La Jornada 26 de octubre de 1997

Ola de atentados y secuestros en la víspera electoral en Colombia

Reuter, Ap, Afp, Dpa y Efe, Santafé de Bogotá, 25 de octubre Ť El gobernador del departamento colombiano de Antioquia, Alvaro Uribe, escapó ileso de un atentado de la guerrilla, pero en cambio un sacerdote que le acompañaba murió, lo que hizo aumentar la tensión política de cara a las elecciones regionales de este domingo.

A la par, en otras acciones la insurgencia secuestró a otros dos curas, a un candidato a la Asamblea del Meta y a un alcalde de Morelia, además de efectuar atentados dinamiteros en las ciudades de Mocoa e Ipiales y quemar cuatro autobuses, a pocas horas de que los ciudadanos acudan a las urnas para elegir gobernadores, diputados locales y concejales.

En tanto que el gobierno de Ernesto Samper condenaba en forma enérgica el atentado contra el gobernador Uribe y el asesinato del sacerdote Antonio Bedoya, de 45 años, los reportes indicaron que los hechos tuvieron lugar en San Francisco, en Antioquia, cuya autoría se atribuyó al Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Uribe, del gobernante Partido Liberal, había presidido un consejo de gobierno en San Francisco, y cuando se disponía a regresar se produjo el ataque.

El gobernador y su comitiva iban a abordar un helicóptero y regresar a Medellín, cuando los rebelde atacaron con disparos de fusilería y alcanzaron a Bedoya.

Unidades militares y de la policía repelieron el ataque, y se cree que los rebeldes escaparon entre la población.

Uribe responsabilizó de inmediato de lo ocurrido al ELN, pues el atentado se produjo en la misma zona donde el jueves pasado ese grupo guerrillero secuestró a dos observadores electorales de la Organización de Estados Americanos (OEA) y a un colombiano.

Fuentes oficiales dijeron que Samper se comunicó con el gobernador para expresarle su solidaridad al pueblo antioqueño por el lamentable acontecimiento.

También Uribe expresó su enérgico repudio en torno al suceso y llamó a los antioqueños a acudir a las urnas en forma masiva para ``rechazar a los violentos''.

Para nadie había duda de que los alzados en armas pretendían aniquilar a Uribe, un enérgico crítico de las guerrillas y firme impulsor de los grupos paramilitares de derecha conocidos como Grupos Armados de Autodefensa Campesina, que operan en Antioquia y otros departamentos.

``A nombre del gobierno quiero condenar el ataque contra el gobernador de Antioquia y deplorar la muerte del párroco del municipio de San Francisco'', señaló el ministro del Interior, Carlos Holmes Trujillo.

Asentó que con estos actos criminales se violan los derechos humanos e hizo extensiva sus condolencias a la Iglesia católica.

Antes de que se conociera el secuestro en otra parte del país de otros dos sacerdotes, presumiblemente también por la guerrilla, el ministro subrayó que el hecho de que muera un sacerdote bajo las balas de la insurgencia demuestra que estas organizaciones están animadas por el terrorismo y la violación del derecho humanitario.

Por su parte, Samper manifestó que ``ante esta demencial acción, deseo insistir en la invitación que le he formulado a todo el pueblo colombiano para que rechacen estos hechos de violencia asistiendo a las urnas y votando abrumadoramente en defensa de la democracia y la paz en Colombia''.

Entre tanto, se denunció el secuestro por las guerrillas de dos sacerdotes de la comunidad salesiana, Héctor Julio López, de 56 años y obispo de la región del Ariari, y del párroco de Puerto Rico, Jaime Holguín, cuando iban en lancha por el río Ariari en una zona selvática al sur de Bogotá.

La denuncia fue hecha por el superior provincial de la comunidad Luis Alfredo Cárdenas, quien dijo que varias embarcaciones y sus pasajeros fueron retenidos por guerrilleros, que decretaron un paro general y dijeron que los liberarían el lunes.

El presidente de la Conferencia Episcopal colombiana, Alberto Giraldo, dijo que era probable que López y sus acompañantes hayan sido secuestrados, aunque también señaló que teme que haya sucedido un accidente, pero el general Manuel Bonett, de las fuerzas militares, se inclinó más por la hipótesis del secuestro.

En Antioquia los rebeldes quemaron dos autobuses y otros dos en Tolima, y se reportó que en las últimas horas hubo al menos siete muertos en actos de violencia de las guerrillas y al detonar explosivos que iban a ser desactivados.

Mientras, el general Bonett rechazó una exigencia del ELN de desmilitarizar cuatro municipios para liberar a los dos funcionarios de la OEA y a otro de derechos humanos colombiano.

El ELN pidió el despeje de Granada, San Carlos, San Francisco y San Luis, pero Bonett indicó que eso no se producirá.

No obstante, el ELN dijo estar negociando con la Comisión Nacional de Conciliación para liberar a esas personas, y que garantizaba sus vidas; sin embargo, no quedó claro si el despeje de los cuatro municipios era una de las condiciones.

En medio de este panorama los colombianos votarán además por un mandato de paz, mientras que delegados de España, Costa Rica, México y Venezuela dieron su apoyo a las elecciones locales y regionales.

Asimismo, hubo mensajes de solidaridad de Nicaragua y Guatemala, y Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz, condenó el secuestro de su amigo y compatriota guatemalteco Manfredo Marroquín, uno de los observadores de la OEA, y demandó su liberación e instó a las partes a buscar una salida negociada al conflicto armado.