La Jornada 23 de septiembre de 1997

Quintero Arce: no por un donativo se va a señalar a toda la institución

Salvador Guerrero Chiprés Ť Sí, ``puede ser'' que algún párroco haya recibido algún donativo de narcotraficantes, pero ``por un hecho aislado no se va a señalar a toda la Iglesia'', sostuvo el arzobispo emérito de Hermosillo, Carlos Quintero Arce.

A esta afirmación, expresada en una entrevista radiofónica, se agregó un comunicado de la diócesis de Tabasco en el cual el obispo Florencio Olvera destacó que los donativos fueron recibidos hasta por el fundador del cristianismo. La Iglesia, afirmó, sería la primera en condenar cualquier intento de aportación por parte del narcotráfico.

De hecho, en materia de narcotráfico, la Iglesia es capaz de enfrentarse públicamente a la ``cultura de la muerte'' mientras recibe, a petición de parte, a algunos de sus representantes en privado con la aspiración de ``llegar hasta las puertas del infierno por salvar un alma'', como lo expresó el nuncio Justo Mullor, pero no de recibir de ellos, aseguran otros prelados, ``ni un quinto'', según la expresión del arzobispo Norberto Rivera Carrera.

El canónigo Raúl Soto Vázquez reavivó una discusión que puede rastrearse, al menos desde hace 20 años, al afirmar que ``no puedo dar a conocer todo lo que por confesiones y expedientes ha pasado por mis manos, pero puedo decir que incluso esos monstruos pueden hacer cosas buenas'', entre ellas donativos a comunidades y sus parroquias.

Asimismo, el arzobispo de Hermosillo, Ulises Macías Salcedo, anteriormente gobernador espiritual de la fronteriza diócesis de Mexicali, reconoció el domingo pasado que ha tenido oportunidad de rechazar cuantiosos ofrecimientos que, como limosna, le ofrecieron narcotraficantes.

La jerarquía católica mexicana cumple este año dos décadas de que en un primer documento sobre el tema advertía de la creciente presencia del tráfico de drogas.

En 1977 preveía, en el texto ``Nuestro compromiso cristiano con los indígenas y campesinos de la región Pacífico sur'', desde el centro de la primera gran ruta del narcotráfico, que en el creciente cultivo y tráfico de mariguana y amapola estaba el germen de una situación inmanejable.

Obispos y canónigos admiten que, como ocurre con empresas, bancos y partidos políticos en el mundo, no existe posibilidad práctica de garantizar la absoluta higiene financiera en la procedencia de donativos.

El canónigo Soto Vázquez llamó la atención sobre la presencia del narcotráfico ``en obras buenas'' como las que habitantes de sus poblaciones de origen reconocen o como las contribuciones ``de notables presos'' canalizadas a damnificados de los sismos de 1985.

La situación de los ``pecadores'', sostiene, no debe anular su posibilidad de contribuir ``al bien''. Ante los reporteros afirma: ``lo que importa es la intención... no es lo que come el hombre lo que hace daño, sino lo que sale del corazón''.

El 17 de julio, después de presentar sus cartas credenciales ante el Presidente de la República, el nuncio Justo Mullor afirmó en Los Pinos que ``con más razón'' quienes obtuvieron su riqueza de manera ilegítima están obligados a colaborar en la búsqueda del bienestar social.

El tono del canónigo Soto Vázquez en Desde la Fe, publicado como encarte en La Prensa, este domingo, envía este mensaje: ``El Estado mexicano se ha caracterizado por jamás respetar la idiosincrasia de México''. Critica ``los eternos grupúsculos que viven y medran del presupuesto, carentes de toda ética e inmersos en la corrupción y que detentan el poder''.

El título de su mensaje es ``Campañas inmorales e ilegales'' -en alusión a las de Pronasida- de un sector de la Iglesia que no considera inadecuada la recepción de donativos o el vínculo establecido ``como con cualquier otro pecador'' -palabras de Gerónimo Prigione- entre el ex obispo de Tijuana, Emilio Berlié, y narcotraficantes, que desembocó en 1993 con la presencia en la nunciatura de los hermanos Arellano Félix.

La Iglesia lava el pecado, no dólares

Armando Torres Barbosa, corresponsal, Matamoros, Tamps., 22 de septiembre Ť El obispo de la diócesis de Matamoros, Francisco Chavolla Ramos, afirmó hoy que la Iglesia católica ``no lava dólares; lo único que limpia es el pecado, la inmundicia y hasta los pecados de ustedes'', dijo en alusión a los reporteros que lo abordaron e interrogaron al respecto.

Los narcotraficantes y los capos no han logrado penetrar en la Iglesia, dijo el prelado, las diócesis católicas en México son las más pobres, ``aquí en Matamoros vive de las donaciones del pueblo''.

A pregunta expresa de qué ganarían los narcos con penetrar en las esferas eclesiásticas, respondió: ``No sé, tal vez lavar su conciencia, pero para ello tendrían que arrepentirse''.

Por otra parte, dijo que la Iglesia no puede negar los servicios que brinda, pero reconoció que ningún narcotraficante puede ser padrino y que si ellos se percatan, pueden impedirlo.

En ese sentido, Chavolla Ramos sostuvo que en la localidad no se ha rgistrado ningún caso y tampoco ha recibido apoyos en especie de ningún narcotraficante.

En los seis años que tengo en Matamoros como obispo, agregó, he trabajado con el pueblo, y de ello el gobierno tiene conocimiento. Ante ello, dijo que la diócesis no tiene cuentas millonarias y ello se puede verificar en los bancos.