ASTILLERO Ť Julio Hernández López
En caso de que no llegara a ser gobernador de Veracruz (ya porque se le escabullera la candidatura priísta que le alfombra Patricio Chirinos, ya porque logrando la postulación fuera derrotado en las urnas), Miguel Angel Yunes Linares bien podría ganarse la vida como censor oficial del periodismo mexicano, promotor turístico, guionista cómico o cómplice encubridor de fraudes electorales.
Nacido en Soledad de Doblado, Veracruz, el 5 de diciembre de 1952, Yunes Linares ha tenido una larga carrera política en la que ha sido diputado local y federal, secretario general de Gobierno y, a la fecha, presidente del comité estatal priísta veracruzano. En el ámbito administrativo ha sido entre otras cosas subdirector general de Aeropuertos y Servicios Auxiliares y coordinador de delegaciones de Sedue. Destaca su amplia experiencia en materia electoral: en el histórico 1988 fue el secretario del ramo en el comité priísta del Distrito Federal, subsecretario del comité nacional y representante de su partido ante la Comisión Federal Electoral.
Practicante de la misma escuela política de Chirinos (uno de los maquinadores favoritos del salinismo), ha desplegado con destreza las artes de la cooptación, el chantaje y la represión para controlar la política veracruzana. Doctos en el manejo del lado oscuro de la política, los integrantes del llamado dúo dinámico han usado por igual la provocación que la difamación para enfrentar a sus adversarios. Embebidos en el proyecto de continuismo que Yunes garantizaría, se han dedicado a monopolizar la actividad priísta y a golpear con cuanto pueden a los partidos opositores.
Ayer, en la sala de prensa del comité nacional priísta, en una conferencia citada por el tricolor para hablar de los comicios locales de este domingo, Yunes tuvo una oportunidad más de mostrar su talante.
Interrogado con insistencia por los periodistas respecto a los pronósticos electorales adversos a su partido, y a la influencia que en esa presunta derrota tendrían factores como el antisalinismo, el encarcelamiento de Dante Delgado y la renuncia al PRI de Ignacio Morales Lechuga, el líder priísta veracruzano se aventuró a dar consejos sobre ética periodística, a emitir recomendaciones y a dar líneas de trabajo para los medios de comunicación.
``...Creo que los medios tienen que ser más objetivos en el tratamiento de la realidad de los estados, y pensar en los lectores locales, en quienes les leen allá también. Tengo la impresión de que piensan nada más en los lectores del DF'', dijo el futuro Pullitzer jarocho.
Otra sentencia yunista digna de ser inscrita con letras de oro en el Club de Periodistas: ``Creo que es muy importante que en los procesos políticos en que todo está regulado, algunos medios, cuando menos, se autorregulen con principios éticos, de objetividad en la información''.
Instalado en la tesis de que hay un divorcio entre lo que se publica en la prensa nacional (no sólo con reporteros instalados en la capital del país, sino mediante corresponsales y enviados) y lo que sucede en la entidad, Yunes Linares aprovechó para promover paquetes turísticos: ``Por eso quisiera invitarlos a que vayan a Veracruz; no necesitan invitación, pueden ir cuando quieran, pero sería muy importante que fueran a Veracruz''.
De búnkeres y Lechugas
Pero antes de la sesión oficial con reporteros de la fuente del PRI, Yunes Linares estuvo con Javier Solórzano en el programa radiofónico Para empezar, donde mostró su vena humorística al reconocer que ``Lechuga'' era muy conocido por los veracruzanos, y que si se postulara a algún cargo podría ganarlo. Ese Lechuga, explicó, no era otro sino Héctor Lechuga, pues el otro, Ignacio Morales, no era veracruzano con arraigo.
Y algo que podría ser una confesión de complicidad delictiva al conocer de un hecho ilícito y no denunciarlo ante las autoridades correspondientes: Morales Lechuga, cuando fue secretario general de Gobierno con Agustín Acosta Lagunes, tenía un ``búnker'' desde el que manejó asuntos electorales.
Si dicho búnker fue utilizado para fraudes electorales, o para suplir o enmendar resultados electorales, el señor que ha sido diputado federal, secretario general de gobierno y presidente del PRI en el sexenio chirinista ha estado obligado a denunciar los hechos que dice le constan.
El licenciado Yunes tiene la gran oportunidad de ya no sólo censurar a la prensa, sino ahora ofrecer el gran reportaje de las mapachadas ajenas. Y, de allí, a organizar visitas turísticas al búnker de la vergüenza electoral y a escribir guiones para los Hechos de peluchirinos.
El privilegio de ser mexiquense
Agustín Gasca Pliego --el director de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación que considera que 125 muertos en Acapulco es un saldo ``no malo'', y que asegura que se hicieron cientos de avisos a la población para que evitara tragedias-- es ingeniero químico egresado de la UNAM, con posgrado en administración de empresas de la Universidad de Delst, Holanda.
Con 52 años de edad cumplidos el pasado 21 de septiembre, ha sido director de la Facultad de Química de la UNAM, secretario general académico y luego rector de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Además, fue presidente de la Academia de Matemáticas de la propia UAEM y ha escrito un libro denominado El municipio en México. También ha sido coordinador del programa de ecología productiva de la Sedeso y, hasta el 27 de abril del presente año, cuando llegó a su actual cargo, era secretario ejecutivo de la Secretaría del Medio Ambiente.
Entonces, ¿por qué es el responsable de la delicada función de la protección civil? Bueno, también ha sido presidente municipal de su natal Toluca, secretario de Administración y Ecología del gobierno estatal, y diputado federal y coordinador de sus homólogos. Es buen amigo de Alfredo del Mazo, con quien habría compartido tiempos estudiantiles, y ahora es amigo de Emilio Chuayffet.
Más fumarolas en el IFE
Quienes creyeron que en el Instituto Federal Electoral (IFE) se había fumado la pipa de la paz entre los seis consejeros electorales que promueven la evaluación del secretario ejecutivo, Felipe Solís Acero, y el consejero presidente, José Woldenberg, deben estar hoy sorprendidos al constatar que las bocanadas de humo no provienen de los habanos que suelen fumarse en las sesiones de trabajo sino, en realidad, de las entrañas profundas de un volcán.
La más reciente emisión de gases tóxicos se dio ayer, cuando Woldenberg envió una aclaración relacionada con las declaraciones que el día anterior había hecho el consejero Emilio Zebadúa respecto a una comisión que evaluaría el trabajo de Solís Acero.
Woldenberg asegura que ``en ningún momento de la reunión se pronunció palabra alguna sobre la creación de una comisión'', ni mucho menos sobre sus integrantes, metodología, plazos ni posibles conclusiones.
Lo malo es que el consejero presidente Woldenberg prefirió enviar las aclaraciones a las redacciones de los periódicos (que en todo caso son medios) y no directamente al declarante Zebadúa (que es su par).
Es preocupante ver cómo se siguen enredando los hilos del IFE y cómo se les sigue jalando hasta que alguno, o algunos, revienten.
Astillas: Hoy a las 19 horas, en el Centro Cultural San Angel, se presentarán las Memorias de un líder moderno, de Marco Rascón, editadas por Grijalbo. Participarán en el acto Carlos Montemayor, Javier Betancourt, Rafael Barajas, El Fisgón, Carlos Salinas de Gortari en el papel de Jesusa Rodríguez y el autor de estas líneas...