La Jornada 26 de septiembre de 1997

Apoyo a operativos ``para no pensar en otras cosas'', pide Espinosa

Víctor Ballinas Ť El jefe del Departamento del Distrito Federal (DDF), Oscar Espinosa Villarreal, reiteró ayer su llamado a trabajar todos ``para que no nos veamos obligados como sociedad, no como gobierno de la ciudad, a pensar en otras cosas para resolver el problema de inseguridad''. Esas otras cosas, subrayó, ``desde luego para mí son muy remotas (el toque de queda), y muy improbables en el caso de una ciudad como la nuestra'', subrayó.

Al cuestionársele si la delincuencia es controlable, dijo que se está caminando por ese lado, y lo que se debe intentar es que los operativos, acciones y programas sigan adelante para que eso ``nos permita abatir la delincuencia que, creo, sí la podemos combatir''.

Al término de la inauguración del Seminario de estrategia y perspectivas de la modernización administrativa de grandes metrópolis, el regente en entrevista salió en defensa del secretario de Seguridad Pública, general Enrique Salgado:

``Creo que es conveniente que cuando las cosas se difundan, sea como se dijeron. El general Salgado dijo que para preservar las libertades plenas y para tener que evitar en un momento dado llegar a acciones como esas --el toque de queda--,permitamos que se lleven a cabo acciones como los operativos. Yo creo que en eso estamos de acuerdo. Eso fue lo que dijo el general''.

Más adelante precisó información atribuida a su persona. ``Es importante aclararlo, porque ni dije que quieran corromperme, como salió por ahí en un medio, ni dije tampoco que la delincuencia se me había acercado, que se publicó en otro medio. Lo que dije, y vuelvo a repetir hoy, es que en aquel entonces --al principio de la administración--, no faltó quién me aconsejara que para reducir la delincuencia pudiera buscar la forma de pactar con ella''.

Eso, precisó, es muy distinto a lo que se pretendió decir. ``yo no tengo ningún trato, ni lo he aceptado, ni previsto ni supuesto, ni lo aceptaré jamás con la delincuencia''.

--¿Estamos lejos, entonces, de que se decrete toque de queda ?

--No. No. Lo que se dijo, y que creo fue muy atinado, es que debemos comprender que la lucha contra la delincuencia tiene que darse con energía y con suficientes instrumentos, como son los operativos y otros, como leyes severas.

Precisamente, agregó, en ese sentido es en el que se tiene que trabajar para que ``no nos veamos obligados como sociedad, no como gobierno de la ciudad, a pensar en otras cosas --no mencionó ni se refirió por su nombre al toque de queda''.

Espinosa señaló que aunque ``esas cosas'' son improbables y ``muy remotas que sucedan en la ciudad, yo quiere recordarles que en muchas ciudades de los Estados Unidos, por ejemplo, la circulación de menores de 18 años está restringida hasta las 11 de la noche. Como nosotros no queremos que esas cosas pasen en una ciudad como ésta, pues mejor démos todos juntos una batalla común contra la delincuencia''.

Anunció que se reunió con Cuauhtémoc Cárdenas el miércoles y acordó nombrar una comisión en el equipo de enlace para trabajar en la administración de personal y del patrimonio inmobiliario.

El regente caminó del Colegio de San Ildefonso a su oficina. A su paso por el Zócalo unas señoras lo abordaron:

--¿Por qué corre, señor regente? No me tenga miedo --le dijo una señora.

El regente le correspondió con un abrazo.

La señora le dijo:``Mire, hay mucha delincuencia, haga algo porque hay mucha delincuencia. La gente no puede salir de sus casas, no saben si van a llegar.

--Ya ven --señaló el regente a los reporteros--. Agregó: ``Díganselos a ellos --a los reporteros''.

``Por desgracia, yo nací 20 años después; me arrepiento'', dijo la señora.

--No, no, lo que pasa es que a mí me hubiera gustado nacer antes --dijo Espinosa.

La señora le dio un beso y abrazo.

Con las mejillas rojas, el regente se despidió.