La Jornada 8 de septiembre de 1997

Se triplicó en el DF el consumo de cocaína

Miriam Posada García Ť El consumo de cocaína y depresores en la capital del país aumentó 334 y 23 por ciento, respectivamente, mientras que la preferencia por la mariguana disminuyó, sobre todo entre adictos de18 a 25 años de edad, de acuerdo con un análisis de la presidencia de la Comisión de Seguridad Pública de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (ARDF).

El documento, elaborado con base en resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA), señala que entre 1990 y 1995 la utilización de mariguana en la ciudad de México bajó 0.60 por ciento, de los inhalables 22.55 y de la heroína 7 por ciento.

En cambio, el creciente tráfico de cocaína a nivel internacional provocó que sólo en la ciudad de México el consumo se incrementara 334 por ciento, al igual que el uso de depresores, cuyo empleo creció 23 por ciento.

Hasta 1993 el principal estupefaciente usado en el Distrito Federal era la mariguana, cuyo consumo alcanzaba 3.3 por ciento; la cocaína y los inhalables tenían el 0.5 por ciento y la droga menos atractiva era la heroína, con 0.1 por ciento.

Esta situación coloca a la capital del país entre una de las tasas más elevadas de consumo respecto al promedio nacional, ya que el DF registra 1.91 por ciento de adictos; en Jalisco se acumula 1.36, en Sonora 1.57 y en Sinaloa el 1.41 por ciento sólo de cocaína.

Aunque cabe aclarar que los mayores consumidores de cualquier tipo de droga son los habitantes de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Aguascalientes, Colima, Jalisco, Nayarit y Zacatecas.

El estudio --que en breve se hará público-- elaborado por Pedro Peñaloza, presidente de esa comisión, precisa que de acuerdo con datos del Centro de Integración Juvenil, en la delegación Tlalpan 78.3 por ciento de los adictos prefieren la mariguana, en Alvaro Obregón 64.5 gusta de los inhalables y en Venustiano Carranza 55.5 por ciento se inclina por la cocaína.

Mientras que en el oriente de la delegación Gustavo A. Madero y el centro de Iztapalapa, 27.3 por ciento consumen depresores; también en el centro de Iztapalapa, 3.3 por ciento de los adictos prefieren la heroína y en la delegación Benito Juárez 1.5 por ciento adquiere metanfetaminas.

En este sentido, Peñaloza resalta que México es uno de los casos más ilustrativos de cómo el narcotráfico ``ha corrompido a mandos policiacos, militares, gobernadores y presumiblemente en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, a la misma Presidencia''.

La variedad

El mercado de las drogas en la ciudad de México y las principales entidades del país es cada vez más amplio, ya que también con mayor facilidad se pueden adquirir dosis diversas de mariguana, hashish, LSD, cocaína, crack, metanfetaminas, anfetaminas, opio y heroína, entre las más cotizadas.

El trabajo elaborado por la presidencia de la Comisión de Seguridad de la ARDF destaca que los narcotraficantes invierten cantidades mínimas para obtener grandes ganancias. En el caso de la cocaína, el costo de producción representa sólo 10 por ciento de los ingresos. ``Tan sólo hace 10 años la cantidad de hoja de coca para producir un kilogramo de cocaína costaba entre 500 y 700 dólares, al ser transformada en pasta de coca su precio oscilaba entre 500 y mil dólares, cuando se convertía en base de cocaína el precio subía hasta los 2 mil dólares''.

Pero cuando el producto se procesaba para convertirlo en clorhidrato de cocaína, el kilogramo ``se cotizaba entre 3 mil y 6 mil dólares, el precio de mayoreo en Estados Unidos era de 14 mil a 21 mil y al menudeo estaba entre 16 mil y 240 mil dólares, lo que representa una ganancia de 400 por ciento sobre la inversión real''.

Las rutas de acceso

Peñaloza destaca que cada tipo de droga tiene distinta ruta de entrada al país. En el caso de la cocaína proveniente de Colombia pueden ser tres, la primera pasa por Centroamérica para ser distribuida en Nayarit, Jalisco, Durango, Zacatecas, Sinaloa, Chihuahua y Sonora.

La segunda es la de la costa del Pacífico, que entra vía aérea hasta los litorales de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, donde los paquetes son arrojados y posteriormente recuperados. Aunque, también por esta ruta la droga llega directamente a California. La tercera puerta de entrada es el Caribe y el Golfo de México, en donde después de llegar a Guatemala o Belice procedente de Colombia por mar o aire, empieza su distribución desde Yucatán, Veracruz, Tamaulipas y Chiapas. Sin embargo, enfatiza Peñaloza, a pesar de conocerse la ruta de acceso y distribución no sólo de la cocaína sino de otras drogas, los decomisos son insignificantes y en cambio el lavado de dinero va en aumento.