La Jornada 7 de octubre de 1997

Permanecer demasiado tiempo en el gobierno de Gaviria, grave error, dijo el ex guerrillero

Josetxo Zaldúa, enviado /II y última, Pasto, Colombia Ť Antonio Navarro Wolf, líder del Movimiento 19 de Abril (M-19), no reniega de su pasado guerrillero porque, explica, ``nada es más saludable que la consecuencia''. Por esa razón dejó las armas y se pasó a la política, con relativo éxito.

A punto de cumplir cuatro años como alcalde de su ciudad natal, Navarro esboza una radiografía del auge y declive del emediecinueve y resume lo vivido en una frase: ``Subimos como palma y caímos como coco''.

Hoy, desde el llano, cree que la soberbia los mareó y que por ello la sociedad colombiana acabó pasándoles la factura por la vía de las urnas, propinándoles una severa derrota.

--¿Cómo se financian la guerrilla y los paramilitares?

--Bueno, la guerrilla lo hace a través de un impuesto a los cultivos ilícitos, que es la principal fuente de sus ingresos, pero también se financia de los impuestos a las empresas petroleras que operan en territorios donde ellos tienen gran influencia, especialmente el ELN, y también logran fondos de los secuestros. Esto les da una total independencia respecto a los factores internacionales, son autosuficientes en materia económica, y más. Yo creo que con los recursos que tienen podrían financiar una guerra en otro país. Los paramilitares se financian esencialmente de los ganaderos, de los propietarios de tierras en las zonas donde ellos operan. Ese es un negocio un poco más complejo. Te describo una situación: hay equis zona del país donde hay una cierta insatisfacción porque la guerrilla ha secuestrado a alguien, cobra impuestos muy altos, y entonces los paramilitares, que tienen la información que le dan las fuerzas armadas, ésta es la verdad y hay que decirlo, reúnen a los grandes propietarios de esa zona y como en ese contexto el precio de la tierra está baratísimo, hacen una suerte de sociedad entre propietarios, paramilitares y algunos oficiales del ejército para comprar las propiedades. A partir de ahí los paras se dedican a limpiar esas zonas de todo lo que huela a apoyo a la guerrilla. Pero a los campesinos tenedores de tierras producto de la Reforma Agraria, que llegan a entenderse con ellos, los arman, y así van consolidando una base social campesina de autodefensa.

--Oiga, al Ejército colombiano ¿le interesa la paz o la guerra?

--Creo honestamente, que le interesa la paz, me parece que ellos ya están cansados de esta guerra. Todos los altos oficiales, y los jefes que están en el campo de batalla, saben que no se puede ganar la guerra y que por lo tanto sería mejor para todos que hubiera paz, lo que sucede es que ellos quieren ganarlo todo en esa paz, no quieren perder nada, no piensan en cesiones, no creo que estén en condiciones de aceptar que hay que hacer concesiones importantes para alcanzar la paz. Y como a la guerrilla, tampoco le interesa la paz por ahora.

--¿Habría posibilidad de que la guerrilla cambiara de opinión con otros líderes que no fueran Manuel Marulanda Vélez y Manuel Pérez?

--No, en absoluto. A ellos les está yendo bien en la guerra y a los que hicimos la paz nos está yendo regular, o hasta mal en la política. Es el caso de nosotros, el M-19; su jefe, que soy yo, está de alcalde en su municipio natal, con el 4 por ciento de los votos del país. Es lógico pensar que los guerrilleros ven esta situación y no se sienten muy motivados para seguir este camino que abrimos nosotros a finales de los ochenta.

--¿Y usted no se arrepiente de haber firmado la paz?

--Para nada.

--¿Qué ha pasado con el M-19?; tuvieron una espectacular votación en el 91 y luego se desplomaron...

--Subimos como palma y caímos como coco, y ahora estamos retoñando de manera distinta. Estamos creciendo como es debido, despacio. Firmar la paz, que es el deseo de la nación, nos hizo subir políticamente como la palma, y luego los errores políticos nos hicieron caer como cocos. Tal vez uno de los errores más grandes fue que permanecimos demasiado tiempo en el gobierno de César Gaviria; el ingreso nuestro en ese gobierno fue una buena decisión en aquél momento porque había la necesidad de institucionalizar la presencia pacífica del M-19 en el país, de decirle a la sociedad que íbamos en serio, que nuestra apuesta por la paz era sincera, no táctica. Además compartíamos con Gaviria el proyecto de lanzar la Constituyente, que se plasmó en 1991. Pero después de ese episodio Gaviria paró el proceso de reformas políticas y retornó a su partido, el Liberal, para seguir con la política de siempre. Ese era el momento indicado para que nosotros nos distanciáramos del gobierno gavirista, pero nos quedamos ahí con la idea de que podíamos influir desde adentro, y lo que provocamos es que nos desdibujáramos frente a la población. La gente dijo que nos habíamos acomodado en la silla, que nos habíamos aburguesado, y ahí caímos como cocos. Por eso luego me vine a Pasto, a competir por la alcaldía, y nos ido muy bien.

Hemos recuperado, aquí y en otros municipios que gobernamos, los espacios políticos, y lo estamos haciendo desde abajo, creciendo despacio, con apoyos sociales, estamos retoñando con paso seguro. Aquí en Pasto saqué 4 por ciento de votos en las elecciones presidenciales de 1994, y ahora la encuestas me ubican con el 85 por ciento de intención de voto; la diferencia está en el trabajo al frente de la alcaldía. Creo que esto es lo que debimos hacer cuando firmamos la paz, pero en ese tiempo creímos que podíamos asaltar el poder nada mas bajar de la selva. Y caímos como cocos.