La Jornada 15 de octubre de 1997

Insuficiente, el cerco sanitario en el puerto, advierten médicos

David Aponte, enviado, Acapulco, Gro., 14 de octubre Ť El cerco sanitario de las autoridades federales no cubre la totalidad de las colonias del puerto más afectadas por el huracán Paulina. Las brigadas tienen control de salud en los más de 77 albergues manejados por el Ejército Mexicano. Sin embargo, los barrios dañados presentan cientos de casos de diarrea.

La zona centro de la ciudad no ha dejado de ser un foco de infección. En los alrededores del mercado Central hay aguas estancadas cubiertas de larvas del mosquito trasmisor del dengue hemorrágico y montones de lodo y basura. A pesar de esta situación, algunas personas pepenan algunas verduras y hasta pescados descompuestos.


Distribución de agua potable en la colonia Zapata del puerto
guerrerense afectado por
Paulina. Foto: Duilio Rodríguez

El Ejército Mexicano metió trascabos y maquinaria pesada para iniciar las labores de limpieza en las calles colindantes al mercado. Pero las mercancías -hielo, carne, pollo, pescado y toda clase de perecederos- están expuestas al aire libre, a sólo unos pasos de las tareas de remoción.

No obstante, las autoridades federales descartaron que el brote de cólera, detectado en tres personas de las colonias Ciudad Renacimiento y Pacífico, pueda llegar a otros damnificados del puerto.

El general Enrique Cervantes Aguirre, secretario de la Defensa Nacional, informó que dos casos han sido descartados y uno está en observación.

Durante un recorrido por las zonas afectadas, concretamente en la unidad del Fovissste, el militar comentó que el Ejército seguirá al frente de las acciones de ayuda a los afectados. ``Con gusto seguiremos en las tareas. Ese es el camino que nos han trazado'', expuso.

En ese momento, una señora le pidió que ``escarbaran'' en la parte donde corre el río Camarón, ``porque ahí huele feo y muchas personas no aparecen. Posiblemente hay más gente''.

-Sí patrona, ahorita vamos para allá -respondió el general.

``Estos zapatos no me quedan...''

Los más de 77 albergues instalados en el puerto comenzaron la entrega de ropa y el abastecimiento de agua potable a los damnificados.

Después de largas esperas, en larguísimas filas de horas y horas, los acapulqueños entran en grupos de diez a los centros de acopio. De inmediato se miden los zapatos y algunas prendas de vestir. No hay mucho de dónde escoger. En la rebatiña, unos cuantos alcanzan calzado y ropa a la medida. Además reciben dos botellas de agua ``por cabeza''.

Con tinta negra para zapatos, los militares pintan el dedo meñique de los damnificados, para evitar que reciban doble porción.

Las brigadas de salud realizan inspecciones diarias en los albergues ubicados en las zonas afectadas. Con el apoyo de médicos de otras entidades del país levantan encuestas y auscultan a la población que permanece y duerme en los locales bajo control del Ejército.

Los médicos ponen especial cuidado en los casos de diarrea y analizan cada uno para evitar mayores brotes de cólera. Hay una estricta vigilancia epidemiológica en los albergues, como parte de la alerta sanitaria.

``En general, la situación de salud en el puerto es estable y estamos tratando de evitar situaciones de riesgo. El problema está afuera, en las calles. En las colonias no hay manera de mantener el cordón sanitario. Es complicado hacer un diagnóstico de la situación fuera de los albergues'', comentaron médicos responsables de la acción.

Los especialistas agregaron que Acapulco entró en una fase crítica. En los próximos días habrá más casos de diarrea entre los habitantes del puerto.

En conferencia de prensa, Mario Luis Fuentes, del DIF, consideró que el riesgo de epidemias está latente mientras persistan las aguas estancadas y la acumulación de basura. Adicionalmente, dijo que las autoridades de salud no han recibido reportes de dengue hemorrágico en la ciudad.

Las dos caras de Acapulco

La noche del lunes decenas de jóvenes con chaleco verde salieron a la costera Miguel Alemán y de inmediato comenzaron a limpiar la avenida. Por primera vez desde el golpe de Paulina, las cuadrillas trabajaron en el turno nocturno.

Los jóvenes limpiaron la zona hotelera. Después llegó la noticia de que el presidente Ernesto Zedillo ya estaba en Acapulco, en la zona militar, para realizar un recorrido por las colonias afectadas por el huracán.

Las dos caras de Acapulco: la costera limpia y la zona afectada todavía con basura y agua estacanda con larvas del mosquito trasmisor del dengue hemorrágico. Los turistas reaparecen en las playas, mientras los damnificados utilizan palas y escobas para sacar el lodo de sus hogares.

Después de la llegada del primer mandatario, camiones del Ejército salieron a la Costera para ofrecer transporte gratuito a los acapulqueños.

Además, los militares descubrieron panfletos y ofrendas del EPR dirigidas a los deudos de las personas que murieron en Acapulco a consecuencia del golpe de Paulina.