El funeral de Diana, singular por los matices del protocolo
Afp, Ansa, Ap, Dpa, Efe y Reuter, Londres, 6 de septiembre Ť Más de 2.5 millones de personas se congregaron en Londres para despedir a Diana Spencer, ex princesa de Gales, con lo que concluyó una semana de duelo del pueblo británico y recriminaciones a la prensa sensacionalista que siguió al accidente automovilístico, ocurrido en París, en el que murieron lady Di y su acompañante, el millonario egipcio Dodi al Fayed, el pasado sábado.
Ese día, Diana y Al Fayed murieron al chocar contra un muro bajo el parisino Puente del Alma cuando huían, a más de 160 kilómetros por hora, de paparazzi que perseguían en motocicletas el auto Mercedes Benz en el que viajaban.
Esto provocó un debate internacional en torno a la ética periodística, los métodos de los paparazzi y el derecho a la privacía de los personajes públicos.
Miles de personas pasaron la noche del viernes al sábado a lo largo de los 120 kilómetros de la ruta que siguió el féretro, que partió del palacio de Kensington, el domicilio de Diana desde que se divorció del príncipe Carlos, hasta la abadía de Westminster, recinto en el que tradicionalmente se llevan a cabo los sacramentos de la realeza y las coronaciones de los monarcas, y donde se celebraron las exequias.
``Te queremos'', grito de dolor
El cortejo partió del palacio de Kensington pasó junto a Kensington Gardens, uno de los parques más populares de Londres, por el que también cruzó el carruaje fúnebre. Atravesó el Arco de Wellington, que habitualmente está cerrado al tráfico, para seguir por una alameda que lleva al palacio de Buckingham, así como otras plazas de tradición, hasta llegar a la abadía.
Se calcula que millones de personas alrededor del mundo vieron por televisión los oficios funerales. Según la policía, el número de personas que se alineó a lo largo de la ruta que siguió el cortejo fúnebre ascendió a un millón, además de la multitud que se congregó afuera de la abadía, que según la cadena televisiva BBC fue de entre 2 millones y 2.5 millones de personas.
El príncipe Carlos, cuyo divorcio de Diana se materializó hace un año, su hijo mayor, William, segundo en la línea de sucesión al trono, y el príncipe Harry realizaron el final del recorrido hasta la abadía a pie, junto con el príncipe Felipe, padre de Carlos y esposo de la reina Isabel II.
Los príncipes eran seguidos por unos 500 representantes de asociaciones dedicadas a combatir el sida y a la prohibición de las minas antipersonales, dos de las causas que representó Diana en sus últimos años.
Observadores dijeron que la multitud reunida para ver el cortejo fúnebre se inclinaba al paso del féretro, que recorrió el último trecho en un carro con caballos. Al- gunas personas interrumpían el silencio que reinaba con gritos de ``te queremos Diana'', o lanzaban ramos de flores sobre el ataúd, cubierto de lirios blancos y envuelto con la bandera monárquica, que iba escoltado por guardias de honor.
Hace unos días el gobierno británico del primer ministro Tony Blair anunció que el funeral sería ``singular'' pues el protocolo tendría que trastocarse para rendir homenaje a Diana, quien ya no formaba, oficialmente, parte de la familia real, y aunque tendría algunas características de un funeral de Estado, no se le rendirían todos los homenajes reservados a los nobles.
El gobierno de Blair señaló que se trataría de satisfacer las exigencias de la familia de Diana, las del palacio de Buckingham y, al mismo tiempo, dar al pueblo británico la oportunidad de manifestar su dolor y su cariño hacia la ex princesa. Para controlar a los dolientes, Scotland Yard desplegó a más de 16 mil efectivos.
Observadores dijeron que aunque los hijos de Diana parecían acongojados, el príncipe William sonrió cuando un hombre que estaba entre la multitud se le acercó y le dijo unas palabras.
En la abadía, se interpretaron piezas clásicas escogidas por la familia Spencer, y el cantante pop Elton John interpretó su canción Candle in the wind (Una vela en el viento), escrita originalmente en memoria de Marilyn Monroe, y que recompuso para Diana después de su muerte. El cantante sustituyó el nombre de ``Norma Jean'' por las palabras ``Rosa de Inglaterra''.
El arzobispo de Canterbury, George Carey, encargado de oficiar la misa fúnebre, incluyó en su bendición a Al Fayed y al chofer que conducía el auto accidentado, Henri Paul, quien también murió en el accidente, del que sólo sobrevivió el guardaespaldas de Diana.
Recriminaciones del conde Spencer
Durante las exequias en la abadía de Westminster, el hermano de Diana, el conde Spencer, pronunció un elogio fúnebre en el que atacó a la prensa sensacionalista, e indirectamente a la casa real británica. Spencer aseguró que los medios de comunicación ``se ensañaron'' con Diana para destruirla y que es irónico que una joven que recibió el nombre de una diosa cazadora haya muerto víctima de una cacería.
En alusión a que la familia Windsor le retiró el título de ``alteza real'' a lady Di al divorciarse de Carlos, Spencer afirmó que su hermana ``no necesitaba de un título real para generar su particular magia''. Agregó que existe ``la tentación de canonizar su memoria, pero no hay necesidad de ello''.
El discurso del hermano de Diana fue seguido por atronadores aplausos de los presentes, y también por la multitud que escuchó sus palabras afuera del recinto.
Entre los personajes que ingresaron a la abadía se encontraba la primera dama estadunidense, Hillary Rodham Clinton, quien representó a su esposo en la ceremonia. Bill Clinton, desde su país, rindió homenaje a ``dos mujeres formidables'', recordando a la madre Teresa, fallecida el jueves.
También participaron en la ceremonia representantes de cien organizaciones caritativas asociadas a Diana, así como enviados de distintos gobiernos. Hace unos días, los medios advirtieron que no se esperaba la presencia de monarcas de otros países pues el protocolo no exigía su asistencia, dado que Di ya no era miembro de la realeza.
También estuvieron presentes el actor Tom Cruise y su esposa la actriz Nicole Kidman, el diseñador Valentino, el tenor Luciano Pavarotti y el cantante pop George Michael, a quien Diana admiraba.
Al término del funeral, el país entero guardó un minuto de silencio en memoria de Diana, durante el cual se paralizaron los medios de comunicación. Muchos comercios anunciaron previamente que hoy cerrarían sus puertas en señal de luto, y todos los eventos deportivos fueron cancelados por la misma razón.
Posteriormente, el féretro de la ex princesa fue trasladado a la mansión de la familia Spencer de Althorp Park, en Great Brington, a cien kilómetros de Londres, donde será enterrado mañana en una isla que se encuentra al centro de un lago ornamental, en lo que será una ceremonia familiar.
Sin embargo, la prensa sensacionalista europea siguió alimentándose del filón de Diana. Hoy se publicaron versiones, atribuidas a familiares de Al Fayed, según las cuales la ex princesa habría planeado casarse con el millonario en octubre, y aludieron un supuesto embarazo de lady Di.
Continúa investigación del accidente
Las autoridades francesas retrasaron el entierro de Paul a fin de practicarle nuevas pruebas para detectar alcohol en su sangre.
A principios de la semana, la policía francesa dictaminó que Paul estaba ebrio en el momento del accidente, pero la familia de Al Fayed, que había contratado al chofer, rechazó dichos resultados y exigió nuevos estudios. Los representantes legales de la familia Al Fayed insisten en que encausarán a los fotógrafos que perseguían el auto por el delito de ``homicidio involuntario''.
Las autoridades de París señalaron que hoy se repitieron los análisis al cadáver del chofer, pero no difundieron sus resultados. Los primeros dictámenes señalaron que el chofer tenía 1.75 gramos de alcohol por litro de sangre, tres veces más del límite legal en el país, que es de 0.5 gramos.
Tras el accidente, siete paparazzi fueron detenidos para investigar su posible responsabilidad en el accidente, y liberados tras conocerse las versiones de que Paul estaba ebrio. El pasado jueves otros tres fotógrafos se entregaron voluntariamente. El viernes hicieron lo mismo tres paparazzi.
Los seis fotógrafos permanecen bajo custodia y la investigación del accidente continúa. Fuentes judiciales francesas han señalado que aun en el caso en que se demuestre que los fotógrafos no provocaron la colisión, éstos podrían ser acusados del delito de ``no ayudar a personas en peligro''. Según testigos, los fotógrafos tomaron fotografías del auto accidentado en lugar de tratar de asistir a los heridos.
De su lado, la familia de Diana prohibió el ingreso a los funerales a agencias de fotografías Sygma, Gamma y Sipa, que contrataron a los fotógrafos que están implicados en las investigaciones del accidente.