La Jornada 6 de octubre de 1997

Suspender obras en Cuicuilco, no sólo acortar la torre, exigen arqueólogos

Patricia Vega Ť La palabra rechazo es el denominador común ante la decisión del grupo Carso-Inbursa de levantar un edificio de ocho pisos en lugar de la torre de 22 niveles diseñada por el arquitecto Teodoro González de León.

Antropólogos, arqueólogos y vecinos reconocen que es un avance que el grupo Carso-Inbursa haya decidido, finalmente, escuchar a la ciudadanía, pero mantienen su posición: la defensa del patrimonio cultural no es un asunto negociable y seguirán insistiendo en la suspensión inmediata de las obras; en el respeto irrestricto a las leyes; en que se expropien los terrenos de Carlos Slim por estar ubicados en el corazón de la zona arqueológica de Cuicuilco; en que se investiguen a fondo los procedimientos seguidos por el Departamento del Distrito Federal (DDF) para el cambio del uso de suelo, y en que se aclare públicamente cuál ha sido la participación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el conflicto.


Obras de construcción del Grupo Carso en Cuicuilco.
Foto: Omar Meneses

Coinciden en que la propuesta de reducir a ocho pisos la torre no resuelve el problema fundamental: la destrucción del núcleo ceremonial de la zona arqueológica de Cuicuilco, y consideran que las declaraciones del ingeniero Carlos Slim y del arqueólogo Alejandro Pastrana a la revista Proceso (Núm. 1092, del 5 de octubre) merecen una amplia respuesta, porque además de ``mentir'' son ``una provocación''.

El PRD seguirá apoyando la lucha de los vecinos y académicos: López y Rivas

El diputado perredista y antropólogo, Gilberto López y Rivas, sostiene que el PRD seguirá apoyando la lucha de los vecinos y académicos en la defensa de Cuicuilco, porque es una demanda de la ciudadanía ``que nos eligió como representantes populares'', y afirma que independientemente de las características de una ``torre indefendible'', se hará una investigación en el campo de las responsabilidades de los funcionarios públicos. ``Nos hubiera gustado --agrega-- tener un INAH más fuerte y combativo, no subordinado y obsecuente ante esa tendencia hacia la privatización del patrimonio cultural''.

Aldir González Morelos, integrante de la Comisión de Patrimonio Cultural del Sindicato de Académicos del INAH, señala que Slim ``maneja una información tendenciosa: para él lo único arqueológico es la pirámide circular y a partir de ello desvía la discusión a la disyuntiva de la cercanía o lejanía del edificio de esa pirámide. La torre de oficinas y el megaproyecto inmobiliario Carso-Inbursa se ubican en el centro ceremonial de la zona arqueológica de Cuicuilco.

``Entiendo que en un principio el señor Slim no supiera que se trataba de una zona arqueológica, pero ahora, después de innumerables declaraciones y pruebas científicas publicadas, no puede seguir afirmando eso. Me parece que tan sabía que se trataba de un área arqueológica que para obtener la licencia de construcción de la torre no pidió la autorización del INAH.

``Por otro lado, estoy impresionada negativamente por las declaraciones que mi colega Alejandro Pastrana hace a Proceso: me parecen una provocación que intenta desviar la discusión central a detalles sobre la existencia o no de basamentos aislados, existencia que sólo puede aclararse después de una investigación arqueológica seria, completa, que se realice por arqueólogos independientes que cuenten con plena libertad para realizar su trabajo, incluyendo el de excavación. Sin embargo, esa discusión no es relevante para negar al grupo Carso la liberación del predio. El arqueólogo Pastrana tuvo un grave error metodológico que deberá aclarar académicamente: enfocó el problema desde el punto de vista de un monumento aislado dentro de una zona arqueológica. Y si un predio se ubica en una zona de monumentos arqueológicos, no se libera para construcción aunque haya partes de terreno en las que no se encuentren estructuras arquitectónicas, ya que la zona arqueológica es un área integral. No es necesario inventar información arqueológica para detener las obras, basta con enfocar el problema seriamente desde el punto de vista arqueológico. Se trata de una zona de monumentos arqueológicos como el mismo Pastrana lo ha reconocido frente a diputados, representantes de colegios profesionales y periodistas''.

La arqueóloga Dolores Soto, en su calidad de perito nombrada por un colegio profesional para revisar la situación de Cuicuilco, señaló que tiene ``la obligación de revisar todo el expediente en el cual se debe incluir además de los proyectos del grupo Carso y los trámites ante el DDF, los informes entregados por los arqueólogos, así como los oficios con las dos liberaciones otorgadas por el INAH. Particularmente la firmada por Alejandro Pastrana que, tenemos entendido por las afirmaciones del propio Joaquín García Bárcenas, no fue sometida al pleno del Consejo de Arqueología. Por medio de los tres colegios involucrados --el de arqueólogos, el de antropólogos y el de etnólogos y antropólogos sociales-- se solicitará a las autoridades del INAH la información correspondiente''.

María Teresa Rendón, de la Asociación Vecinal para la Defensa de Tlalpan, señala que la discusión ``no es cuántos Sanborns o pisos caben en un centro ceremonial. El tamaño de la torre nunca ha sido el problema para nosotros --lo de las visuales ha sido el argumento manejado por la directora del INAH, Teresa Franco--, nuestra posición desde el principio es que ahí, por ser el corazón de la zona arqueológica, no tiene que haber oficinas, ni edificios de departamentos ni un centro comercial; el patrimonio cultural no es objeto de negociación y el uso de suelo que ahí rija tiene que ser acorde con un centro ceremonial como lo es Cuicuilco. Insiste en que las obras se ubican en un predio aledaño a la zona arqueológica y no se quiere reconocer que están dentro de la zona arqueológica como se ha demostrado hasta el cansancio.

Slim le falta el respeto a todo: a la Constitución, a la sociedad civil...

Jesusa Rodríguez señala: ``miente Carlos Slim, ni fui particularmente a visitar las obras ni me gustó su centro comercial. Yo lo invité a subir a la pirámide para que viera desde ahí lo que se estaba destruyendo. El confirmó mi sospecha: ni conocía la pirámide ni creo que hasta la fecha se haya interesado en ella. Después él me llevó a recorrer el predio de Inbursa y su centro comercial; y constantemente le expresé mi rechazo a su proyecto.

``En el fondo ésta es una historia en la que Carlos Slim le falta el respeto a todo: a la Constitución, al patrimonio cultural, a la opinión de la sociedad civil, a la ciencia y a las instituciones. El es el único que dice que sus proyectos no están sobre una zona arqueológica, porque todos los académicos de diversas disciplinas sostienen que sí están en una zona arqueológica.

``Ya llegó la hora de desenmascarar la prepotencia del señor Slim quien, apoyado en su poder económico, ha decidido que ese lugar no es zona arqueológica, ha decidido que el pueblo de México se va a olvidar de su patrimonio en tres años y ha decidido devaluar a una sociedad entera que se opone a su proyecto. Lo que no va a poder redimensionar es el desprestigio internacional que le va a acarrear la destrucción de Cuicuilco.

``Es el momento de hacer un llamado a las 56 etnias representadas en el Congreso Nacional Indígena (CNI), que se comprometieron a regresar a Cuicuilco siempre que fuera necesario; a la Cámara de Diputados y a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para que actúen en forma urgente, inmediata, y que Teresa Franco, en su calidad de directora del INAH, exprese públicamente en un desplegado si dichos predios están o no en la zona arqueológica de Cuicuilco.

``El señor Slim pone en duda a toda la arqueología mexicana porque él ha decidido que ese lugar no sea arqueológico. Lo que sí es subjetivo es la afirmación de Slim a pesar de que en todos los foros públicos --cuatro hasta el momento-- los especialistas han demostrado que sí es una zona arqueológica. Hasta ahora yo no he visto ningún estudio patrocinado por Carlos Slim en el que se demuestre que sus terrenos no forman parte de la zona arqueológica de Cuicuilco. No es posible que una sola opinión subjetiva --la de Carlos Slim-- tenga más peso que la de todos los arqueólogos de México; no sé para que da 15 mil becas para que la gente estudie si después va a desconocer lo que la ciencia demuestra''.