La Jornada 11 de septiembre de 1997

Seguirán redadas: Espinosa; probable venganza de narcos: PGJDF

Víctor Ballinas Ť El regente Oscar Espinosa Villarreal condenó ayer el asesinato de los tres jóvenes que fueron encontrados en Tláhuac el martes, y luego de manifestar su indignación por ese hecho agregó que los operativos policiacos continuarán realizandose en la ciudad, ``pues no se pueden relacionar los crímenes con las acciones policiacas hasta que no concluyan las investigaciones''.

``Ya instruí'', dijo Espinosa, a las instancias correspondientes: al secretario de Seguridad Pública (SSP), general Enrique Salgado Cordero, y al procurador general de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), Lorenzo Thomas, a realizar las investigaciones pertinentes, hasta dónde tengan que llegar, independientemente de quien resulte involucrado''.


En la colonia Buenos Aires, calle Doctor Andrade,
llevan flores para el sepelio de los jóvenes ejecutados.
Foto: Duilio Rodríguez

Al comentar los asesinatos de los tres jóvenes desaparecidos de la colonia Buenos Aires, luego de un aparatoso dispositivo de los cuerpos policiacos capitalinos, y que la tarde del martes fueron encontrados con huellas de ejecución, el regente Espinosa Villarreal dijo que exigirá y vigilará que se aplique la ley con todo rigor para castigar a los responsables, independientemente de quien resulte involucrado.

Por la mañana, la oficina de prensa distribuyó en un breve comunicado la posición del regente en relación con los jóvenes ejecutados. En ese mensaje, Espinosa destaca su compromiso con la plena vigencia del estado de derecho en la ciudad de México, y se señala que instruyó al secretario de Seguridad Pública para que coadyuve con las autoridades judiciales en la investigación.

Se apunta que Espinosa Villarreal ``mantiene estrecho contacto con el procurador para dar seguimiento de las investigaciones, y le brinda todo el apoyo para que se realicen las diligencias necesarias hasta llegar al esclarecimiento del caso''.

Posteriormente, en la Alberca Olímpica Oscar Espinosa Villarreal informó que instruyó al procurador capitalino para mantener informada a la población, y aseveró que los operativos de seguridad continuarán, pues ``no se puede suponer que éstos estén relacionados con los asesinatos; no se pueden señalar responsables hasta que las investigaciones concluyan''.


Alberto Nájar Ť La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) afirmó ayer que la ejecución de tres jóvenes en Tláhuac podría ser un ajuste de cuentas entre bandas de narcotraficantes, pues los ahora occisos estaban relacionados con la venta de enervantes. Sin embargo, ninguna línea de investigación está descartada, incluida la participación de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública.

Dos de los acribillados, Daniel Colín y Oscar Iván Mora, tenían antecedentes penales por delitos contra la salud y robo, mientras que familiares del menor Juan Carlos Romero Peralta acumulan siete averiguaciones previas por homicidio, lesiones, portación de arma prohibida y asalto, además que según fuentes de la PGJDF distribuyen cocaína en la colonia.

Mientras tanto, el director de la Policía Judicial del DF, Luis Roberto Gutiérrez Flores, se retractó de sus declaraciones en el sentido de que uno de los jóvenes reportados como desaparecidos, Román Morales Acevedo, se había presentado a rendir declaración ante la agencia 50 del Ministerio Público.

La realidad es que, hasta anoche, se desconocía su paradero al igual que el de Carlos López Jiménez, ambos detenidos durante la balacera del lunes pasado. Decenas de vecinos de las colonias Buenos Aires y Doctores se concentraron anoche en las afueras de la PGJDF en Fray Servando 32, para exigir su presentación ``vivos, como se los llevaron''; en esta protesta recibieron el apoyo de diez diputados locales electos del PRD.

El procurador capitalino, Lorenzo Thomas, y sus colaboradores ofrecieron ayer una conferencia de prensa para informar los avances de la investigación. De entrada, el director de Homicidios, Jorge Peña Sandoval, informó que la principal línea de investigación se refiere a un eventual ajuste de cuentas por el tráfico de drogas.

Indicó que, por ejemplo, Daniel Colín estaba sujeto a investigación por cometer delitos contra la salud, además de que anteriormente fue consignado por robo de accesorios. Otro de los ejecutados, Oscar Iván Mora Licea, estuvo detenido por tráfico de enervantes e incluso existe una averiguación previa en la PGR.

Antes de la conferencia, fuentes de la PGJDF informaron que dos de los tíos del menor Romero Peralta, Miguel Angel y Rogelio Romero Argüelles, acumulan siete averiguaciones previas en su contra por homicidio, robo, portación de arma prohibida y lesiones, además que, al parecer, venden cocaína al menudeo.

La droga la adquieren en las calles de Jesús Carranza y República de Costa Rica, en Tepito, así como en Callejón de Tenochtitlán 2, interior 9 en la Morelos; sus contactos son Valeria Villagrán y un individuo identificado como Carlos. El padre del asesinado, Jesús Romero Argüelles, negó las acusaciones.

Pese a los antecedentes, el director de Homicidios afirmó que las investigaciones incluyen la participación que pudieran tener elementos del grupo Jaguares, que seis de ellos rindieron ya su declaración y en caso de que les resulte alguna responsabilidad serán sancionados. ``No se oculta nada y no vamos a proteger a nadie'', comentó enfático.

Hasta ayer, dijo, no se había establecido claramente si los jaguares detuvieron a los ejecutados, pues ``las versiones son contradictorias y los testigos quieren cambiar la verdad histórica de los hechos''. Entre las investigaciones se incluye la posibilidad de que los integrantes de bandas rivales ``hubieran aprovechado la coyuntura para ejecutarlos''.

De hecho, además de la oficial, existe una versión más: que un grupo de jaguares perseguía a los ahora occisos y al llegar a la esquina de Doctor Andrade y Barajas se enfrentaron a balazos con vecinos. Incluso a Guillermo Faustino Ramírez, quien murió el lunes a bordo de su vehículo, le resultó positiva la prueba de absorción atómica, es decir, disparó un arma durante los hechos.