La Jornada martes 21 de octubre de 1997

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

El método científico del madrazo, aplicado este domingo en Tabasco, ha colocado al gobernador de esa entidad como virtual líder moral del priísmo duro, potencial exportador de tecnología electoral y destapado precandidato a la sucesión presidencial.

Pero, además, el método científico homónimo será necesario punto de referencia en el futuro inmediato para la toma de altas decisiones políticas, sobre todo en cuanto al grado de apertura democrática que debe otorgar el sistema y al nivel de riesgos de pérdidas que debe correr en cada elección.

La contundencia de los resultados tabasqueños en favor del PRI llevará necesariamente a quienes conducen la política nacional, en particular a Ernesto Zedillo, a preguntarse si la reciente caída electoral del 6 de julio era evitable, y con ella los muchos tragos amargos, como la instalación del Congreso, el discurso de Muñoz Ledo, la pérdida de las comisiones importantes, la disputa por el diseño del presupuesto federal, la reformulación de la partida secreta, la reapertura de inevestigaciones legislativas antes sepultadas y otros más.

A fin de cuentas, lo hecho por Roberto Madrazo no fue sino aplicar el viejo manual del priísmo, pero con voluntad política plena, sin titubeos ni concesiones. Toda la fuerza del Estado en favor del PRI. La maquinaria oficial, los recursos públicos, la ingeniería electoral, el control de los medios, y dos que tres matices propios del ingenio tropical.

¿Señor Presidente, nos habría pasado lo mismo si hubiésemos aplicado el método científico homónimo? podrían preguntar los gobernadores que perdieron diputaciones federales al por mayor. Y los gobernadores duros, los del sindicato, podrían decir que ellos entregaron buenas cuentas, carros completos en muchos casos, con excepción del sonorense Beltrones que, no obstante, mantuvo la gubernatura. Y entonces, para el futuro, muchos ¿o todos? podrían sugerir, ¿Señor presidente, y si...? O bien, mejor todavía, simplemente informarán de hechos consumados, de resultados favorables gusten o no los métodos utilizados. Tal será -es- la tentación.

Más pronto cae un Yunes que un cojo

En Veracruz ha sido derrotada la porción más fofa del salinismo prevaleciente. Patricio Chirinos, antaño cortesano non de Los Pinos, influyente susurrador del oído presidencial, amo y señor de las intrigas y las estrategias, componedor de entuertos ajenos y ejecutor de instrucciones aviesas, se convirtió en Veracruz en un gobernador tirado al abandono, instalado de manera permanente en insanas nebulosidades que siendo del dominio privado pasan al público cuando afectan la conducción de los asuntos colectivos.

En ese feudo sin virrey, Miguel Angel Yunes fue asentándose como virtual gobernante delegado, de manera parecida, aunque en un grado mayor, a la que años atrás vivió Ignacio Morales Lechuga respecto a Agustín Acosta Lagunes. Yunes fue quien ejerció el mando como secretario general de Gobierno, cargo del que pasó a la presidencia del PRI, que presuntamente le permitiría cerrar con éxito un ciclo de poder que le llevaría a la candidatura priísta a la gubernatura.

Los resultados, sin embargo, son adversos para el distante Chirinos, el presunto príncipe heredero Yunes, y el tambaleante PRI. La cerrazón política que practicaron, la exclusión de grupos importantes de la vivaz política veracruzana, los errores sistemáticos, el enfrentamiento y la soberbia, les llevaron a una amplia derrota.

Por sus problemas personales, traducidos al ámbito de gobierno, el chirinismo yunista no es una pieza útil en la política nacional, ni para el salinismo indeclinable que es su esencia, ni para el zedillismo consolidado que sería su opción. Corcho a la deriva, verá languidecer su paz jubilatoria, mientras fieros luchadores del tricolor se pelean la candidatura y la oposición busca en el pragmatismo impúdico la posibilidad de arrebatarle la gubernatura.

Más de la República Salinista del sureste

A la senadora Layda Sansores le han hecho daño tres cosas: el encono presidencial, la figura paterna y la propaganda intencional que la difunde como violenta.

Vetada por el zedillismo para ser candidata priísta a la gubernatura de Campeche, Sansores fue caminando el sendero sin retorno, de la genuina oposición interna, hasta llegar a la ruptura y la postulación como candidata externa por el PRD. El PRI no pudo, o no quiso, o así fue instruido, retener a Sansores, ni le ofreció opciones aceptables.

Luego, ya candidata al gobierno, se le entrampó con frecuencia en el pasado de su padre, entendido éste, el famoso Negro, como sinónimo de caciquismo y como prueba del enriquecimiento desmedido al que lleva el ejercicio de cargos y funciones en la política oficial. Como fuere, Layda obtuvo una alta votación en su favor, notable si se considera la animadversión presidencial asumida con gusto en el entorno estatal y traducida en el uso aplastante de recursos, como en el reciente caso tabasqueño.

Arrollada por la maquinaria de la dupla Salomón Azar-González Curi, Layda Sansores ha desarrollado una resistencia civil que a pesar del tiempo se ha sostenido. La lucha contra el fraude electoral llegó a extremos altamente difundidos por la prensa, como el enfrentamiento verbal con el entonces (¿todavía? ¿Emilio, estás allí?) secretario de Gobernación, Chuayffet.

Amparados en la imagen de proclividad a la violencia que le construyeron con prisa, los adversarios de Sansores encontraron su oportunidad de oro el domingo pasado, cuando la atención pública nacional se concentró en los comicios regionales de Tabasco y Veracruz, para apretar el puño, enfrentar a los sansoristas, golpearlos, desmoralizarlos y buscar el finiquito del conflicto poselectoral.

Por sí mismo, el episodio podría tener aristas discutibles respecto al origen exacto del incidente, pero no puede perderse de vista el hecho de que la misma mano dura, aplicada en Tabasco para asuntos electorales, es la utilizada en Campeche.

Hoy premian a Maribel Gutiérrez

La Fundación Internacional de Mujeres en los Medios, a la que pertenecen editoras, reporteras y funcionarias de los medios de comunicación más importantes de Estados Unidos, entregará hoy en Nueva York el premio Valor en Periodismo a Maribel Gutiérrez, corresponsal de La Jornada en Guerrero, y destacadísima reportera del semanario El Sur de aquella entidad.

El reconocimiento de las principales periodistas estadunidenses se debe al trabajo realizado en materia de derechos humanos, corrupción, militarización y problemas sociales. La organización que entregará hoy el premio, menciona con especial acento ``la hostilidad del gobierno del estado hacia el trabajo periodístico de El Sur'' y el que a Maribel ``por su trabajo periodístico, agentes gubernamentales hayan tratado de vincularla a grupos guerrilleros''.

Resulta altamente gratificante el aprecio internacional al trabajo de El Sur, en general, y el de la periodista Gutiérrez, en particular. Diariamente arriesgan vida, libertad y seguridad, al informar de los abusos y las injusticias cotidianas en el militarizado estado de Guerrero. Todos quienes laboran en ese semanario honran a la profesión, enaltecen el periodismo de provincia y muestran el verdadero sentido ético del quehacer informativo. Felicidades a Maribel, a Juan Angulo, director de El Sur, y a todos los compañeros de este valioso y valiente semanario.

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