La Jornada miércoles 24 de septiembre de 1997

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

Omiso, falto de energía y fuerza para investigar y actuar en el caso de Yéssica Yadira Díaz Cázares, el encargado de la oficinita de derechos humanos de Durango ha encontrado súbita pujanza y reciedumbre para convertirse en el defensor no de la joven que finalmente se suicidó, ni de la demanda de justicia de la madre que perdió a su hija, pero sí de Mireille Roccatti Velázquez, presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

La anterior caracterización, que corresponde al licenciado Jesús Mena Saucedo, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del estado de Durango, no ha sido hecha por este reportero --como despechada réplica por el envío de una carta de presuntas precisiones a una columna anterior--, sino por su propia defendida, la señora Roccatti Velázquez que, según una nota publicada el pasado martes 9, en la página 40 de La Jornada, dijo que en la investigación del caso de Yéssica Yadira la comisión estatal ``se quedó cortita, no cubrió las expectativas ni tuvo la energía ni la fuerza necesarias. La investigación dejó muchos huecos''.

Antes, la misma señora Roccatti Velázquez había expresado a la reportera Angeles Cruz que hasta ahora los gobiernos de los estados no han tenido voluntad política para apoyar a sus comisiones de derechos humanos, y por ello estas funcionan como una ``oficinita'', con unos cuantos empleados.

La oficinita, sin embargo, reunió los arrojos suficientes para prestar su voz al enmudecido empacho en el que quedaron tanto la señora Roccatti como el gobernador de Durango, Maximiliano Silerio Esparza, al difundirse aquí las pagadas maniobras publicitarias con las que preten- dieron presumir, sobre todo con dedicatoria hacia la principal ocupante de Los Pinos, de una rapidez justiciera de la que antes habían carecido.

Tropiezos al por mayor

El pasado jueves 18 se documentó en Astillero el insólito hecho de que la CNDH hubiese recurrido al expediente de pagar para que le publicaran una nota informativa laudatoria en la que aparecían esa comisión, y el gobierno de Durango, como cumplidos defensores de los derechos humanos en el famoso caso de Yéssica Yadira, que primero habían dejado atorado entre el laberinto de la burocracia y luego rescataron a las carreras para satisfacer a la enardecida opinión pública nacional y a las gestiones hechas desde la oficina de la esposa del Presidente de la República.

En esa columna se hizo referencia al oficio 24269, que el 30 de julio envió el primer visitador general de la CNDH, Mario I. Alvarez Ledezma, a la señora María Eugenia Cázares Barragán, madre de Yéssica Yadira, en el que, luego de remitir el caso a la instancia original duranguense, se le indica que, con base en un artículo de la Constitución federal, tres de la ley de la CNDH, y cuatro de su reglamento interno, ``este organismo nacional tiene por concluido el presente expediente, y lo remite a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Durango, a fin de que sea dicha instancia la que dé el seguimiento al cumplimiento de la recomendación ya citada''.

Como se narró en aquella columna, primero se pretendió enviar a la familia de Yéssica Yadira a que consiguiera que los cómplices de sus verdugos hicieran justicia pero, cuando el asunto ganó dimensión nacional (y presidencial), la CNDH recogió por vía telefónica una impugnación que le permitiera retomar el asunto, atenderlo por la vía del fast track, y pagar casi cien mil pesos para que en la primera plana de un diario nacional se dijera que la citada comisión, y el gobierno de Silerio, eran los ángeles guardianes de los derechos humanos.

Entre otras cosas que le hacen decir al licenciado Mena Saucedo está la negativa del fast track pues, asegura en su carta de precisiones publicada este martes 23 en El Correo Ilustrado de La Jornada, ``el trabajo de la comisión estatal en el presente asunto constituyó una base muy importante sobre la cual la CNDH no tuvo que empezar desde cero''.

El citado argumento ya ha sido descalificado contundentemente por la propia Roccatti Velázquez, según consignamos líneas arriba pero, además, hay otro testigo en contra que es... el mismo Mena Saucedo, quien declaró al corresponsal Emmanuel Salazar, en Durango, que durante las investigaciones del caso de Yéssica Yadira, la Procuraduría estatal de Justicia no le dio suficiente información, sino sólo informes escuetos, según se publicó en La Jornada de este martes 23.

También se queja el licenciado Mena Saucedo de que en esta columna se cuestione ``la eficacia y la expeditez'' con la que se aplica la justicia. En realidad, lo que aquí se ha denunciado es el interés político, desvirtuante de los nobles fines de la defensa de los derechos humanos, que llevó a la CNDH y al gobierno de Durango a aparentar esa eficacia y expeditez cuando, en sus respectivos ámbitos, tienen múltiples casos de burocratismo, lentitud y desatención. Nada gustaría más a los mexicanos que ver a las autoridades actuando con rapidez y justicia en todos los casos sometidos a su consideración, pero no nada más en aquellos a los que hasta dinero se les invierte para que reluzcan a los ojos superiores.

En todo caso, y dada la loable disposición del ombudsman duranguense --quien tiene fama ganada de buen pianista y ajedrecista, a cambio de múltiples críticas públicas por su deficiente y tibia gestión oficial--, convendría tener muestras de ``eficacia y expeditez'' en, por ejemplo, el caso de Cuauhtémoc Henríquez, sobrino del diputado federal cetemista Efrén Henríquez, quien dos años atrás fue acusado de asesinar a Angel Alvarez y todavía no es aprehendido gracias a la protección de su influyente tío, según se ha denunciado insistentemente en Durango. Claro, en este caso la comisión estatal ya giró una recomendación que, como otras, nadie atiende.

O bien, podría informarse del incidente en el que este lunes 22 continuó la intimidación contra el abogado del caso de Yéssica Yadira, Cándido Adame, quien fue revisado agresivamente, y empujado, por 15 agentes de la Judicial del estado, con el comandante Martín Chávez al frente, cuando el profesionista defendía a un cliente en una diligencia judicial.

O podría acudir al domicilio de la madre de Yéssica Yadira, donde ayer mismo estuvieron durante varias horas un par de personas de aspecto sombrío que apuntaron todos los datos referentes a la actividad de la casa que fue de la joven suicida: visitas, salidas, rutinas.

O podríamos esperar a que asuman sus propias voces los verdaderos ventrílocuos, y entonces todos dejaremos en paz al señor licenciado Mena Saucedo que, en todo caso, no consigue ni siquiera el reconocimiento de aquellos a quienes le hacen defender de oficio, como en el caso de la señora Roccatti Velázquez.

Astillas: Pues sí, don José Angel Gurría tendrá el honor de imponer hoy a mister David Rockefeller la orden del Aguila Azteca. La ceremonia será en Nueva York, y será interesante saber las razones por las cuales recibe la presea el representante de la famosa y antigua familia de millonarios estadunidenses. ¿Irán a anunciar la creación de una fundación en favor de los indocumentados mexicanos? ¿O, para variar, se trata de un asunto de negocios?...

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