Se tiene que hacer una revisión a fondo y seria de por qué, para quién y cómo hacer la investigación científica, y preparar a los investigadores jóvenes para que entiendan y analicen los fenómenos agrícolas, especialmente en el segundo de los casos mencionados, partiendo de la realidad de los productores, comprendiendo, con humildad científica, las razones que tienen para hacer las cosas como las hacen y tratando de fusionar la ciencia tradicional con la occidental para encontrar mejores alternativas a los problemas que enfrentan; siempre pensando que estas alternativas deben ser sustentables. Debemos entender por sustentable un conjunto de métodos y condiciones que nos permiten satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras. Existe un aspecto, fundamental desde mi punto de vista, en la calidad y continuidad de las aportaciones de la ciencia hacia los productores: la definición de prioridades y la asignación de recursos económicos.
La primera se ha hecho, especialmente en las instituciones gubernamentales, con la inclusión de algunos productores, pero no de todos o la mayoría. Pongamos como ejemplo el distrito de desarrolo rural 005 Fortín, en el centro del estado de Veracruz. Esta zona abarca altitudinalmente de los 100 hasta los 5 mil 700 metros; es decir, podemos encontrar selva alta, cañaverales, cafetales, bosque caducifolio, bosques de encinos y pinos, bosques de oyamel y cultivos de papa, cebada, avena y diferentes razas de maíz. Todo ello nos da una idea de la diversidad de ambientes y culturas de esta región.
Pues bien, cuando se definieron las ``prioridades'' de investigación para esta zona resultó sorprendente que sólo se hubiera invitado a participar a investigadores que han desarrollado actividades en zonas tropicales y a algunos representantes de productores de hule, caña, café y palma camedor. ¿Los demás no aceptaron la invitación o se les ignoró?; Las ``prioridades'' obtenidas así ¿son todas y las más importantes? ¿Por qué no hacer un esfuerzo mayor y entregar invitaciones a las zonas ejidales o a las demás organizaciones de una región? En el caso de los recursos económicos, éstos se tienen que conseguir actualmente concursando en casi todas las convocatorias (nacionales o internacionales que llegan a nuestras manos). Si bien la competencia puede ser un buen estímulo, también en muchos casos él/la investigador/a se encuentra en franca desventaja, especialmente en convocatorias internacionales. Creo que a cada institución de educación y/o de investigación debe entregársele un techo presupuestal suficiente que le permita llevar a cabo trabajos de investigación tanto a los científicos como a tesistas. El mecanismo de asignación de recursos puede ser por medio de presentaciones ante cuerpos colegiados que incluyan a científicos de alto nivel y productores de las zonas donde se llevarán a cabo los trabajos de investigación. De otra manera, me parece que desde afuera nos seguirán dictando, en muchos casos, qué y para quién investigar, y dejaremos fuera de los beneficios de la ciencia a la mayoría rural del país. Otro mecanismo de asignación de recursos, que funciona actualmente, es proporcionar el dinero a productores que se encuentran insertados en el mercado o tienen posibilidades de hacerlo, en detrimento de los más pobres. Los primeros, entonces, dictan la líneas que deben seguirse para hacer investigación. Este proceso es altamente excluyente y me parece que el proyecto que debe impulsarse es uno incluyente, que conduzca al crecimiento nacional, y que puede tomar una de tres formas: una empresa capitalista en gran escala, una granja familiar moderna y eficiente o unidades colectivas de propiedad y/o producción (3). Finalmente, deben recordarse dos cosas: 1) la problemática agrícola es tan compleja que la sola participación de agrónomos, veterinarios, forestales o biólogos no es suficiente para resolverla. Es necesaria la competencia de antropólogos, sociólogos, economistas, psicólogos, que formen equipos interdisciplinarios, con objetivos comunes. Si sólo limitamos el estudio de la agricultura a la técnica, condenaremos al fracaso a muchos programas que pretenden ayudar a los productores agrícolas mexicanos. 2) La inversión en ciencia nos dará independencia científica, tecnológica y económica. Si no, ¿por qué invierten Estados Unidos y Japón el 2.7 y 2.8 por ciento de su Producto Interno Bruto en este rubro, respectivamente?
1 Esteva G. 1994. ``El mito del desarrollo y la agricultura campesina''. En: T. Martínez; J. Trujillo y F. Bejarano (comp.). Agricultura campesina. Colegio de Postgraduados. Montecillo, Chapingo, México. p.p. 5-17
2 Hernández X., E. 1980. ``Agricultura tradicional y desarrollo''. En: Xolocotzia Tomo I. Revista de Geografía Agrícola. Universidad Autónoma de Chapingo. México. p.p. 419-422.
3. Shanin, T. 1976. aturaleza y lógica de la economía campesina. Anagrama. Barcelona, España.