La Jornada 27 de septiembre de 1997

Se desplomó un avión indonesio en Sumatra; perecieron sus 234 ocupantes

Afp, Efe, Reuter, Ap y Xinhua, Yakarta, 26 de septiembre Ť Los 234 ocupantes de un avión comercial indonesio murieron hoy cuando el aparato se estrelló en la isla de Sumatra, donde la visibilidad ha empeorado en los últimos días, debido a los incendios forestales que arrasan desde hace dos meses los bosques de una amplia región del país asiático, que siguen propagándose pese a la labor de unos 10 mil bomberos.

Las autoridades indonesias informaron que no hubo sobrevivientes e indicaron que hasta el momento han sido recuperados unos cien cadáveres, pero las labores de rescate debieron ser suspendidas en la tarde, debido a la escasa visibilidad en el sitio donde se precipitó a tierra el Airbus A-300 de la compañía Garuda, enclavado en una zona montañosa situada a aproximadamente 30 kilómetros de la norteña ciudad indonesia de Medan.

El accidente se produjo a las 14:30 horas, cuando el aparato procedente de Yakarta, comenzó las operaciones de descenso para aterrizar en el aeropuerto de Medan. Según testigos, el avión rozó árboles ubicados en las colinas cercanas a esta última ciudad, segundos antes de estrellarse. Pero otra versión indica que el aparato estalló en pleno vuelo; las autoridades no han determinado la causa del siniestro.

Por el momento, el gobierno de Yakarta informó que la mayoría de los ocupantes del avión eran indonesios, pero también podría haber dos estadunidenses, seis japoneses, por lo menos dos alemanes y dos holandeses, según medios informativos locales.

En París, expertos en aeronáutica consideraron la posibilidad de que las partículas contenidas en la espesa humareda que cubre la mayor parte de Sumatra no sólo hayan disminuido la visibilidad en la zona sino que también pudieron haber obstruido las turbinas del Airbus con la consiguiente pérdida de potencia del aparato.

Más de 10 mil bomberos de Indonesia y Malasia siguen luchando por sofocar el fuego en las sureñas provincias indonesias de Sumatra y Kalimantán donde siguen extendiéndose los incendios, provocados, al parecer, por empresas madereras que acostumbran quemar los bosques para luego reforestarlos.

Syarifuddin Baharsyan, ministro de Agricultura indonesio, explicó que la dificultad para combatir el fuego estriba en que en gran parte de los bosques afectados abunda la turba, combustible fósil acumulado en sitios pantanosos, donde pueden producirse incendios muy difíciles de extinguir. El gobierno del presidente Suharto reconoció que los incendios, cuyos efectos son perceptibles desde el sur de Malasia hasta Filipinas, han provocado afecciones respiratorias a más de 30 mil indonesios.

La Organización Mundial de la Salud manifestó su preocupación por esos incendios que, según grupos ecologistas, han arrasado más de 600 mil hectáreas de bosques y pidió el apoyo de la comunidad internacional para prestar auxilio a los indonesios y a los habitantes de Malasia, Brunei y otras naciones vecinas donde se ha reportado una elevada incidencia de enfermedades respiratorias, causadas por la mala calidad del aire.