La Jornada 4 de octubre de 1997

Las sofisticadas computadoras de control de vuelo, entre los artículos

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 2 de octubre Ť La integración económica entre México y Estados Unidos progresa al punto de que empresas mexicanas han sido incorporadas a algunas de las partes más sofisticadas y esenciales del complejo militar-industrial estadunidense, según documentos del Departamento de Estado obtenidos por La Jornada.

De hecho, mientras el gobierno mexicano se opuso públicamente a la decisión del gobierno de Bill Clinton de permitir la venta de los sofisticados cazas F-16 a América Latina, representantes de la empresa estadunidense de equipo militar Lockheed Martin, que produce esos aviones, confirmaron hoy que componentes ``clave'' de estas aeronaves podrían ser etiquetados con ``Hecho en México''.

La integración de México al complejo militar industrial estadunidense queda bien documentada en un informe del Departamento de Estado, que detalla las licencias de exportación otorgadas a empresas estadunidenses para la venta de productos militares a México. Según este documento, Estados Unidos ha emitido licencias de exportación por 8 millones de dólares en refacciones al F-16, hecho por Lockheed Martin, y 2 millones más para refacciones del F-18, producido por McDonnell Douglas.

``Lo que ocurre es que exportamos artículos individuales que tienen que ver con algunos de los sistemas electrónicos que después son ensamblados en componentes, los cuales son exportados de regreso a Estados Unidos'', explicó un funcionario del Departamento de Estado a estos corresponsales. Agregó que muchos de los artículos ensamblados son las sofisticadas computadoras de control de vuelo utilizadas para guiar a los caza más avanzados que actualmente se producen en Estados Unidos.

En el caso de los F-16, representantes de Lockheed Martin en Fort Worth, Texas, indicaron hoy a La Jornada que la colaboración con México se inició poco después de la caída del muro de Berlín, cuando los ejecutivos de la empresa reco- nocieron que tendrían que buscar la forma de reducir costos para mantenerse competitivos en este sector.

``La clave para el F-16 es que es un avión caza altamente capaz y asequible'', explicó un vocero de la empresa, quien pidió no ser identificado. ``Sabíamos que teníamos que hacer muchas cosas para mantenerlo asequible y ésta fue una de las cosas que identificamos (la producción de partes en países como México)''. Los ejecutivos de Lockheed contrataron a la empresa Aerotecnología, en Chihuahua, para fabricar los montajes de cableado que vinculan todos los componentes electrónicos del avión. Estos complejos montajes, algunos de los cuales utilizan más de 2 kilómetros de cable y que pueden ser tan gruesos como de dos pulgadas, se fabricaban anteriormente en Fort Worth, pero ahora se hacen principalmente en México.

Aerotecnología, primer contratista del Departamento de Defensa de EU

``Esta es una parte extremadamente crítica'', indicó Kevin Dwyer, asistente del vicepresidente de Lockheed encargado de los sistemas F-16. En entrevista hoy, Dwyer dijo que la fuerza de trabajo, mayoritariamente femenina en México, se dedicaba antes simplemente al ensamblaje de estos componentes, pero ahora los fabrican con especificaciones de diseño otorgados por Lockheed. Recientemente, Aerotecnología se convirtió en el primer contratista del Departamento de Defensa de Estados Unidos en México, cuyo proceso de fabricación ha sido certificado.

Para Lockheed Martin, el traslado de este trabajo a México fue una parte crítica de su esfuerzo para reducir costos a fines de la guerra fría. ``Según sabemos, somos la única empresa que logró simultáneamente pasar de producir entre 25 y 30 aviones al mes a solo cuatro aviones al mes y al mismo tiempo reducir los costos en un 38 por ciento'', afirmó otro vocero de la empresa. Un boletín de la compañía agrega que ``Aerotecnología ha comprobado ser un proveedor de cables, conectadores y otros materiales''.

Hoy, la empresa informó que Aerotecnología está produciendo casi todos los montajes de cableado para el F-16 y ha adquirido la capacidad para fabricar equipo similar para la nueva generación de aviones caza de Lockheed, los F-22. ``Su calidad es excelente'', señaló Dwyer a La Jornada, al hablar del socio mexicano. Agregó que desde que se inició la producción en México, Aerotecnología ha fabricado unos 40 millones de dólares en partes para el F-16.

Pero mientras que los voceros de Lockheed elogiaron esta colaboración con México como una ``historia exitosa'' para esa empresa, algunos analistas de la industria militar cuestionan si esta colaboración resulta buena para México, y señalan la ironía de que en ese país se producen partes para un avión que México tiene prohibido comprar.

``Creo que el gobierno mexicano tiene que pensar si desea estar vinculado al complejo militar-industrial de Estados Unidos'', declaró el analista William Hartung, director del Proyecto sobre Ventas de Armas del Instituto de Política Mundial (World Policy Institute). ``En este ejemplo, se trata de un número reducido de empleos y un alto costo político''.

Hartung, quien ha escrito extensamente sobre estos temas en el New York Times y otros medios nacionales y es autor del libro Y armas para todos, señaló que este vínculo también podría afectar la política exterior de México. ``Están opuestos a ventas de armamento estadunidense avanzado a América Latina y aquí están ayudando a producir componentes para los F-16 y los F-18'', dijo.