``La Iglesia no se vende'', mensaje de Arizmendi a narcotraficantes
Salvador Guerrero Chiprés Ť En un mensaje dirigido a los narcotraficantes y también a los críticos de los narcodonativos a comunidades y eventualmente a parroquias, el obispo de Tapachula, Felipe Arizmendi Esquivel, afirmó: ``Dios no se deja engañar, la Iglesia no se vende'', y expresó que caricaturistas y comentaristas, con su trabajo, buscan evitar que llegue a ``su conciencia el reproche del evangelio a su conducta perversa''.
En su comentario al evangelio, monseñor Arizmendi enfatizó: ``la salvación vale más que todo el dinero del mundo. La vida eterna no se compra con corrupción y pecado. El cielo no es fruto de negocios sucios''.
Llamó ``totalmente equivocados'' a los narcotraficantes que pretenden salvarse dando limosnas''.
``El anterior nuncio recibió a dos narcotraficantes, no para coludirse con ellos, ni para recibir sus donativos y dejarse comprar, sino para recibir su versión sobre el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas, y aprovechó la oportunidad para invitarles a una conversión de vida'', añadió.
En su opinión, ``enemigos sistemáticos de la Iglesia'' inventan, tergiversan y ``agrandan'' lo que esa institución dice y recomienda con el objetivo de ``lesionarla y quitarle autoridad moral y así restar fuerza a sus denuncias''.
``Cuántos escritores, comentaristas y caricaturistas quisieran despedazar la autoridad que los obispos y sacerdotes aún conservan con el pueblo fiel, para defender su propio modo de vida, legitimarse a sí mismos y no dejar que lleguen a su conciencia los reproches del Evangelio a su conducta perversa'', comentó el prelado.
A ellos se dirigió, en paráfrasis del pasaje acerca de las reglas de santidad: ``la advertencia del Evangelio de hoy es muy dura, no sólo para ellos, sino para cuantos podamos ser motivo de escándalo: Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar''.
Recordó la enseñanza ``muy exigente'' del evangelio a propósito de la ocasión eucarística. A saber, aquella de que todo aquello que lleve al pecado, sea un pie, mano, ojo, debe ser cortado. Actualizó la referencia aludiendo a amistades, revistas, espectáculos, videos, trabajos, personas o puestos públicos.
Pidió a la feligresía reconocer que entre protestantes o evangélicos ``hay muchas cosas buenas'' e inclusive mejores de las presentadas entre católicos ``que así se llaman pero no practican auténticamente su religión''.