La Jornada 30 de septiembre de 1997

El Presidente debe actuar en el caso del jesuita secuestrado, dice Suárez Rivera

Jesusa Cervantes Ť Adolfo Suárez Rivera, arzobispo de Monterrey, demandó al Presidente de la República su intervención para escalarecer el secuestro del jesuita Wilfredo Guinea, y le hace ver que, ``como en otros casos, se empieza a sospechar si los captores pertenecen a algún cuerpo policiaco de la PGR''.

En nombre de sus obispos auxiliares, sacerdotes y feligresía, el también cardenal le recuerda al Ejecutivo federal, en una carta, que luego del secuestro, el 17 de junio de 1997, se denunció el hecho ante el procurador general de la República, Jorge Madrazo Cuéllar, quien ``encomendó el caso al señor Ernesto Mendieta, policía judicial federal''.

``Es más, este mismo señor acompañó al pequeño grupo de personas que fueron a pagar ``el rescate'', pues se acordó ``no arriesgar la vida del reverendo padre Guinea, anciano y enfermo'', se indica en el tercer párrafo de la carta.

Y añade, ``con esta denuncia, así como también por la designación de la persona que había de llevar el caso y que, de hecho, acompañó a las personas que pagaron el rescate, se suponía que las autoridades judiciales mencionadas tenían la responsabilidad ex officio, de resolver este grave hecho delictuoso, y que habrían de poner todo su empeño para no arriesgar la vida de este benemérito sacerdote''.

Suárez Rivera le recuerda al Presidente que ya se han cumplido las exigencias de los secuestradores y el padre no regresa.

``Sorprende, además, el silencio'' de las autoridades que, en el rumor del pueblo, comienza a interpretarse como un gran desinterés de las autoridades.

``Y, como en otros casos dolorosos, se empieza a sospechar si los captores del querido padre Guinea pertenecen acaso a algún cuerpo policiaco de la misma PGR, al que se está encubriendo. Y, tanto más, que el policía judicial Ernesto Mendieta, nombrado por el señor procurador para resolver el caso, según sabemos, ha renunciado a la PGR y a la encomienda que se le había dado''.

Concluye el arzobispo diciéndole al Presidente de la República que espera se aclare el secuestro y se rescate al padre Guinea ``y así nuestro pueblo vea confirmada la impartición de justicia y de seguridad que usted ofreció al pueblo de México desde el comienzo de su mandato''.

Sobre esto, el padre David Fernández, miembro de la Compañía de Jesús y encargado de dar seguimiento al caso, consideró que por el momento no tienen pruebas de que personal de la PGR esté involucrads en el asesinato, ``pero sí creemos que hay miembros de alguna corporación policiaca''.

Rechazó que el secuestro haya tenido motivos políticos, aunque sí llamó la atención que a unos meses de ocurrido el hecho aparezcan folletos anónimos atacando a sacerdotes jesuitas.

Comentó que agentes del Centro de Investigaciones de Seguridad Nacional (Cisen), perteneciente a la Secretaría de Gobernación, mantuvo contacto con una comisión de la Compañía de Jesús para informar del avance de las investigaciones pero que desde el 9 de septiembre pasado suspendieron los encuentros.

``El temor de nosotros es que ya no se preste atención al caso y tengan otros asuntos que consideren más importantes'', dijo.

Wilfredo Guinea fue secuestrado el 17 de junio en la colonia Chimalistac, cerca de las siete de la tarde, ``por varios sujetos que, arrastrándolo, se lo llevaron con rumbo desconocido en uno de los dos automóviles en que lo inteceptaron. Cinco días después, los familiares de Guinea entregaron el rescate por la madrugada.

``A las 12:15 del mismo domingo los secuestradores se volvieron a comunicar diciendo: hemos liberado al padre, va en taxi y en treinta minutos llega con ustedes'', lo cual ``les permitió ganar tiempo así como quitarse toda responsabilidad por un desenlace fatal, ya que el padre nunca llegó''.