La Jornada 23 de septiembre de 1997

En tres meses obtuvo su libertad la <>Emperatriz Menchú, poderosa traficante

Karina Avilés, enviada, San Marcos, Guat. Ť Lucinda Ramona Bautista Orozco nació en Sacatepequez, Guatemala. De 39 años de edad, soltera y sin instrucción escolar, es una de las traficantes de niños de mayor peso en la frontera entre México y este país.

Lucinda Ramona Bautista Orozco guardaba en una de las gavetas del ropero de su casa documentos como los siguientes:

17 certificaciones de nacimiento, 8 avisos de nacimiento, dos informes de nacimiento, cuatro fotocopias de tarjetas de control de peso y crecimiento de niños, ocho tarjetas de identificación de egreso de recién nacidos expedidas en el Hospital Nacional de Coatepeque, cuatro tarjetas de citas de hospital y una tarjeta de vacunación.

En otro cajón del mismo ropero tenía 24 fotografías a colores tamaño postal de mujeres embarazadas y ``de quienes se cree que sus hijos fueron robados'', 15 fotografías tamaño cédula de señoras que ``posiblemente vendieron a sus niños'', un sello fechador de metal y dos cartas dirigidas a las señoras Lucinda y Amalia --en una de éstas se especifica: ``emperatriz Menchú restan mil quetzales''.

Arriba de aquel ropero de madera, Lucinda ocultaba un pasaporte hondureño a nombre de Angela Castellanos Vigil, una tarjeta de identidad de la República de Honduras a nombre de Miriam Valecello Castro, una boleta del Registro Civil de los Estados Unidos Mexicanos con número 187872 a nombre de Rogelio Velázquez Morales y nueve cédulas de vecindad.

En su casa mantenía internadas a las hondureñas Mayra Yaneth Núñez Vacas, de 24 años, y María Norma Ramírez Amaya, de 26, así como a las guatemaltecas Sandra Elizabeth de León Camarra, de 23; Ericka Mirtala Rodríguez Miranga, de 23, y Virgilia Jerónima González Orozco, de 34. Luis Valentín Barrios Herméndez, de 25, también vivía en el lugar. Se cree que las mujeres antes mencionas rentaban sus vientres para la compra-venta de niños.

A causa de los documentos encontrados en su casa, Lucinda fue encarcelada por el delito de sustracción de menores. El 10 de abril de 1997 ingresó a la Prisión de Mujeres de San Marcos, Guatemala; tres meses después, salió libre.