ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Son preocupantes algunos de los conceptos y mensajes políticos expresados por el presidente Ernesto Zedillo durante su reciente estancia en el puerto de Acapulco, en la que coordinó y supervisó la atención a los damnificados del huracán Paulina.
Destaca en primer término la negativa presidencial a escuchar institucionalmente a dos legítimos representantes populares del estado de Guerrero y de Acapulco, como son el senador Félix Salgado Macedonio y el diputado federal (de mayoría, sirva la precisión) Alberto López Rosas. A ambos asiste no sólo el derecho, sino la obligación de interesarse y participar en todo asunto relacionado con el estado y los ciudadanos a cuyos intereses representan.
López Rosas, hijo del famoso líder acapulqueño conocido como El Rey Lopitos, fue enfrentado por el Presidente de la República el sábado 11 en la sala de cabildos del ayuntamiento de Acapulco, cuando pretendía hacer oír su voz en una reunión a la que originalmente se le pretendía impedir el paso (en especial el presidente municipal del devastado puerto, el priísta Juan Salgado Tenorio) y en la que estaban presentes sólo funcionarios o políticos del PRI.
Cuando López Rosas (postulado por el PRD a la diputación, miembro del Frente Cívico de Acapulco, representante ni más ni menos que del suelo en el que se realizaba en ese momento la reunión) intentó leer dos cuartillas escritas a mano en las que resumía su postura respecto del desastre causado por Paulina, el presidente Zedillo lo atajó y le impuso la fuerza de la investidura para hacerlo sentar, con la promesa de que ``cuando termine, le escucho''. En ese forcejeo verbal, difundido por la televisión a nivel nacional, el presidente Zedillo dijo:
--¡Yo no admito representantes de nadie!
Respecto de este episodio, conviene precisar que no está sujeto a la voluntad presidencial el reconocimiento del carácter constitucional de representante popular que corresponde a un diputado federal. Aún más: en esa estructura de representación es en la que se sustenta la nación mexicana, y quienes ocupan un cargo ejecutivo, lo primero que hacen es obligarse públicamente a cumplir con el texto constitucional en uno de cuyos artículos, el 40, se indica claramente que ``es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, federal...''.
Hay de fueros a fueros
En la misma ocasión, otro representante de los ciudadanos, el senador perredista Félix Salgado Macedonio, intentó a gritos decirle al presidente Zedillo que los secretarios de Estado presentes en la reunión le mentían con sus informes oficiales. Zedillo le empalmó mediante el micrófono que ``ya lo hubiese querido ver en los albergues donde acabo de estar ahorita''.
Una crónica del semanario El Sur, firmada por Misael Habana de los Santos, relata lo que siguió:
``--De allá vengo. No le están diciendo la verdad --respondió Salgado Macedonio, cuando ya se encontraba rodeado de personal del Estado Mayor Presidencial (EMP); uno de ellos lo agarraba del brazo y otro lo empujaba. Entonces Salgado volvió a gritar:
``--Señor Presidente. ¿Esto es la democracia? --y los del EMP lo soltaron...''.
A López Rosas efectivamente se le escuchó, pero no en el pleno de la reunión sino ya en el camino, cuando el presidente Zedillo se retiraba. ``Molesto y de mala gana'', aseguró el diputado federal, el mandatario escuchó la lectura pospuesta y, al final, sólo dijo respecto a su contenido que, ``lo consideraremos''.
Hay otra frase presidencial que llama la atención: ``El único representante de los 93 millones de mexicanos soy yo. No necesito líderes. Me gusta hablar directamente con ustedes'', les dijo Zedillo a algunos damnificados.
Las anteriores citas son preocupantes por cuanto parecerían mostrar un talante presidencial predispuesto a la confrontación abierta con líderes y representantes, concepción política cuya concreción extrema sería la abolición del sistema político histórico para eliminar toda facultad de intermediación política y social, y subsistente únicamente la del poder unipersonal del Ejecutivo federal.
La realidad sigue allí
No ha sido, por lo demás, suficiente la voluntad presidencial para impedir ni que aparezcan graves indicios de negligencia oficial en la prevención del desastre y en la nociva confección de laudatorios informes de labores de las secretarías y dependencias concurrentes en el salvamento del puerto guerrerense y de otros puntos oaxaqueños y chiapanecos, ni tampoco para evitar que los intermediarios y los liderazgos priístas de la zona sean fortalecidos por las autoridades al convertirlos en mecanismos de entrega de ayudas o, en el peor de los casos, en la venta de los mismos auxilios mencionados.
Paliado apenas el impacto del huracán Sané, que le alcanzó en tierras europeas, el presidente Zedillo de inmediato se enredó en un torbellino, que hoy seguirá en las cámaras de Diputados y Senadores, al negar su condición constitucional a dos representantes populares y al plantear conceptos políticos altamente preocupantes para la salud institucional mexicana.
Astillas: Hoy, a las 9:30 horas, los diputados federales priístas se reunirán en pleno para conocer la agenda legislativa que presuntamente guiará sus actividades próximas en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Varios diputados del partido tricolor presionaron en días recientes en exigencia de definiciones y claridad, ante lo cual el impugnado liderazgo de Arturo Núñez Jiménez contestará hoy con una propuesta de agenda que se espera no sea tan tibia y endeble como sus redactores... Por culpa del autor de estas líneas, en las Astillas de ayer se omitió decir quién es José María Morfín Patraca, quien estuvo en la ríspida sesión del Instituto Federal Electoral (IFE) del pasado jueves, sentado en la primera fila del área reservada a asesores y colaboradores de los consejeros y funcionarios del citado organismo. Morfín Patraca es un afamado experto en acción electoral, a cuyos conjuros solían acomodarse las cifras más renuentes y aparecer conforme a los deseos oficiales. Morfín no nació el 6 de julio, sino el 7 de ese mes del año 1942. Fue asesor de asuntos electorales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y, de 1983 a 1988, fue director de Procesos Electorales de la Secretaría de Gobernación a cuyo titular, Manuel Bartlett Díaz, siguió al estado de Puebla, en donde ahora sigue encargándose de los delicados temas en mención. Justamente en ese carácter, don José María estuvo presente en la sesión citada del IFE, en espera de las presuntas alusiones que se harían al proceso electoral poblano reciente. Como el tema no se tocó, Morfín Patraca se retiró antes de escuchar las emocionadas palabras de José Woldenberg diciendo que los funcionarios electorales no deben ser juzgados por sus relaciones personales o por su pasado, sino por sus resultados actuales. Morfín Patraca tampoco pudo escuchar a Felipe Solís Acero defendiéndose de los ataques de los seis consejeros electorales que, por cierto, hoy deben reunirse en privado con Woldenberg para iniciar la evaluación del mencionado Solís Acero... El procurador general de Justicia del Distrito Federal, Lorenzo Thomas, y el general Enrique Tomás Salgado Cordero, jefe de la policía capitalina, deberán comparecer ante comisiones de asambleístas para que informen sobre el curso de las investigaciones y castigos relacionados con el asesinato de jóvenes de la colonia Buenos Aires. El reciente huracán Paulina no será el distractor que desearían los funcionarios deseosos de que el caso caiga en el olvido...
Fax: 5 12 65 46 Correo electrónico:[email protected]