ROSARIO VIVIENTE
Salvador Guerrero Chiprés Ť En México hay ``crisis en lo económico, en lo político, en lo social y en lo religioso'', así como ``violencia y corrupción que van en aumento'' y una ``pobreza que parece invencible'', aseveró anoche el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, ante más de 35 mil personas congregadas en la Plaza de Toros México para la celebración del sexto rosario viviente.
Al mediodía, en la Catedral Metropolitana, Rivera Carrera concentró su mensaje de la eucaristía en la reprobación de la ``ceguera espiritual''.
Lo más terrible de ella, expresó, es no reconocerla y querer ver al mal como bien y quererlo justificar.
Rosario viviente organizado por la Iglesia católica, en la
plaza de toros México. Foto: Ernesto Ramírez
En opinión del arzobispo primado de México, los que padecen tal ceguera en vez de condenar la corrupción la justifican llamándola ``habilidad'', a la violencia ``nos gusta llamarla revolución, a la injusticia le ponemos la etiqueta de legalidad, a las desviaciones afectivas las barnizamos como ``preferencias'', al asesinato de los inocentes simplemente le decimos ``término del embarazo'', comentó durante una misa dedicada a quienes cumplieron 30 años de vida sacerdotal.
``No podemos juzgar si en estos y otros muchos casos se trata de pecados contra la luz o de ceguera voluntaria. Nos engañaríamos si afirmáramos que esta ceguera sólo afecta a los que se proclaman ateos. También nosotros los creyentes estamos perdiendo visión moral cuando dejamos que entre en nuestra vida el materialismo, el secularismo, el consumismo y todos los ismos que nos deterioran'', reconoció el prelado.
Expresó que los adelantos científicos y tecnológicos, y los que llamó ``fulgores de la existencia superficial'', atentan contra los ``valores trascendentes de la vida humana''.
En la Plaza México dijo: ``Estamos ante estilos de vida sin punto de referencia con la ética. Narcotráfico y adicciones que penetran todas las esferas. Teorías políticas y económicas que han demostrado su incapacidad para salvar al hombre''. Fue la voz del arzobispo ante el silencio completo de una multitud que sostuvo durante dos horas velas encendidas que inundaron la oscuridad.
Ese, dijo, ``es el panorama que nos puede asustar y desalentar''.
``Esta noche no hemos venido a maldecir las tinieblas sino a encender una luz: la luz de Cristo, único ser que siendo Dios quiso ser humano, el único que ha vencido a la muerte, el único que puede llevarnos por caminos de verdad, de amor y de justicia'', continuó Rivera Carrera.
Frente a él, en el centro de la plaza, las cuentas de un rosario gigante fueron figuradas por lámparas en medias esferas, domos sobre la arena rodeando la custodia iluminada. En el centro también y colgante de la parte media de la plaza, dos imágenes de la Virgen de Guadalupe de más de diez metros de largo.
``Cristo es la clave para la comprensión de las realidades que estamos viviendo. No podremos llegar al verdadero conocimiento de la historia sin Cristo. No podremos entendernos a nosotros mismos y mucho menos a los demás sin Cristo'', agregó Rivera Carrera ante una feligresía de todos los estratos sociales que ocupó el 95 por ciento de las butacas y los pasillos en la plaza de toros, reunidos ``para orar por la familia y por la paz'', según los voceros de la arquidiócesis.
``Sin Cristo no podremos descubrir nuestra propia dignidad ni los deberes y derechos que tenemos. Sólo Cristo es la luz del mundo y esa luz apareció entre nosotros por medio de Santa María de Guadalupe'', arengó el arzobispo ante una multitud que durante la tarde gritó varias veces vivas a Cristo Rey y que llegó en camiones contratados para la ocasión, prestados por escuelas y universidades particulares, microbuses y centenas de autos particulares que rodeaban el lugar.
Los miembros de Adoración Nocturna cargaron banderas de todo el mundo y resguardaron el límite de la plaza y la feligresía. En orden se recordó que rosario, a fin de cuentas, es conjunto de rosas y oraciones dedicadas a la virgen.