México, el país más importante para EU, afirma Silva Herzog
David Brooks, corresponsal, Washington, 25 de octubre Ť El embajador mexicano en Washington, Jesús Silva Herzog, regresará a su nación a fines de este mes después de más de dos años y medio, con las conclusiones de que ``el país más importante para Estados Unidos, en una relación exterior, es México'' y que durante su estancia se logró avanzar en los rubros económicos y comerciales y en cooperación en la lucha antinarcóticos, pero también que el principal problema bilateral a largo plazo, sin resolución aparente, continuará siendo el de la inmigración.
Silva Herzog regresará a México con la intención de quedarse ahí, descartando por completo cualquier posibilidad de aceptar otro puesto diplomático. ``No quiero ir a Roma, quiero estar en la colonia Roma'', afirmó.
Aseveró que ``nadie, ni mis hijos, me creen'', pero agregó que su intención es llegar a integrarse a la ``vida académica'' y escribir un libro sobre la relación bilateral entre México y Estados Unidos durante el periodo en que le tocó representar aquí a su país, en ``uno de los períodos más difíciles''.
Pero indirectamente corroborando en parte las razones de sus hijos en no aceptar del todo su intención declarada, no descartó otras posibilidades. ``No puedo descartar lo que no me han ofrecido'', respondió a preguntas sobre posibilidades de su participación directa en la vida política del país, y aceptó que de una forma u otra participará en la transición económica y política de México.
Embajador en los momentos más críticos de la historia reciente
En una última reunión aquí con los corresponsales de medios mexicanos antes de dejar este puesto a Jesús Reyes Heroles, Silva Herzog ofreció un amplio balance de su estancia diplomática en este país. Recordó el momento crítico en que llegó aquí, marzo de 1995, cuando se negociaba el paquete económico de emergencia para enfrentar la crisis del peso, cuando se había lanzado una ofensiva militar contra los zapatistas, y cuando era arrestado Raúl Salinas.
México ``fue el modelo'' en 1994 y, por lo tanto, la crisis ``sorprendió tanto dentro como fuera'' del país, seguido por los ``escándalos políticos'' y la manifestación de ``una espuma de corrupción que floreció como nunca antes''.
Dos años y medio después, Silva Herzog afirma que en gran medida esta etapa ha sido superada y apuntó tres buenas noticias que han circulado sobre México después de un largo periodo en el que casi toda percepción del país vecino aquí era negativo: el prepago del paquete financiero de emergencia, la recuperación económica, y las elecciones del 6 de julio.
El trato es complejo, intenso, pero ya hay rutas que seguir
``Me voy optimista'' dijo, explicando que se habían logrado ``avances indiscutibles'' en la relación señalando en particular la relación económica y comercial, así como la cooperación en la lucha antinarcóticos, la cual se ha rescatado después del revés sufrido a consecuencia del ``accidente'' del caso del general Jesús Gutiérrez Rebollo. ``Siempre habrá problemas'', indicó, ya que ``no hay dos países con una relación tan compleja, intensa y diversificada'', pero ahora, añadió, se cuenta con mecanismos en estos dos rubros, ``rutas que seguir'' para resolverlos.
Pero advirtió que el tema de la migración ``será el más importante en los próximos 20 años''. Es, por el momento, un ``problema sin solución'' en el corto plazo, ya que parte de cuestiones ``estructurales'' y porque los ``mercados laborales de ambos países están entrelazados''.
El momento más duro de su estancia aquí fue ''``en la segunda quincena de febrero y el mes de marzo de 1997'', durante el debate sobre la certificación antinarcóticos de México por Estados Unidos, cuando fueron los ``momentos más penosos... una época angustiosa''. Consideró que el misterio político más desconocido en México en torno a su relación con Estados Unidos es entender la ''``multiplicidad de actores'' a todos los niveles, tanto en Washington como fuera, incluyendo legisladores, los diversos niveles de la burocracia federal, los políticos locales, los sectores sociales, así como los sindicatos, etc.
Entre estos, el más difícil e importante es el Congreso de Estados Unidos, ``un monstruo de muchas cabezas, muy difícil de manejar de forma efectiva'', pero clave en todos los rubros de la relación con este país.
Enfatizó también un nuevo reconocimiento en Estados Unidos de que una buena parte de los temas en la relación bilateral con México, antes considerados como asuntos de política exterior, se han convertido en asuntos internos de Estados Unidos y, por lo tanto, una nueva apreciación aquí de la importancia de México para este país.
Para Washington la droga es un amago externo como antes lo fue el comunismo
Sin embargo, también señaló que el debate sobre los principales temas de la relación, como la droga y la migración, frecuentemente son víctimas de ``una tendencia en Estados Unidos de pasar la responsabilidad a algo de afuera'', de señalar una ``amenaza externa'', como fue con el ``comunismo y ahora la droga''.
Interrogado sobre su aportación como embajador, respondió que le dio prioridad a salir de Washington para viajar al interior del país más que cualquier antecesor, visitando 27 estados. Ofreció 271 entrevistas con los medios y 190 presentaciones públicas, en gran parte atendiendo la principal urgencia al llegar aquí: mejorar la deteriorada imagen de México en Estados Unidos.
También afirmó que se intensificaron contactos con muy diversos niveles de la sociedad y la estructura política y subrayó el reconocimiento de la importancia de la comunidad hispana y los esfuerzos para relacionarse con ella durante estos años.
El regreso a México empieza y a Jesús Silva Herzog, maestro en responder sin responder a preguntas que no desea abordar, se le presenta una última interrogación: ``¿y le interesa Los Pinos?''.
-No lo he pensado-, responde, pero no logra evitar una sonrisa.