El título no se refiere a alguna nueva argucia de comerciantes deshonestos, sino a dos regiones con forma de dona en el Golfo de México. Estas regiones están en los límites entre la Zona Económica Exclusiva de nuestro país, y su equivalente en Estados Unidos. Y resulta que bajo el fondo del mar hay reservas muy importantes de petróleo.
Para complicar un poco las cosas, resulta que en el tratado de límites marítimos en el Golfo de México que se firmó hace unos 20 años entre los dos países, no se definió la frontera marítima en esas zonas. Y para complicarla un poco más, el Senado del país vecino ``congeló'' ese tratado y lo dejó, sin ratificar pero sin negar la ratificación, este par de decenios.
Cuando empezó a aflorar este asunto hacia lo que se ha llamado opinión pública, se dijo que ese petróleo no era explotable, debido a la gran profundidad del mar en esos lugares. Pero luego hubo expresiones públicas de un gran interés en la región, por parte de todas las asociaciones petroleras del vecino país, las cuales exhortaron al Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadunidense a ratificar, a la brevedad, el Tratado que había dormido 20 años en el congelador.
El presidente de ese Comité, Jesse Helms, no se ha caracterizado precisamente por una actitud muy favorable a nuestro país; pero el hecho es que de inmediato descongeló el Tratado, el Comité que preside le dio luz verde y se calcula que en este mismo mes será aprobado por la plenaria del Senado. La razón es clara: si no se ratifica el Tratado, no se podrá renegociar o complementar, no se podrán definir los límites internacionales en las ``donas'' y las compañías petroleras no tendrán la ``seguridad jurídica'' que desean según su propio planteamiento.
Tal vez hoy no se puedan explotar esas reservas petroleras. Pero el hecho de que repentinamente las compañías petroleras se hayan interesado tanto en ellas puede indicar que, o ya lo pueden hacer, o se consideran próximas a poderlo hacer. Interrogado sobre el asunto, el secretario mexicano de Relaciones Exteriores dijo que no cederíamos recursos petroleros ni se modificarían los límites.
Por un lado, cabe recordar que en las ``donas'' no se definieron esos límites. Por otro, que con las técnicas, ahora usadas, de la llamada perforación horizontal, que generalmente es más bien inclinada, se puede, perforando del lado norte de la frontera, sacar petróleo que ahora está al sur de la misma.
La atención más inmediata se concentra en la llamada ``dona occidental'', más próxima que la oriental a nuestras costas de Tamaulipas. Parece ser que en esa zona algunas compañías petroleras ya han realizado ciertos trabajos de exploración.
El asunto merece nuestra atención y, por supuesto, la del Congreso de la Unión, del que la Cámara de Senadores en su momento ratificó el tratado y tiene un papel que jugar en el asunto.