Dará el INAH la batalla legal por Cuicuilco, afirma su directora
Blanche Petrich Ť En la víspera del encuentro indígena en el antiguo territorio cuicuilca, donde confluirán con toda su carga de contradicciones las grúas de Carlos Slim y los representantes zapatistas, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se apresura a definir su rechazo y oposición al aparentemente imparable proyecto de urbanización del Grupo Carso para Cuicuilco.
Su directora, Teresa Franco, lo expresa a La Jornada. ``Hacemos un exhorto: que se repiense el proyecto, que se detenga. Creemos que el grupo de desarrolladores tienen talento para revalorarlo y redimensionarlo''.
La junta de vecinos de Tlalpan, el grupo Sobre mi cadáver y otros grupos civiles que se organizaron para impedir las obras han criticado la reacción tardía y la ``tibieza'' del instituto. Teresa Franco asegura que pese al vacío jurídico que no permite al INAH tomar acciones definitorias para revertir el megaproyecto, ``ya fueron puestos en juego todos los recursos legales de que disponemos'', ante el DDF --que fue el que concedió el cambio del uso del suelo en 1994-- como ante la Asamblea de Representantes.
``Estamos en posición de debilidad. No existe una declaratoria del Ejecutivo que establezca que toda el área es zona arqueológica, hay lagunas jurídicas porque la ley no es expresa en cuanto a la afectación visual de determinada obra y además en la concesión del uso del suelo se dejó fuera del convenio la definición de Loreto y Peña Pobre como ZEDEC (zona especial de desarrollo controlado)''.
La construcción, herida profunda
--¿Son irreversibles las obras?
--Todavía creo en la buena disposición de los desarrolladores que en otras ocasiones han demostrado tener sensibilidad. Nos han escuchado. El que haya habido constantes visitas abiertas a la zona ha sido con el objeto de que las opiniones que se viertan tengan un conocimiento muy claro. Eso ha sido positivo. Pienso que lo que el grupo constructor no ha logrado escuchar a fondo son las voces de la gente. No ha comprendido que para un amplio sector de la población esa es parte de su herencia histórica y esta construcción les representa una herida profunda.
El diagnóstico del INAH, que apenas en 1996 acometía importantes labores de salvamento y descubrimientos de vestigios arqueológicos muy cerca de donde ahora se pretende levantar una torre de 25 pisos para oficinas, es que si bien en la zona del centro comercial como en el de la torre no se afectarán vestigios prehispánicos físicos, sí hay un daño visual de gran impacto. ``La obra daña el sitio y la zona y vulnera las visuales desde la pirámide circular''.
Explica Franco que en este diagnóstico coinciden los consejos especializados. ``Nadie pone en cuestión la calidad de la arquitectura que se piensa realizar, sino la relación que guarda con la zona, el sitio y la pirámide, lo que masivamente se está expresando como un agravio público''.
A pesar de ser funcionaria federal, el que su institución vaya a ser de alguna manera anfitriona del Congreso Nacional Indígena (CNI) con los mil 111 zapatistas y algunos más la llena de entusiasmo.
``El hecho mismo de que se realice ahí el Congreso Nacional Indígena refleja la importancia que tiene Cuicuilco para muchísimos mexicanos. Cuicuilco nos obliga a las instituciones y a los ciudadanos a revisar los errores cometidos en detrimento del patrimonio cultural de México.
``Cuando se señala la destrucción que en muchos casos hay de monumentos o zonas de gran valor hacemos una autocrítica que involucra a las instituciones, a los ciudadanos y a la iniciativa privada.''
Y expresa su esperanza de que el CNI incluya aborde la discusión de la defensa de los valores culturales. ``Y no sólo eso sino que se empiecen a elaborar y revisar las adiciones para la futura normatividad de la ley de desarrollo urbano en materia de preservación del patrimonio.
``Las voces de la ciudadanía tienen que ser escuchadas.''
Salvar lo que resta
Teresa Franco empieza por hablar de los errores institucionales, talones de Aquiles del gran Cuicuilco, el más importante y extenso asentamiento urbano que tuvo el Valle de México en su pasado prehispánico, levantado en torno a un lecho de agua.
``Hay que decirlo con todas sus letras. El mayor y más grande asentamiento prehispánico del Valle de México ha sido tratado con muy poco respeto. Hay que salvar lo que todavía resta. Quizá no tenga un lugar tan importante en el imaginario colectivo del pueblo pero es un referente histórico para la ciudad, punto de referencia en los libros de texto, sitio de visitas escolares. Si está un poco olvidado es por la falta de planeación urbana y cambios en el uso de suelo.''
Para empezar con el rosario de errores, Franco recuerda cómo la ciudad empezó a crecer hacia el sur y avasallar la zona sin que las autoridades hubieran medido y determinado con exactitud la extensión de la zona de Cuicuilco. ``Hoy sabemos que el sitio arquelógico excede la zona que tenemos delimitada en una poligonal, pero no tiene límites precisos.
``A ciegas se levantaron grandes símbolos del desarrollo: la Villa Olímpica, el Periférico, Insurgentes, incluso la Escuela Nacional de Antropología e Historia (pecado de administraciones pasadas del INAH, responsable de la preservación del patrimonio) y la torre Elektra''.
A propósito del edificio de la ENAH, éste se ha convertido en un importante argumento del Grupo Carso para la defensa de su proyecto. Sostienen que es más lesivo a la zona arquelógica pues está a 200 metros de la pirámide circular y la torre planificada estará más distante, a 300 metros.
Teresa Franco admite que fue un error su construcción en el lugar. Pero añade: ``Es ridículo comparar el impacto de una edificación de dos pisos construida por el CAPFCE, concebido como un edificio escolar modesto, con un rascacielos de 25 pisos''. Rebate una acusación de que la ENAH planea una ampliación: ``Lo que se va a hacer es ampliar la biblioteca, algo indispensable para aumentar el acervo bibliográfico para los estudiantes. No vamos a elevar ni un milímetro la construcción''. Finalmente señala que en cualquier caso la construcción de la ENAH no pudo haber afectado ningún vestigio antiguo pues se levantó en su totalidad sobre la lava que hace una capa protectora.
``Si ahorita tuviera oportunidad de contar con otro predio y construir ahí para mudar la ENAH a otro sitio no lo pensaría ni un segundo. Nos iríamos''.
Errores más recientes engendraron directamente el problema de hoy.
Recuerda que si el convenio de 1987 se hubiera cumplido a cabalidad ``no estaríamos discutiendo la construcción de una torre de 25 pisos''.
Sobrevino después el cambio de uso de suelo del 20 de noviembre de 1994 a favor de Slim, sin que la delegación correspondiente informara al INAH.
``Yo me enteré por Proceso,'' asegura la funcionaria. Y señala que sí estuvieron presentes y aceptaron las lesivas condiciones el DDF y la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología.
Franco reclama que en la ley de desarrollo urbano existen atribuciones para que el INAH fuera consultado. ``El INAH debe tener una palabra clara en los usos del suelo. Si no siempre estaremos atrasados en una política de conservación. Y eso vale para todas las ciudades donde haya patrimonio que proteger.
Por esa irregularidad, la institución presentó recursos de inconformidad ante el DDF y la ARDF.
El diagnóstico del daño
Franco explica que el INAH hizo un análisis extenso de los criterios y procedimientos académicos, técnicos y jurídicos del Grupo Carso en Cuicuilco.
Las instalaciones fabriles de la papelera Loreto y Peña Pobre están siendo adaptadas para albergar ahí el centro comercial. Son instalaciones del siglo XX y algunos vestigios del XIX. Se adaptaron y renivelaron esos espacios y a juicio de la Coordinación de Monumentos Históricos es suficientemente respetuosa.
El INAH concluye que es un proyecto agresivo para la zona arqueológica. ``Tenemos que decirlo con todas las letras. Y si bien la ley no es clara en cuanto a lo que debe y no debe hacerse en el caso de la afectación de visuales, no tenemos otro recurso que el exhorto. El que haya errores en el pasado no justifica que se cometan otros''.
De esta experiencia, concluye la directora del INAH, se ha hecho ``una reflexión interna muy profunda''. Así, es necesario que la institución se replantee la necesidad de una nueva ley federal sobre zonas y monumenos históricos. ``Tenemos que incorporar medidas para incidir en estos procesos de planeación urbana. Debemos revisar conceptos como el de sitio arqueológico o zona arqueológica. Necesitamos participar en el tratamiento de los usos del suelo y contar con nuevos instrumentos jurídicos''.
``Cuicuilco ha puesto el dedo en la llaga que nos refrenda la necesidad de ampliar el programa nacional de predios arqueológicos''. Y ello, quizá, gracias a los cuicuilcas y la sociedad civil.