La Jornada 13 de octubre de 1997

FOSILES DE MAMUTS EN UN DEPOSITO DEL POPO

Gabriela Fonseca, Tocuila, Texcoco Ť Una erupción del volcán Popocatépetl, ocurrida entre 12 mil y 15 mil años atrás está relacionada con la formación de un importante yacimiento de fósiles en la localidad de Tocuila, a dos kilómetros al oeste de Texcoco y a 50 kilómetros al noroeste del volcán, en el que se encontraron los restos de por lo menos siete mamuts y otras especies animales.

Se trata del primer depósito de fósiles que se ha reportado en el mundo, en el que los restos están sepultados en un lecho volcánico de lahar; es decir, del flujo de lodo proveniente de una erupción, resultado de lluvias posteriores a la actividad volcánica que removieron la ceniza ubicada en las laderas del volcán y de montañas vecinas.

Según científicos que trabajan en las excavaciones, el yacimiento de Tocuila tiene una mayor densidad de restos que otros famosos depósitos de fósiles de mamut en el continente. Los ejemplares que se encontraron aquí corresponden a fauna que corresponde al periodo del Pleistoceno tardío.

El depósito de Tocuila fue descubierto accidentalmente en terrenos propiedad de Celso Ramírez y Francisco Vanegas, cuando se excavaba para colocar una cisterna. Los trabajadores hallaron lo que resultó ser un cráneo completo de mamut, mismo que fue reportado a la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH).

El arqueólogo y sociólogo Luis Morett, de la UACH y el paleontólogo Joaquín Arroyo, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dos de los responsables del proyecto, señalaron que el yacimiento paleontológico de Tocuila tiene una densidad de restos de mamut de uno de esos animales por cada 3.5 metros, con lo que supera, por mucho, el de los más famosos depósitos encontrados hasta ahora en el continente: el de Hot Springs, Dakota del Sur y el de Waco, Texas, en los que la densidad es, respectivamente de un ejemplar cada 7.5 metros y uno cada cinco metros.

Ceniza y lluvia dejaron su huella

El doctor Claus Siebe, miembro del Instituto de Geofísica de la UNAM, quien ha colaborado con el comité técnico científico asesor del Centro de Prevención de Desastres (Cenapred), aseguró a La Jornada que las pruebas que se han realizado al depósito volcánico que aloja el yacimiento de fósiles, no dejan la menor duda de que el lahar que lo formó provino del cerro Tláloc, a raíz de una erupción del Popocatépetl, ubicado a 50 kilómetros de Tocuila, lo que desmiente la teoría de que una erupción del volcán afectaría sólo las faldas y las zonas cercanas.

Siebe aseguró que el lahar del yacimiento paleontológico de Tocuila ha sido sometido a una serie de estudios mineralógicos y geoquímicos, entre otros, los cuales reprodujeron lo que él llama ``la huella digital'' del volcán.

Siebe sostuvo que con dichos estudios se quiso dejar fuera de toda duda el hecho de que un lahar relacionado al Popocatépetl pudo llegar hasta la zona de Texcoco, a 50 kilómetros de distancia. Indicó que esto puede ayudar a dar al público un punto de referencia para comprender la magnitud que puede llegar a tener una erupción violenta del volcán.

Siebe indicó que aunque es poco probable que se repita una explosión del Popocatépetl de la misma magnitud, es esencial que exista conciencia de que en el pasado hubo erupciones catastróficas del Popo, como la que formó el yacimiento de Tocuila.

Según estudios realizados anteriormente por Siebe y José Luis Macías, también del Instituto de Geofísica, para determinar la historia eruptiva del Popocatépetl, se ha comprobado la existencia de tres erupciones muy violentas. Una entre los años 3195 y2830 A.C., otra entre el 800 y el 215 A.C., y una tercera entre el 675 y el año 1095 D.C.

Ambos científicos sostienen que los lahares del Popocatépetl alcanzaron la cuenca de Puebla y los valles de Atlixco, Cuautla y Amecameca. Tras el descubrimiento de Tocuila, se comprobó igualmente que los flujos del volcán alcanzaron la zona de Texcoco.

El lahar genera diversas hipótesis

Siebe, al igual que Morett y Arroyo, opinan que el hecho de que los restos fósiles se ubiquen en diferentes capas, y muestren posiciones y orientaciones distintas en cada una, sugiere que hubo múltiples ``pulsos'' en los lahares volcánicos que venían de diferentes direcciones, depositando así los restos de los mamuts.

Quienes se encuentran involucrados en el proyecto señalan que los mamuts y demás especies animales cuyos restos están en el yacimiento, pudieron haber muerto por cambios climáticos provocados por las deglaciaciones, y los lahares del volcán sólo arrastraron y depositaron los restos de los animales en la zona.

Sostienen, sin embargo, que no se puede excluir que diversas manadas de animales fueran cercadas por dos cauces paralelos del lahar que las arrastró, y después se fueron acumulando sobre ellas los restos de otros animales en distintas capas o niveles, en la continuación de ``pulsos'' del flujo volcánico.

En todo caso, será difícil determinar cuáles fueron las causas por las que murió la fauna de la zona, pues al parecer coinciden en el tiempo las deglaciaciones y la erupción del Popocatépetl.

Morett y Arroyo señalaron que en el depósito de fósiles predominan los restos de animales herbívoros. Además de los de mamut, se han identificado huesos de bisontes, camélidos, roedores, conejos, venados, flamencos, patos, gansos, tortugas y peces.

Agregaron que según otras evidencias, durante las deglaciaciones el ecosistema de la zona cambió radicalmente, pues pasó de ser un lugar frío y húmedo a uno más cálido, con otro tipo de vegetación, que también pudo influir en la muerte masiva de la fauna de la región.

Morett y Arroyo destacaron también que en el yacimiento de Tocuila han encontrado algunos huesos ``lasqueados'', es decir que sufrieron raspaduras y cortes cuando aún estaban ``frescos'', lo que llevaría a pensar que seres humanos pudieron haber coexistido con los mamuts y los otros animales, y sobrevivieron a aquello que provocó su muerte.

Sin embargo, indicaron que los huesos pudieron haber resultado ``lasqueados'' por otras causas, y que se carece aún de pruebas concluyentes de la presencia de hombres, como lo serían el encontrar algún resto humano, o bien, artefactos que muestren, sin lugar a dudas, que fueron trabajados por el hombre.

Siebe, de su lado, indicó que será necesario examinar molares de los mamuts y otros animales que sean encontrados en el yacimiento por considerar posible que la erupción del Popocatépetl haya sido un factor que influyó en su desaparición.

La zona, rica en depósitos óseos

Explicó que la ceniza volcánica afecta a los herbívoros, pues al caer sobre los pastos, desgasta los dientes de los animales cuando éstos comen, al grado que ya no pueden alimentarse. Agregó que tras recientes emanaciones de ceniza, ganaderos chilenos han tenido que sacrificar a su ganado por esta causa.

Morett y Arroyo indicaron que el aérea excavada hasta ahora es de cinco metros por seis, por tres de profundidad, y ya cuentan con evidencia de que existen más fósiles en el subsuelo y por fuera del perfil de dicha zona de trabajo. Dijeron que cuando se descubrió el yacimiento de Tocuila, el año pasado, vecinos de la localidad refirieron sobre otros 15 hallazgos mayores que no fueron reportados en su momento, ocurridos en los últimos 50 años.

Se cree que hay muchos casos más en que se han encontrado restos de mamut y que por temor u otras causas, los pobladores han preferido no reportarlo.

Hasta ahora, la investigación está delimitada y los trabajos han sido financiados sobre todo por la UACH y el INAH. Morett señaló que la comunidad de Tocuila propuso la formación de un patronato para financiar la construcción de un museo en el mismo lugar de la excavación, en el que se pretende exponer los fósiles tal y como fueron encontrados. Al concluirse dicho proyecto, se piensa ampliar el área de excavación.

El proyecto del museo tiene la intención no sólo de subrayar la importancia del yacimiento en términos de conocimiento, sino sensibilizar al público acerca de los riesgos que implica el vivir en una zona de volcanes.