La Jornada 18 de octubre de 1997

Dejar atrás ``la obstinación por la violencia'', insta Zedillo a radio y tv

Rosa Elvira Vargas Ť El presidente Ernesto Zedillo exigió ayer a los concesionarios de la radio y la televisión en México dejar atrás ``la obstinación por la violencia'' y que, sin ignorar problemas, carencias e insuficiencias ni eludir la realidad, dejen de conferir tantos acentos a la violencia, al grado que ``parecen querer exaltarla y alentarla''.

Además, les pidió no fomentar la costumbre de ver la violencia como algo normal ni hacer que los niños se formen o se entretengan con ella.

En la reunión anual de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión, el mandatario habló también de economía y subrayó que se mantendrá la disciplina fiscal para que el gobierno ``no gaste lo que no tiene'', pues los excesos y los desequilibrios ``siempre termina pagándolos el pueblo''.

Llamó a realizar una tarea de fomento a la unidad nacional y un esfuerzo para que las libertades y la diversidad que hoy se viven en México no sean obstáculo sino aliciente para ese objetivo.

La pluralidad, puntualizó, debe ser fuente de estabilidad y confianza democrática; la ética política, alentar la tolerancia y la mesura y no el enfrentamiento ni el encono, y la competencia política, libre y abierta, debe estimular el diálogo y las propuestas realistas.

Así, demandó a los empresarios del ramo radiofónico y televisivo destacar las coincidencias de los mexicanos por encima de las diferencias; subrayar ``a cada momento que, por encima de todo, todos somos mexicanos, nos identifican una misma nacionalidad, de la que estamos orgullosos, y una historia de luchas heroicas que debemos honrar siempre''.

Lo anterior sirvió de preámbulo para que, casi al final de su mensaje, Ernesto Zedillo pidiera a los empresarios de la radio y la televisión ``dar más tiempo y espacio, más oportunidad e importancia a las ideas constructivas, a las propuestas serias, a las iniciativas realizadas; a los buenos logros que los mexicanos consiguen cada día''.

Reiteró su llamado contra ``la obstinación por la violencia'' y, en lugar de ésta, volver la vista hacia los hechos positivos y ejemplares que hay en México; hacia los principios de la nacionalidad, los valores de las familias y los avances que se consiguen cotidianamente con esfuerzo y participación.

Atender con más detenimiento, exhortó, al México patriota, demócrata; el que ha iniciado el crecimiento económico; el que reforma sus instituciones, ``que se esmera por vivir en paz y está decidido a respetar la ley y vivir en armonía''.

Tema obligado, por su vigencia, en el discurso presidencial fue el de las consecuencias que dejó a su paso el huracán Paulina. Ese fenómeno natural, destacó, ha puesto de relieve, una vez más, la nobleza, el carácter e incluso el heroísmo del pueblo de México.

Hizo entonces un reconocimiento específico para médicos, enfermeras y socorristas que se han multiplicado para llevar atención a los damnificados, y se refirió a trabajadores e ingenieros que han laborado largas jornadas para restablecer la electricidad y el agua potable o poner en funcionamiento los caminos.

Dedicó párrafo aparte al Ejército. Señaló que ``se ha vuelto a comprobar que nuestras fuerzas armadas son de paz'', y elogió las labores de rescate, apoyo a damnificados y reconstrucción de comunidades.

Zedillo aludió a los millones de mexicanos de toda condición social que se han apurado a ``juntar y enviar toda la ayuda que les es posible''.

La tradicional comida con la que se cierra la Semana Nacional de la Radio y la Televisión prescindió del habitual show. Extraoficialmente se dijo que fue el propio Zedillo quien pidió que no se realizara por los recientes acontecimientos en el Pacífico. El espectáculo habría estado a cargo de Thalía, quien junto con el empresario radiofónico y editor de diarios Andrés García Lavín fueron premiados este año por la industria y recibieron la presea del propio mandatario.