Del brazo de los pejemapaches, el priísmo renació en el coto madracista
Julio Hernández López, enviado, Villahermosa, Tab., 19 de octubre Ť El dinosaurio tricolor al que los mexicanos creyeron herido de muerte el pasado 6 de julio, se ha mostrado vivito y coleando, rejuvenecido y entusiasta en estos comicios tabasqueños en los que la inventiva madracista aportó dos elementos autóctonos -verdaderos pejemapaches-: uno, que el sistema aquí no se cayó, pero sí se apagó; y dos, los Testigos de democracia, careta periodística para un activismo priísta a pie de urna.
En cierto sentido se podría decir que hubo pocas cosas imprevistas: elecciones de Estado, con todo el apoyo de la maquinaría oficial en favor del PRI, amplio operativo de mapachaje electoral, control fascistoide de la mayoría de los medios de comunicación, exaltación del valor de la paz y la tranquilidad como tramposo antídoto contra las protestas por el fraude electoral, dinero rodante entre atenciones a periodistas y compra de votos.
Fue, digamos, como una viejísima película en blanco y negro a la que ahora digitalizada, coloreada, y con nuevo título, nos quisieron presentar como postulada al Oscar 97 de la Alquimia Electoral. Sencillo de explicar: si en 1995 acosado, débil y tomado por sorpresa, Roberto Madrazo resistió y venció las pretensiones zedillistas de tumbarlo de la silla tabasqueña para mandarlo a despachar a la SEP, ¿por qué habría ahora de echarse para atrás el bien afianzado mandatario al que apoyan abiertamente el hankismo y el sindicato de gobernadores duros?
Por ello echó la alquimia por la ventana. No escatimó esfuerzos. Pero, ojo, tampoco se preocupó por tapar las evidencias. Si el tabasqueño de origen, Manuel Bartlett, no se oculta, si Manlio Fabio ya se ha abierto, si Mario Villanueva critica ``al Centro'', si Cervera va por sus diez años de gobierno, si las espaldas de Salomón Azar quedaron a buen resguardo con González Curi, si tantos gobernadores, ``hay quien dice que hay 22 casi en condición de conjurados'', hacen hoy lo que quieren, ``¿por qué Madrazo iba a recular y a ser prudente?''.
Control Machete
No deberán asustarse los famosos jóvenes regiomontanos raperos (ni sus seguidores) por el uso del nombre de su grupo en esas lides pantanosas. Lo que sucede es que aquí Roberto Madrazo aplicó tal nombre como filosofía para mantener en un puño a las instancias organizadoras del proceso electoral ``oficialmente ajenas al gobierno, pero en realidad dependientes como el becerro de la ubre materna'' y para desplegar la maquinaria de coacción y de adulteración electorales.
Por un lado, colocó en el Instituto Estatal Electoral a una mayoría de personajes asociados a los favores y a las expectativas gubernamentales. Porque ya han recibido, o porque esperan recibir, pero la mayoría de los consejeros electorales están sujetos a las instrucciones madracistas.
En un par de sesiones que este cronista presenció fue evidente la tendencia del presidente, Leonardo Sala, y de otros consejeros, para dilatar y mediatizar las quejas de los representantes partidistas.
A sus propósitos desactivadores ayudó, en buena medida al menos, en el par de fundamentales reuniones mencionadas, la desangelada presencia panista, circunscrita su oposición al mero cumplimiento de un trámite sin pasión ni energía, mera rutina para la bitácora, y también la tosudez exclamativa y siempre previsible de un perredismo carente en ese órgano electoral de la formación jurídica, pero inclusive de la inteligencia política, a la que obligaría su peso electoral para bien servirle.
Luego, ya controlado el terreno de la organización electoral oficial, Roberto Madrazo se aplicó con un esmero absoluto a las tareas de acción electoral priísta (en las que fue delegado estrella del CEN del PRI en varios estados, y donde siempre le acusaron de ser practicante de las artes de la alquimia).
Todos los lunes recientes, en la Quinta Grijalva, Madrazo verificó que las demandas y solicitudes recibidas por los candidatos priístas en campaña hubiesen sido oportunamente atendidas y solucionadas por sus funcionarios.
La entrega de las obras y servicios no se hicieron, ciertamente, con la explícita presencia de los candidatos, pero sí a partir de ``sus gestiones'' subrayadamente exitosas y mediante la entrega adoctrinante de funcionarios públicos menores, pero bien instruidos para hacer sentir a los beneficiados la importancia de votar por el PRI y luego, ayer durante toda la jornada, la operación de compradores de votos, de presionantes a indecisos, de intimidantes adversarios, de votantes en carrusel, de acarreo, de violación del secreto electoral, de reparto de despensas, de mapaches en vehículos de trabajo, de uso policiaco para resguardar los secretos priístas en peligro, de robo de urnas perdidas, de tardanza en la entrega de paquetes electorales, de...
¿Algo nuevo?
Bueno, sí, que en varios lugares donde se vio totalmente perdido, el madracismo logró que se fuera la energía eléctrica durante un tiempo sospechosamente suficiente como para que los mapaches hicieran los ajustes técnicos necesarios, al grado de exacerbar y provocar al perredismo y hacer que se pierda la confianza en los resultados de esos lugares de cuatro municipios y de lo cual dan cuenta en nota aparte los otros enviados y el corresponsal.
Reporteros voluntarios
Los periodistas tienen nuevos compañeros de viaje, gracias a la inventiva cívica de una de las publicaciones de la familia Cantón Zetina: los Testigos de la democracia, presuntos ``reporteros voluntarios'' que mediante el programa ``Adopta una casilla'' se colocaron ayer cerca de las urnas para ``vigilar las votaciones'', según el diario Tabasco Hoy, creador de la ``nueva forma ciudadana de organizarse'', o , según el PRD, para presionar e inducir a los votantes en favor del PRI y para hostigar y amedrentar a los no priístas.
Los Testigos de la democracia forman parte del ``proyecto cívico democrático'' con la que la publicación de Cantón Zetina busca que los tabasqueños velen por sus intereses y cuiden lo que finalmente es suyo: la ``democracia''.
El Tabasco Hoy garantizó a los afiliados a su campaña derechos similares a los de ``cualquier otro miembro de esta gran familia periodística''. Según ese diario, los Testigos forman parte del proceso de ciudadanización de los comicios y se les ha prometido que esta relación no terminará con las elecciones, pues ``va para largo'' y durará ``el tiempo que quiera la propia sociedad''.
Así termina este reporte desde la nublada capital tabasqueña, antes de que aquí, en el cuarto de hotel también haya apagón o se asome un Testigo de la democracia y del periodismo, o aparezca el nuevo monstruo tricolor con el que desde aquí se apuesta para el 2000: el pejemapache madracista.