La Jornada 5 de octubre de 1997

Llegó a Francia el Presidente con le Tout-Mexique

Rosa Elvira Vargas, enviada, París, 4 de octubre Ť Con la única excepción de Gustavo Díaz Ordaz, todos los presidentes de México desde Adolfo López Mateos han venido a Francia. Hoy llegó Ernesto Zedillo y ya desde su primer acto público marcó el objetivo que lo trae a tierras francesas: desplegar todos los instrumentos de la diplomacia mexicana para intensificar una relación sí muy antigua, de encuentros y desencuentros, pero también con muy escaso impacto en el ámbito bilateral que ahora es divisa mundial: los intercambios comerciales.

Y es que aun cuando entre ambos países existen y se presumen muchos convenios y acuerdos culturales y científicos y no pocas afinidades sobre política exterior, las cifras ahí están: en 1996 Francia fue el séptimo cliente de México, lo que no dice mucho, pues en montos esto representó apenas 0.8 por ciento de las exportaciones nacionales (unos 465 millones de dólares), mientras que el país galo colocó bienes en el país por 968 millones de dólares.


El presidente de México, Ernesto Zedillo, recibe los honores
de jefe de Estado luego de su arribo al aeropuerto de Orly.

Es fácil entender entonces por qué la comitiva presidencial incluye a dirigentes empresariales como Eduardo Bours, del CCE; Juan Gallardo, uno de los principales embotelladores de Pepsi Cola después de Enrique Molina; Antonio del Valle, presidente de la Asociación de Banqueros de México; Juan Elek, del Consejo Empresarial Mexicano de Asuntos Internacionales; Eugenio Clariond, del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, y Valentín Díez Morodo, de la Cervecería Modelo.

Claro que también para hacer lo suyo fueron incluidos en la parte delantera del avión presidencial (en la posterior viajan los reporteros) los secretarios Herminio Blanco, de Comercio; Guillermo Ortiz, de Hacienda; Miguel Limón, de Educación, y el canciller José Angel Gurría; el procurador general de la República, Jorge Madrazo -antiguo y cercano colaborador del embajador mexicano en Francia, Jorge Carpizo-; el jefe de la Oficina de la Presidencia, Luis Téllez, y José Luis Barros, coordinador de asesores del presidente.

La pluralidad política, representada por senadores

La pluralidad política del Congreso también está representada en la visita oficial a Francia con los senadores Genovevo Figueroa, Héctor Sánchez y Gabriel Jiménez Remus, del PRI, PRD y PAN, quienes participarán tanto en la visita de Zedillo a la Asamblea Nacional como en el encuentro con dirigentes políticos franceses.

Los vientos en contra que enfrentó en su vuelo por el oceáno Atlántico el avión presidencial ocasionaron un excesivo gasto de combustible y, luego de una larga travesía, la demora de dos horas en la llegada de Zedillo y su comitiva a la capital francesa.

Así, justo cuando la nave se disponía, en el último tramo de su recorrido, a atravesar el canal de la Mancha, el capitán decidió dar vuelta en redondo para aterrizar en Londres y reabastecerse. Con el que aún quedaba era suficiente para aterrizar en París, explicó el vocero presidencial Fernando Lerdo de Tejada, pero resultaría insuficiente en caso de alguna contingencia como, por ejemplo, un excesivo tráfico aéreo. Mejor prevenir, dijo.

El avión aterrizó sin contratiempos a las 17 horas en el aeropuerto internacional de Orly, y tras breve ceremonia encabezada por el jefe de Protocolo del gobierno de Francia, Frederic Grasset, Zedillo fue llevado en helicóptero a la residencia oficial de visitas de Marigny, construida entre 1873 y 1876 por la familia Rotschild y adquirida en 1972 por el gobierno para alojar a sus huéspedes. Las razones: su belleza y ubicación junto al palacio del Elíseo.

Pero como ya está debidamente ordenado por tiempos, apenas llegó, el Ejecutivo se entrevistó con el secretario general de la OCDE, el canadiense Donald Jhonston, y en punto de las 19:30 horas arribó al Círculo de la Unión Interaliada, donde en el salón Foujita lo esperaba una abigarrada muchedumbre de mexicanos, franceses y franco-mexicanos y hasta una sobrina del presidente de Líbano agrupados la mayoría en la Asociación de Amigos de México en Francia.

Zedillo llegó con su esposa, Nilda Patricia Velasco. Ya estaban también ahí sus apenas medio acicalados invitados especiales y los secretarios de despacho, a quienes no les llegó a tiempo el equipaje a sus habitaciones y, ``vestidos de ayer'', acudieron al coctel en que un mariachi mexicano, sin duda bastante bien adaptado a Francia, recibía a los invitados.

Porque aquí viven o porque hicieron viaje ex profeso para la visita presidencial, por ahí andaban en animada charla, dirían las crónicas de sociales porque no otra cosa fue este singular encuentro, los ex banqueros Agustín F. Legorreta y Carlos Abedrop; el escritor Ramón Xirau en amena conversación, dirían también las mismas crónicas, con Sara Topelson de Grinberg, la presidenta de la Unión Internacional de Arquitectos.

También se vio a Miguel Alemán Velasco, Angel Lozada, del grupo Gigante; la embajadora en Austria, Roberta Lajous; el director de Telmex, Jaime Chico Pardo; Margarita Zapata, nieta del revolucionario y, hasta a la ex juez de lo civil que por años firmó las actas de nacimiento, matrimonio, divorcio y defunción de la ciudad de México, Margarita Sotomayor, ahora metida en artes culinarios.

Zedillo dijo en ese foro que existen condiciones propicias para que México y Francia inicien una nueva etapa en sus relaciones y apeló a la sociedad civil de ambos países para que hagan su parte en ese objetivo. Se necesita, dijo, que ``esa simpatía recíproca entre nuestros pueblos se traduzca en hechos concretos y estrechar vínculos en los diversos aspectos que hoy son importantes en las relaciones entre los países''.

Cuando el presidente y su esposa pasaron al salón donde se brindaba y comían canapés, durante la salutación un alcalde de esta región comparaba esta visita presidencial con el encuentro que tuvieron en 1964, en la ciudad de México, los presidentes Adolfo López Mateos y Charles de Gaulle y en la que se hiciera famosa la frase de que ambos buscarían una relación ``mano con mano''.

Posible viaje de Chirac a México, en 1998

México no es visitado por presidente francés alguno desde que Francois Mitterrand lo hizo en octubre de 1981. Ahora se asegura que Jacques Chirac viajará a territorio mexicano en el otoño del próximo año.

Pese a las horas del viaje, Zedillo se veía animado e iba a todas las pláticas. Por eso cuando una mujer que se dijo sobrina del presidente de Líbano le recordó que en México hay muchos descendientes o nativos de ese país y que han destacado en campos tan variados como el arte, los negocios, la ciencia o la política, la referencia a Chuayffet resultó inevitable.

Para mañana domingo como actividad sobresaliente de la agenda presidencial figura un encuentro, en la casa de visitas de Marigny, con organizaciones no gubernamentales como Acción de Cristianos para la Abolición de la Tortura; el capítulo francés de Amnistía Internacional; la Federación Internacional de Ligas de Derechos Humanos; France Libertés; El Arco de la Fraternidad; Centro Ecuménico de Ayuda Mutua y Reporteros Sin Fronteras.

Derechos humanos y libertad de prensa, preocupación de ONG

Algunas de estas organizaciones han anunciado que entregarán al presidente Zedillo documentos sobre aspectos que les preocupan de la situación de los derechos humanos y la libertad de prensa en México.

Aquí es París. Sigue siendo una fiesta. Contaminada sí, pero también convocante. Cuauhtémoc Cárdenas también fue visto por aquí.