La dirigencia estatal del PRI de Morelos inició un proceso de renovación interna que, de resultar exitoso, podría marcar la pauta para el cambio de la representación nacional del partido todavía en el gobierno.
Los cambios en el PRI morelense van en dos caminos. Por una parte se lanzó la convocatoria para renovar a todos sus comités seccionales y municipales, es decir, la llamada estructura territorial. Como complemento se integró un nuevo organismo, llamado Comisión Estatal para el Desarrollo Interno de Dirigentes de Partido, que se ocupará de nominar a quienes podrían integrar la próxima dirigencia, de manera que sean reconocidos militantes con respaldo de las bases y no impuestos por una decisión personal.
En esa entidad, como ocurrió posteriormente a nivel federal, la oposición arrancó importantes posiciones al tricolor, lo cual constituyó un anticipo del pluralismo que posteriormente se consolidó a nivel nacional.
Desde esas elecciones realizadas en marzo anterior se empezó a hablar del cambio del dirigente estatal priísta, el ex diputado Juan Salgado Brito, pero la cercanía de los comicios federales desaconsejaba el relevo. Aunque en las votaciones del 6 de julio el PRI tuvo una relativa recuperación, siguieron las presiones y los rumores acerca del cambio de comité ejecutivo estatal, tal como sucede con el presidente nacional del partido, Humberto Roque Villanueva.
Ni desaparece, ni cambia de color
Para amplios sectores de priístas es indispensable que los próximos líderes sean gente de probada militancia y no ``arribistas, tránsfugas e infiltrados que, so pretexto de modernizar al partido con las modalidades de la globalización del comercio y de la economía, han tratado de implantar una contradictoria, excluyente y, por tanto, discutible doctrina llamada Liberalismo Social, que tanto ha lacerado a nuestro pueblo en sus ingresos, su educación y su salud''.
Esa demanda aparece en un documento que circuló de manera restringida los últimos días y que ayer fue cabeza principal de un diario capitalino. Lo firman, de manera destacada, los ex gobernadores de Yucatán, Víctor Manzanilla Schaffer, y de Michoacán, Agustín Arriaga Rivera, el historiador del partido y ex subsecretario de Reforma Agraria, Miguel Osorio Marbán, y otros priístas de larga trayectoria como Aurora Arrayales Sandoval, Pastor Murguía González, Antonio Mena Brito y Augusto Ponce Coronado.
Ellos también se oponen decididamente a la mera posibilidad de pensar en el cambio de nombre de su partido.
``Combatiremos a los que intentan disfrazar la desaparición del Partido Revolucionario Institucional, cambiándole el nombre, el emblema y los colores, y ajustando los principios que le dieron origen a sus particulares intereses y a un dudoso futurismo político y electoral'', se dice en el texto firmado por quienes aseguran interpretar el sentir de ``cientos de miles'' de correligionarios.
Por otra parte, también se escuchan voces de quienes consideran conveniente una ``refundación'' del tricolor. Es decir, cambiar su nombre y colores.
Esto se decidirá en los días por venir. No se trata de una elección más de comité ejecutivo nacional, sino del futuro mismo del partido que ha gobernado México durante casi 7 decenios.