La crisis del 94 se originó en el sector privado, dijo el Presidente
Rosa Elvira Vargas Ť El excesivo endeudamiento del sector privado fue uno de los factores centrales en la crisis financiera de 1994, aseguró ayer el presidente Ernesto Zedillo. Ciertamente, indicó, hubo también condiciones macroeconómicas en las que sí pudo haber influido la autoridad para que no se llegara a las dimensiones que alcanzó el problema, ``pero el grave desequilibrio financiero que tuvo el país surgió en el sector privado'', resaltó.
Con los miembros de la sección México de la Young Presidents Organization, que integra a empresarios de diversas ramas productivas, el titular del Ejecutivo expuso sus conceptos sobre los fenómenos que originaron las crisis económicas de por lo menos los últimos 25 años en el país, pero con particular énfasis sobre la que ocurrió al principio de su gestión, en diciembre de 1994. En ésta dijo, el principal detonante no provino de la deuda excesiva del sector público.
Explicó que entre 1991 y 1994 hubo un ``problema gravísimo de sobrendeudamiento del sector privado'', entraron flujos de capital del exterior --de corto plazo, por cierto-- a través del sistema financiero y por distintos intermediarios se canalizaron a las empresas particulares, cuyos balances llegaron a tener en ese último año una situación verdaderamente alarmante y grave.
Detrás de todo eso está, dijo, lo que llamó su ``tema favorito'': el ahorro. En esos años, y ante la entrada masiva de capital extranjero, ocurrieron dos cosas: no hubo aumento en la inversión equivalente a la entrada de ahorro externo, porque se destinó sobre todo al consumo, y la economía no creció.
Entonces, Zedillo consideró que si todo el capital externo que entró al país en esa época se hubiera traducido en inversión productiva, la economía hubiera crecido a tasas verdaderamente espectaculares y el país no hubiese tenido el problema de solvencia a,un con esa tasa de endeudamiento externo privado tan alto que existió en esos años.
Dio su diagnóstico: lo que pasó fue que, al estar disponible el ahorro externo en nuestra economía, relajó el esfuerzo de ahorro interno. El crédito fue tan abundante --y debo decirlo-- otorgado a veces no bajo las más prudentes prácticas de otorgamiento, que la gente se creyó que los recursos eran infinitos, que habían llegado para quedarse, que se iba a estar refinanciando ese flujo de recursos para siempre.
``Y eso nos llevó a la crisis financiera, habiendo tenido esto sus manifestaciones en la balanza de pagos, en el mercado de divisas, etcétera. Pero el fondo del asunto fue la insuficiencia del ahorro'', aseguró el Presidente.
Para dejar constancia de su afirmación, mencionó que entre 1991 y 1994 la tasa de ahorro interno de la economía cayó de 20 por ciento a menos de 15 por ciento, lo que es verdaderamente grave. ``Y para mí, esa es la respuesta --o es la explicación-- a la crisis que vivimos en 1994''.
Basado en lo anterior ratificó su convicción de que el gobierno tiene que mantener finanzas públicas sanas, así como propiciar otras condiciones para que la sociedad y los otros agentes productivos no incurran en prácticas que a la postre resultan ``irracionales y contraproducentes para todos''.
Antes había dicho, y en referencia a crisis de décadas anteriores, que tuvieron como factores importantes en su surgimiento el desequilibrio en las finanzas públicas y el endeudamiento externo que incluso llevó al país a estadios cercanos a la insolvencia.
Otros, dijo, fueron también los elementos para esos problemas financieros, tales como no impulsar la transformación de la estructura económica y creer que una economía cerrada, sobreprotegida y promotora de monopolios daría el crecimiento dinámico que tuvo el país hasta la década de los 60.
``Fue un error no advertir que el mundo estaba cambiando, que había ya muchos países que habían apostado por la internacionalización, por el crecimiento de las exportaciones como fuente del crecimiento, y nosotros, al no adaptarnos a esa nueva estructura de la economía mundial, tuvimos efectos sumamente graves''.