La Jornada 22 de septiembre de 1997

Empleo temporal, salida para reducir la migración ilegal: estudio México-EU

Jesús Aranda Ť Los gobiernos de México y Estados Unidos deberían establecer un programa bilateral de trabajadores temporales, como estrategia de largo plazo para reducir la migración ilegal al vecino país del norte, considera el estudio binacional México-Estados Unidos sobre migración, financiado y elaborado por funcionarios de las dos naciones.

El informe precisa que, si bien, los dos gobiernos tienen puntos de vista que difieren en cuanto a la capacidad de un plan temporal para solucionar la migración ilegal, ``Estados Unidos y México deberían estudiar esta idea con mucha atención, con el fin de desvanecer los mitos sobre lo que entrañaría la puesta en marcha de un nuevo programa de trabajadores temporales''.

Indica el texto que ``todavía no existe evidencia convincente de que las medidas de control de la frontera y del interior de Estados Unidos hayan disminuido la migración mexicana ilegal'', y existen elementos que deben analizarse antes de llegar a implantar un programa temporal de trabajadores mexicanos en Estados Unidos.

Al respecto, el documento advierte, por ejemplo, que la apertura de un cauce legal para los migrantes temporales de México podría aumentar el número de trabajadores no autorizados, en vez de sustituirlos, lo que deprimiría más las condiciones laborales de los mexicanos ya autorizados a laborar.

Asimismo, indica que hay quien argumenta que un programa ``temporal'' de trabajadores no inmigrantes no respondería a las expectativas, pero además, traería un aumento de residentes permanentes.

Se apunta que al interior de la parte oficial mexicana que participa en la Comisión Binacional sobre Migración se han generado ``propuestas ocasionales'' para que Estados Unidos establezca con México un programa de trabajadores huéspedes para la admisión de trabajadores poco calificados.

Argumentan que se debe dar un tratamiento más equilibrado de todos los factores, es decir, tanto el trabajo como el capital, así como la incapacidad de México para controlar la migración.

El estudio añade que dichas propuestas han sido formuladas también ``por algunos grupos en Estados Unidos'', dada la incapacidad de este país para ``sellar'' la frontera y la necesidad de garantizar el abasto de mano de obra de algunos empleadores.

Por otra parte, el análisis revela que en Estados Unidos los dueños de empresas e inversionistas, así como los consumidores ``claramente se benefician'' de la migración. Aunque esto tiene un costo para ciertas categorías de trabajadores, particularmente para los migrantes ya residentes cuyos salarios han bajado con la competencia, mientras que los efectos son ``relativamente pequeños'' para los empleados nativos.

Se añade que en ciertas localidades y estados los gobiernos pagan más en servicios a las unidades familiares mexicanas de lo que reciben en impuestos, lo que se explica en que sus ingresos bajos se traducen en impuestos más bajos que los de otras. ``Estos costos no se derivan de un uso desproporcionado de los programas de asistencia social, sino principalmente en gastos en educación, mismos que pueden ser vistos como una inversión''.

Ciertas industrias, ocupaciones y zonas de Estados Unidos, se indica, dependen más que otras de los trabajadores mexicanos, así como las regiones, estados y comunidades mexicanas difieren de su grado de dependencia del mercado de trabajo de EU.

Por ello, se insiste, Estados Unidos deberían implementar una estrategia a largo plazo para reducir la migración no autorizada y considerar políticas que faciliten la entrada autorizada a aquellos que reúnen las condiciones para tener visados de no inmigrante y de inmigrantes, además de preocuparse porque se dé un cumplimiento ``más cabal'' de las normas laborales para asegurarse que los trabajadores reciban salarios íntegros y trabajen en condiciones humanas.

Para dar una idea de la importancia que tienen las remesas que envían los connacionales de Estados Unidos hacia México, el documento indica que éstas sumaron entre 2 mil 500 y 3 mil 900 millones de dólares en 1995, equivalentes a 57 por ciento de las divisas disponibles en México a través de la inversión directa, y 5 por ciento del ingreso total por concepto de exportación.

Esto, sin contar que la mayor parte de las ganancias de los migrantes no se agrega directamente a la economía mexicana, sino que es gastada en Estados Unidos.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte suscrito en 1993 no contuvo políticas migratorias importantes; sin embargo, creó nuevos mecanismos institucionales que facilitan los contactos políticos y económicos y dan un nuevo aliento a los grupos consultivos. Ahora, con la política de abrir las fronteras al comercio y la inversión, ``más no a la gente'', el potencial de tensiones bilaterales sigue existiendo...