La Jornada lunes 27 de octubre de 1997

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) está lista para presentar a los diputados federales un informe color de rosa de sus siete años y cuatro meses de existencia.

En un documento interno de trabajo -elaborado en la CNDH para apoyar la futura comparecencia de Mireille Roccatti ante comisiones legislativas en San Lázaro- se destaca el abatimiento del rezago de expedientes de quejas, la atención a los derechos de los indígenas, los periodistas y los presos, además de establecer que la práctica de la tortura en México ``ha ido en considerable descenso''.

Las propias cifras oficiales sirven para describir el verdadero grado de éxito de la defensa oficial de los derechos humanos en México: de junio de 1990, cuando fue creada la CNDH, al 30 de septiembre de 1997, recibió 57 mil 102 quejas denunciando presuntos hechos violatorios, de las cuales 97.8 por ciento ``se han concluido'', pero de esas conclusiones se han desprendido nada más mil 229 recomendaciones, de las cuales sólo 842 se han cumplido en su totalidad.

No está de más recordar que el afán de abatir el rezago en cuanto a expedientes sin conclusión, del que se da cuenta en el documento reseñado, ha llevado a la CNDH a una política de ``carpetazo'', mediante la cual ``se concluye'' el asunto en términos jurídicos, pero sin atender de verdad, ni a satisfacción, el interés del quejoso.

Como diría el sub: ¡Ja!

Llama la atención en el documento de 28 hojas -que fue enviado a la Presidencia de la República, a Gobernación y a comisiones de trabajo de la Cámara de Diputados- el apartado referente a la tortura, en el que se asegura que las quejas en esa materia han ido en considerable descenso.

De acuerdo con los datos de la CNDH, la tortura sería en México una especie en extinción, pues de ocupar el primer lugar entre los hechos violatorios denunciados en su primer año de vida (446 denuncias de tortura entre 3 mil 256 quejas recibidas en total), fue descendiendo en los años subsiguientes al sexto, séptimo, décimo, décimoquinto, décimoséptimo, vigésimocuarto y, a la fecha, ¡el lugar vigésimoséptimo! Es decir, del total de 3 mil 470 quejas recibidas de mayo a septiembre del presente año, sólo 38, es decir, 0.2 por ciento, se han referido a torturas...

En el mismo informe preliminar de la CNDH se apuntan datos que ayudan a mejor entender la disminución de quejas por tortura: de las 2 mil 109 presentadas a lo largo de la existencia de la citada comisión, sólo en 158 casos se emitieron recomendaciones, de las cuales sólo 134 han sido cumplidas en su totalidad.

Otro dato interesante: de las mil 231 quejas que se han presentado de junio de 1990 a septiembre de 1997 por presuntas violaciones a los derechos humanos por parte de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, sólo se han emitido 18 recomendaciones, de las cuales 11 se han cumplido en su totalidad.

Una visión menos complaciente

Los datos que en el documento interno de la CNDH se entreveran con comentarios y consideraciones optimistas para no presentarlos de manera cruda, contrastan con la opinión, por ejemplo, que acaba de enviar la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, AC (CMDPDHAC), que preside Marieclaire Acosta, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA.

``Aun cuando no se ha decretado el estado de suspensión de garantías (en México), existen prácticas concretas que restringen derechos humanos, incluyendo los no derogables, y se dan violaciones masivas y graves, como las presuntas ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas ocasionadas con motivo del combate contrainsurgente en los estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, y por los operativos policiacos realizados principalmente en la ciudad de México''.

Para no cansar al lector, tan sólo se enumerarán las principales violaciones a los derechos humanos que narra la CMDPDHAC: denegación y privación de justicia; vulneración al derecho a la vida, la integridad física y la seguridad jurídica; impunidad, guardias blancas, violaciones a las libertades de tránsito y de reunión, fabricación de delitos y culpables, cateos, aprehensiones y detenciones sin orden judicial...

Respecto a la tortura, la comisión no gubernamental antes mencionada refiere que ``como principales perpetradores de la tortura se encuentran los elementos de las policías judiciales, tanto federales como locales, y la reciente y muy preocupante intervención de elementos de las Fuerzas Armadas''.

Pero ``si la tortura infligida por elementos de las policías permanece casi totalmente en la impunidad, la realizada por militares lo es en su totalidad. Está protegida por un velo de silencio de parte de las autoridades civiles y, desgraciadamente, de la CNDH también''.

Y es que ``los procedimientos empleados por la CNDH para acreditar la tortura dejan mucho que desear: carecen de celeridad, basan sus determinaciones en documentos oficiales expedidos por los presuntos responsables, y tienden a desestimar el dicho del quejoso''... aparte de que, ``en el mejor de los casos, se emite una recomendación no vinculante, lo cual refuerza la impunidad de la tortura en México''.

El que se desberrinche, será un buen...

Los requiebros verbales usados antes por el siempre bien recordado Humberto Roque, y ahora por Mariano Palacios y por Arturo Núñez, hacen suponer que hay una sola fuente original, acaso al pie de frondosos árboles, de donde han logrado los tres personajes citados tantos destellos de alta teoría política.

No será, desde luego, emberrinchándose o desberrinchándose como caminen bien los problemas de la difícil transición mexicana, pero si de algo puede estar seguro el diputado Núñez es de que el enojo, el berrinche, está lejos de San Lázaro.

Y de que hay muchos berrinches flotando en el ambiente, y que esos berrinches han empeorado cosas que siendo difíciles no tenían por qué llegar a los extremos de desastre a los que a veces se llegó y a los que, por lo visto, se pretende volver.

Astillas: Mañana se anunciará una importante movilización de los ferrocarrileros que luchan por la conservación de su empleo y contra el entreguismo charro de sus presuntos líderes sindicales... En Durango a los priístas se les está haciendo mucho el tiempo que falta para los destapes, sobre todo a Angel Sergio Guerrero Mier, Samuel Aguilar Solís y Héctor Valdés Romo. En el PAN, con Rodolfo Elizondo y Juan de Dios Castro, las cosas están más tranquilas. En el PRD andan buscando una candidatura común de oposición con el PAN y el PT... En Jalisco todo hace suponer que, a pesar de los errores y novatadas del gobernador Alberto Cárdenas Jiménez, el electorado le seguirá entregando el voto mayoritario a las planillas blanquiazules. Los priístas, con Enrique Dau como candidato a la misma presidencia municipal que ocupaba cuando los trágicos estallidos de Guadalajara, parecen esperanzados a una muy improbable amnesia colectiva... El asesinato de Arturo Rodríguez Avilés, quien fue director de Recursos Materiales y Patrimonio del gobierno de Morelos, por más prematuras exculpaciones oficiales que del caso se hagan, se suma a la larga lista de evidencias de que en aquella entidad el narcotráfico domina los principales espacios de poder...