El actual gobierno del Distrito Federal dejará como herencia al surgido de las elecciones del 6 de julio, un conjunto de proyectos de infraestructura urbana carentes de unidad y en distinta situación de materialización, todos ellos conocidos y discutidos públicamente, que deberían revisarse cuidadosamente junto con la ciudadanía, a la luz de la amarga experiencia del fracaso de las concesiones carreteras y su discutible rescate por el gobierno federal.
1. Las vías autoexpress o segundo piso del Periférico y otros ejes viales, de cuota y concesionadas a empresas privadas, fueron anunciadas por el regente y presentadas a varios núcleos profesionales e intelectuales; luego, se ``suspendió'' el proyecto y se desconoce su paradero.
En su momento, se señalaron sus inconvenientes para el funcionamiento de la estructura urbana y se criticó la promoción al uso de automóviles y su impacto sobre la contaminación ambiental. Su probable inviabilidad económica en manos privadas es otro factor de alto riesgo.
2. La carretera La Venta-Colegio Militar, que rodearía al DF por la zona montañosa y boscosa del oeste, sería parte del libramiento entre las autopistas a Querétaro, Toluca, Cuernavaca y Puebla. Tiene fuerte oposición de los habitantes de la zona por su impacto negativo sobre la agricultura, la reserva ecológica y la aceleración del crecimiento urbano; se han sugerido alternativas distintas que no tengan estos costos. Fue concesionada a una empresa privada, que parece tener problemas financieros para su construcción; sería también candidata al fracaso comercial.
3. El Tren elevado del Centro Histórico al estado de México, cuyo trazo y tipo de proyecto ha sido modificado repetidamente. Se otorgó la concesión a una empresa privada, pero presenta problemas financieros previos y de rentabilidad futura, y tiene oposición vecinal muy activa. Su desconexión con el resto del sistema Metro, sus tarifas al usuario muy elevadas y sus impactos sobre la imagen y funcionamiento urbano son aspectos discutibles.
3. La Línea de trolebuses Cuatro Caminos-Contreras, que sustituiría al cancelado ferrocarril a Cuernavaca, siguiendo su trazado. Se ha criticado por desaprovechar la infraestructura de rieles existente, su limitada capacidad de atención a usuarios y la posibilidad de que sea ocupada y entorpecida por automovilistas. Algunos expertos proponen utilizar la actual vía férrea para instalar un tren ligero de la terminal del ferrocarril hasta el parque natural del Ajusco, con mayor capacidad de aforo y menos riegos ambientales y urbanos.
4. Los estacionamientos subterráneos, de los que se han construido varios, pero falta realizar otros más. Se critica que no responden a los criterios del Programa de Desarrollo Urbano del DF, se localizan en áreas centrales por lo que estimulan el uso del automóvil privado y no el transporte público, usan vías y espacios públicos para beneficio privado y tienen impacto negativo sobre las áreas urbanas vecinas. Han enfrentado rechazo vecinal en algunos casos.
Estos proyectos y otros menos conocidos, que suponen cuantiosa inversión pública y/o privada, profundizarían el proceso de privatización de lo público y tendrían gran impacto sobre la estructura urbana presente y futura, su funcionamiento y el equilibrio ambiental en toda la metrópoli, por lo que deberían ser sometidos a cuidadosa revisión por el nuevo gobierno, para la que podrían sugerirse algunos criterios: a) analizarlos en el marco de su impacto metropolitano y no sólo del DF; b) establecer su congruencia con el Programa de Desarrollo Urbano y evaluar integralmente sus efectos urbanos y ambientales a mediano y largo plazo; c) estudiar posibles alternativas más adecuadas en cada caso; d) ver su viabilidad económica en términos de costo-beneficio público y social y no mercantil privado; e) evaluar su conveniencia en el necesario equilibrio estratégico entre lo público y lo privado; y f) todo ello, en consulta y concertación amplia con la ciudadanía y sus diferentes sectores, sobre todo con los más directamente involucrados.
El abordaje de estos proyectos será un reto para el nuevo gobierno, una ocasión para construir un nuevo método de planeación del desarrollo urbano, y un espacio para desplegar la participación ciudadana como componente esencial de una forma distinta de gobernar, democrática y abierta. Hay otros proyectos en curso, como el drenaje profundo, el Acuaférico o las plantas de tratamiento de aguas negras, cuyo grado de avance o compromiso, naturaleza estratégica y complejidad técnica sugieren procesos de distinto carácter, aunque la información amplia y la toma de opinión ciudadana serían, como en toda acción importante para el desarrollo urbano de la capital, necesaria y conveniente.