transparente para que el público pueda apareciar su belleza por ambas caras. Otro ejemplo es la reproducción facsimilar de la Tira de la peregrinación, que actualmente se expone en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología''.

Joaquín Galarza es una autoridad internacional en materia de códices: doctor en Letras por la UNAM, en Etnología por la Universidad de París y, por el Estado Francés, en Letras y Ciencias Sociales de la Escuela de Altos Estudios de París; es consejero científico del Museo del Hombre de París, Sección América. Está vinculado al INAH por su labor docente en la ENAH y es investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Sin embargo, no fue consultado por el lNAH para la elaboración de un proyecto tan delicado como la creación del Museo Nacional de los Códices, que implica el traslado y la exhibición permanente en Oaxaca del acervo completo de la Sección de Testimonios Pictográficos de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia: ``Ante la posibiliad del rechazo, lo que menos se hace es consultar. Se decide primero y la consulta viene después''.

Tratamiento especial

Entrevistado un par de días antes de viajar a París, Joaquín Galarza fundamenta sus críticas: ``Me parece maravilloso que se quiera difundir masivamente la riqueza y el contenido de los códices, lo que me parece una barbaridad es que se pretendan exhibir los documentos originales, más aún cuando apenas hace cinco años se construyó en el Museo Nacional de Antropología una bóveda y hasta se tuvo que derribar un muro para meter un mueble con gavetas especiales que garantizan la conservación adecuada de los códices.

``Hace muchos años, cuando el Museo Nacional de Antropología estaba en la calle de Moneda, había un Salón de los Códices que exhibía los documentos originales, pero desde que el museo se trasladó a Reforma, los códices dejaron de ser expuestos y en la actualidad sólo pueden ser consultados por especialistas durante breves periodos --no más de 30 minutos-- siguiendo estrictas medidas de conservación y seguridad. Por eso me parece contradictorio que después de muchos años de lucha por fin se logran tener buenas condiciones para la preservación de los códices y ahora se los quieren llevar a otro lugar. Me parece, francamente un retroceso innecesario.

``Los códices son fuentes históricas de primera mano en las que las sociedades indígenas, por intermedio de escribas con la habilidad para pintar con gran maestría, dejaron constancia fiel de sus logros y avances culturales y científicos e informaron sobre una multitud de aspectos, como las creencias religiosas, los ritos y ceremonias, la historia, el sistema económico y la cronología, entre muchos otros aspectos.

``Y tengo la impresión de que los museógrafos a cargo del proyecto del Museo Nacional de los Códices tienen mucha experiencia en la exposición de cuadros que fueron hechos, precisamente, para ser exhibidos, con materiales resistentes a la luz, pero los códices son otra cosa, están hechos con materiales cuya frágilidad requiere de un tratamiento especial''.

Una pregunta flota en el aire: ¿quiénes son los especialistas en códices, consultados por el INAH que avalan la creeación del Museo Nacional de los Códices?

Indignación y rechazo

Al término del Seminario Permanente de Iconografía, celebrado en el ex Convento del Carmen, una veintena de investigadores de diversas disciplinas e instituciones expresaron su categórico rechazo al uso de documentos originales en el polémico Museo Nacional de los Códices: ``No nos oponemos al museo, que lo hagan, pero con facsimilares''.

Las voces de Beatriz Barba de Piña Chan, Noemí Castillo, Perla Valle, Luz María Mohar, María Teresa Sepúlveda, Celia Gutiérrez, Asunción García Sámper, Blanca Jiménez, Carmen Lechuga, Carlos García Mora, entre otros, reiteron su oposición a un proyecto que consideran ``coyuntural'' e ``irresponsable''. Han firmado cartas de protesta dirigidas a Teresa Franco y exigen aclaraciones sobre los criterios que fundamentaron la decisión de que Oaxaca se viera como depositrio nacional de los códices.

Si en un principio diversos investigadores ``hasta habían visto con buenos ojos'' la crea-ción del Museo Nacional de los Códices, su ``alarma'' ha ido creciendo conforme han ido recabando información a través de reuniones con las autoridades del INAH porque ``no existe ningún proyecto con sustento académico'' ni el ``diagnóstico científico que se requiere documento por documento --estamos hablando de 180 códices, 90 de los cuáles son originales con toda seguridad-- en relación con las condiciones del nuevo recinto para que cumpla con los requisitos de temperatura, humedad y luz adecuadas''. De hecho, se critica el desplante arquitectónico que por tener grandes ventanales y tragaluces hacen inapropiado, por su exceso de luz natural, el Ex Convento de Santo Domingo.

Por si fuera poco, las especialistas Perla Valle y Luz María Mohar, propuestas como investigadoras del proyecto se deslindan públicamente afirmando que ``jamás fueron consultadas al respecto y que, por lo tanto, desautorizan su inclusión como asesoras''. Las críticas fueron subiendo de tono y se exige que se investigue quiénes están detrás de la compañía Margen Rojo, que se dedica a la instalación de museos ya que, según la voz de los trabajadores del INAH, ``existe un conflicto ético y administrativo cuando una autoridad --particularmente Miguel Angel Fernández-- envía a hacer una obra a una compañía en la que tiene intereses económicos''.

Uno de los aspectos más preocupantes, a juicio de los críticos del proyecto, es que los especialistas en conservación del Instituto Paul Getty reconocieron en Oaxaca que ``no tienen experiencia en materia de códices. Con los mexicanos sería la primera vez que tuvieran la oportunidad de experimentar con ese tipo de materiales''.

Luz María Mohar explica que debido al alto costo que tiene hacer facsimilares, muchos investigadores han tenido que esperar hasta siete años para ver publicados sus estudios. Y propone: ``Si lo que se quiere es difundir los códices, ¿por qué no, en lugar de un museo que carece de consenso entre los especialistas, mejor se publican con facsimilares todas las investigaciones pendientes?

Polémico anteproyecto

La propuesta es crear un ``espacio museográfico que sea, al mismo tiempo, repositorio seguro de centenarios documentos escritos --bajo la responsabilidad de la Biblioteca Nacional del INAH--, lugar de consulta de estudiosos y generosa vitrina de objetos que durante siglos permanecieron ocultos''.

Así, a partir de las líneas temáticas expuestas, en tres cuartillas, por el titular de la Dirección de Investigaciones Históricas del INAH, Salvador Rueda Smithers, la compañía especializada en museografía Margen Rojo propone al Instituto Nacional de Antropología e Historia el siguiente orden temático de la ``exposición permanente en el Museo Nacional de los Códices'':

``Sala 1. Códices: ¿Qué son? (cuenta con una breve sección introductoria y el resto se dedica a una temática determinada [...] En esta sala se exhibirán varios de los Códices originales más importantes de México para dar una idea inmediata de la riqueza y alcances de este auténtico tesoro nacional); Sala 2. Códices: ¿Para qué?; Sala 3. Códices: ¿Dónde se hicieron?; Sala 4. Códices: ¿Cómo son? y Sala 5. Los códices hoy''. Se elimina del proyecto a la Sala 6 propuesto por Rueda Smithers, dedicada a las falsificaciones de códices, al descubrimiento de nuevos de estos documentos resguardados en los pueblos indígenas y a los derivados culturales en la actualidad: trabajos en papel amate y diseños en textiles indígenas modernos.

En el proyecto elaborado por la compañía Margen Rojo, además de la propuesta de guión museográfico, se incluyen sugerencias de diseño --gráfica, gama cromática, criterios tipográficos, formatos de gráfica, especificaciones de mamparas y señalización; mobiliario --vitrinas grandes, alargadas y chicas--; criterios de iluminación --con base en fibra óptica, como la usada en el Museo de Viena para exhibir de manera permanente dos códices prehispánicos oaxaqueños, y a luz ambiental--; y planos de distribución de áreas, en los que por cierto no está considerado ningún espacio para bóvedas especiales.

Aunque no se desarrolla el tema, en el proyecto se menciona que ``el uso de tecnología moderna en los sistemas de seguridad museográfica y un taller de restauración especializado en papel y textiles se suman a las ventajas de un inmueble firme y clima apropiado para el buen cuidado de los códices''.

Seguramente serán otras compañías o instituciones, como el Instituto Paul Getty, las que se encarguen de los proyectos específicos de conservación y de seguridad.