Zedillo: fallan los sistemas de justicia y seguridad pública
Rosa Elvira Vargas Ť La inseguridad y el desapego al Estado de derecho son los problemas más graves que hoy enfrentan los mexicanos, pues existen estructuras no sólo obsoletas sino contrarias al propósito de la aplicación de la ley, asumió ayer el presidente Ernesto Zedillo. Afirmó entonces que las instituciones de procuración e impartición de justicia tienen que ser mejores y que están fallando los cuerpos de seguridad.
Fue un largo discurso improvisado, tras una comida con los integrantes de la sección México de Young President's Organization, ante quienes Zedillo reiteró su su convocatoria para diseñar una política económica de Estado, donde intervenga toda la sociedad y no sólo los partidos y el gobierno. Ahí mismo,hizo detalladas referencias a las condiciones políticas y sociales del país y agregó que, en su caso, como presidente, ``no se vale soñar''.
Sentenció que el gobierno no puede ser arrogante para pensar que el suyo es el único camino posible, pero tampco puede aceptar que sólo a partir de buenos propósitos se deternime que lo que hoy existe debe desecharse, ``a cambio de algo que no conocemos''.
Asimismo, aseguró que su administración mantendrá la disciplina en las finanzas públicas ``a cualquier costo''.
Señaló que hay temas en que los mexicanos tienen claras coincidencias: ``queremos un México justo, y lo queremos porque no lo tenemos; queremos un México democrático y lo decimos, porque sabemos que todavía hay un largo trecho que recorrer para decir con toda certeza que hemos alcanzado esa democracia plena que todos anhelamos''.
También se desea, afirmó, un país que ofrezca oportunidades de progreso material y sin las diferencias abismales que hoy ``vemos y sufrimos''. Uno donde no haya la brecha actual entre riqueza y pobreza, pues en México ``tenemos de los más ricos del mundo pero también tenemos los más pobres del mundo''.
Planteó entonces que debe actuarse con honestidad intelectual para abordar esos problemas, establecer acuerdos y así llegar a una política que ``ya no sea la política del presidente Zedillo o la política del sexenio 1994-2000, sino que se conozca como aquella que los mexicanos adoptaron y que les permitió el verdadero despegue económico''.
Inevitable, caer en el terreno de lo material
Llamó al realismo y asumir que ``somos un país pobre'', sobre todo si se le compara con lo alcanzado por naciones desarrolladas. Avanzar exige valores, afianzar identidad y el sentido de permanencia.
Pero, indicó, se debe caer inevitablemente en el terreno de lo material, ``porque muchos de los problemas, de los asuntos que hoy preocupan a los mexicanos sólo pueden tener respuesta si somos capaces de construir una base material para entonces contar con los recursos que nos permitan satisfacer esas necesidades y esas carencias''.
Y es que cuando habló de esas carencias, Zedillo admitió que todavía muchos niños no tienen escuela, que varios millones de mexicanos no tienen acceso a ninguna forma de servicio de salud, que todavía millones de mexicanos desconocen el agua potable que sale de un tubo, de una llave, y otros millones carecern de un servicio tan básico como la electricidad.
Satisfacer todo ello, recalcó, exige recursos para dedicarlos a la política social. No obstante que, dijo, ``yo sería el primer mexicano que quisiera despertarme mañana y ver que todas esas carencias están resueltas, pero obviamente, en mi caso no se vale soñar, porque soy el Presidente de México...''
Fue entonces cuando aludió a la conflictiva situación de inseguridad que agobia a los mexicanos y resaltó que al margen de que se pudiera proceder en el terreno jurídico y de combate a la impunidad, es obligado contar con más recursos y una política común para generarlos.
Así, tras ratificar su exposición sobre los elementos indispensables para lograr el crecimiento de la economía nacional, se refirió con largueza a ``mi tema favorito: el ahorro interno'' que requiere un poquito menos de consumo.
``Esto es algo que tácita y explícitamente se tiene que plantear nuestra generación, particularmente, porque es responsable de algunos excesos. Hemos vivido, y eso ha agravado los contrastes y las desigualdades sociales, bajo estándares de consumismo que poco alientan lo que en lo fundamental necesitamos para que nuestro país se desarrolle: valores como la templanza, la moderación, el recurrir más a las cuestiones espirituales que a las materiales, para tener una vida plena''.
Habló de su formación académica y mencionó que no ha habido ningún economista, ni siquiera los marxistas, que soslayen la importancia del ahorro. Ojalá, apuntó, que con honestidad intelectual lo acepten así quienes piensan que sólo con buenos deseos o con buena voluntad la economía puede crecer.
Se mantendrá la disciplina fiscal, insistió, porque si hay desequilibrio habrá más inflación y ésta mata el ahorro, subirían las tasas de interés y el incentivo para invertir sería menor y aumentaría la especulación.
``Cuando a mí se me dice o se me sugiere que el camino para alcanzar la felicidad es romper esa disciplina, digo sencillamente no, eso no es aceptable, eso es totalmente absurdo. No queremos otra crisis financiera. No la va a aceptar el pueblo de México a cambio de pagar un costo social que ya hemos pagado en crisis anteriores'', apuntó el Ejecutivo.
Esa es, enfatizó, la respuesta éticamente correcta aunque no sea muy popular. Aseguró que una estrategia de consenso no sólo es asunto de los partidos políticos o el gobierno sino que tiene que discutirse con toda la sociedad, en un esfuerzo para oír los argumentos de quienes están o no de acuerdo y así, diseñar respuestas para el largo plazo.
Acompañado de su esposa Nilda Patricia Velasco, el presidente Zedillo se encontró con los propietarios y directivos de empresas del Young Presidents Organization, a quienes bromeó al indicarles que recientemente habló con su homólogo español José María Aznar y con el primer ministro portugués para crear su propio club, pues ``nos dimos cuenta que cumplíamos básicamente todos los requisitos (de aquellos), excepto el de la chequera.
Luego del discurso, el presidente aceptó una ronda de preguntas de los comensales, uno de los cuales quiso saber cómo armoniza Zedillo sus responsabilidades gubernamentales con su vida familiar. Entonces, una vez más se refirió a lo mal pagado que es el empleo que desempeña, pero dijo que una ventaja del mismo es que su oficina se ubica a 50 metros de la casa, lo que le permite convivir con su esposa y sus hijos.