La Jornada 27 de octubre de 1997

Usa el gobierno al alto clero para desactivar al EZLN: Marcos

Para César Yañez, Julieta Glockner y Ernesto Guevara, quienes, en tiempos distintos, alumbraron octubre.

``Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va a la raza condenada; la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada creado a excepción de lo inmortal. ¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!''

Palabras en el dintel de la puerta del infierno.

Dante Alighieri, La Divina Comedia.

Decían los más antiguos de los antiguos que los dioses se pusieron celosos de los hombres y mujeres que habían creado porque muchos entendían. Así que, para que sólo pudieran ver lo que tenían cerca, el Corazón del Cielo les arrojó un vaho sobre los ojos y les empañó la mirada.

Y lo que tenemos cerca se nos amontona desordenadamente, invitándonos no sólo a no ver más lejos, sino a renunciar a entender lo inmediato. En el infierno en que han convertido a México los que lo gobiernan, uno tras otro se suceden acontecimientos: una ciudad se insurrecciona pacíficamente y abre una esperanza dentro de la pesadilla urbana; la misma ciudad es ``castigada'' por criminales con y sin placa; indígenas alzados en armas hacen una marcha pacífica; el gobierno se retracta de su palabra y convierte en política de Estado el incumplimiento de acuerdos firmados; un congreso legislativo balbucea las posibilidades de la diversidad política; el ejecutivo federal ve fracasar su campaña publicitaria de ventas por las violaciones a los derechos humanos; un sacerdote se confiesa y autoabsuelve por recibir dinero del narco; un Nuncio ataca al ejército gubernamental por narco; un rector universitario se transforma en policía; un huracán se hace cómplice de autoridades corruptas en el asesinato de cientos de seres humanos; un virrey del sureste ofrece el pasado como futuro; un Congreso indígena ratifica que la dignidad tiene que ver con la historia y no sólo con armas y pasamontañas; y en el sureste mexicano el ``péguenle al zapatista'' se convierte en moda.

En fin, muchas piezas en el asfixiante rompecabezas que algunos llaman ``historia inmediata''. Mucho por acomodar y explicar en lo cercano. Pero, como el que escribe sólo se ha propuesto advertir sobre lo que está más lejos y se esconde detrás de la cruz de oro y la sotana de terciopelo, entonces decide tomar a San Pablo (I Corintios, 13, 12) y repetir:

``Videmus nunc per speculum et in aenigmate''.

Que, dicen los que de esto saben, en castilla quiere decir:

``Vemos ahora a través de un espejo y en enigma''.

Así que, en el espejo de octubre, busquemos primero el enigma que dejó septiembre...

I.- Los Ecos de Septiembre en Octubre.

``Allí, según pude advertir, no se oían quejas, sino sólo suspiros, que hacían temblar la eterna bóveda, y que procedían de la pena sin tormento de una inmensa multitud de hombres, mujeres y niños''.

Dante Alighieri. La Divina Comedia.

Primer Círculo: El limbo. Canto Cuarto.

Desde su nacimiento como Nación independiente, México viene arrastrando el eco de un reclamo: no hay lugar digno para sus habitantes originales (los mismos que lucharon por darle independencia, los mismos que lo defendieron de las agresiones extranjeras, los mismos que pelearon la revolución). En vísperas del siglo XXI, los indígenas mexicanos se resisten a ser borrados por la cruel lógica del mercado hecho gobierno ``nacional'' y luchan para no ser arrojados al limbo de los sin esperanza.

Los nuevos reclamos indígenas por el reconocimiento de sus derechos encuentran, como ayer, oídos sordos y tonta necedad en los que son gobierno. Las movilizaciones pacíficas no conmovieron al Poderoso y, frente a la posible y probada desaparición del que no lucha, una guerra obligó a la Nación a recordar. A raíz del alzamiento zapatista tomó nuevo impulso un movimiento que venía desde mucho tiempo atrás: la lucha por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indios.

Sin embargo, la ensangrentada máquina del capitalismo brutal sigue aspirando a moler con sus engranes a quienes se niegan a perder sus diferencias y sumarse a la estandarización de culturas y dominaciones.

Para espantar a la opinión pública y justificar su tozudez, el gobierno mexicano alega que la exigencia de respeto a los derechos indígenas esconde una aspiración separatista (el señor Chuayffet, titular de Gobernación, se aventó la puntada de decir que detrás de la iniciativa de ley indígena de la Cocopa estaban... ¡las iglesias evangélicas y sus ansias separatistas!). A la mentira se han sumado algunos intelectuales, medios de comunicación, políticos de diversos calibres (es decir, precios), y... algunos jerarcas religiosos. Pero el maestro Miguel León-Portilla, que sabe de lo que habla, nos dice: ``los pueblos indígenas, lejos de pretender cualquier forma de separatismo, se reconocen, en nuestro caso, como integrantes de la nación mexicana, respetan sus símbolos (...). Tampoco pretenden ellos establecer diversas naciones dentro del estado-nación que es México. Lo que buscan los indígenas es la recuperación y reconocimiento en el ámbito de lo jurídico, de su personalidad como pueblos con culturas y lenguas diferentes y con los derechos y atributos que de ello se siguen, imprescriptibles e irrenunciables''. (Pueblos Originarios y Globalización. El Colegio Nacional, México, 1997, p.56).

Lo que oculta la torpe acusación de ``separatismo'', con la que el gobierno mexicano etiqueta las aspiraciones indígenas, es que hay una resistencia en contra del actual proceso de globalización que no es sino un proceso de exclusión.

En este proceso de globalización, que no pocos llamamos ``neoliberalismo'' (``Un mito inventado por comunistas'' nos instruye el insospechable señor presidente de la Asociación de Banqueros de México, Antonio del Valle Ruiz), participan los grandes centros financieros y... ¡las Iglesias!

``Los países hegemónicos, `iglesias' y otros organismos religiosos, corporaciones económicas, promotores de nuevas tecnologías..., al poner en marcha procesos globalizantes buscan que otros reciban lo que se les ofrece o impone. Cuando se logra esto, afectando el ser cultural de los más débiles, puede ocurrir que queden ellos subsumidos, es decir, incluidos en el contexto bien sea político, social, económico, religioso o, hasta donde es posible, total, de los que ponen en marcha esos procesos. Los así subsumidos corren el riesgo de dejar de ser lo que eran...''. (Ibid. p. 12-13).

Para no ``dejar de ser lo que eran'', dos movimientos indígenas auténticos se encontraron a partir de la guerra de 1994 y se dieron a la tarea de alzar la voz y los pasos para que todos escucharan. Este 12 de octubre de 1997, el EZLN y el Congreso Nacional Indígena reafirmaron su decisión de no dar marcha atrás en la exigencia del cumplimiento de la mesa I de San Andrés, ``Derechos y Cultura Indígenas''.

En este octubre no sólo se escuchó el eco de 505 años de desprecio y exclusión, y de la resistencia de la dignidad morena. La historia inmediata de los indígenas mexicanos se alimenta ahora de la marcha conjunta del Congreso Nacional Indígena y el EZLN que, en septiembre, reclamó un lugar en la Patria mexicana.

Pero no sólo eso, ahora la memoria colectiva se torna peligrosa por un nuevo ingrediente: el encuentro incipiente entre el Movimiento Urbano Popular y el Movimiento Indígena.

En el neoliberal mundo de la mercadotecnia, los debes y haberes de la marcha de los 1,111 resultan en saldos rojos para los distintos poderes del Poder. Los excluidos de siglos no sólo no se conforman con las simulaciones que el supremo les ofrece para remplazar las soluciones urgentes que la historia impone. Ahora, además, pretenden estrechar palabras y pasos con otros excluidos, con los que quieren construir en las calles una esperanza común a los Méxicos olvidados que son, como desde hace tiempo, la mayoría.

Falta historia por andar y pasos por escribir, pero el abrazo de septiembre con noviembre encuentra en octubre esperanzas... y condenas.

Sobre las esperanzas, el que escribe se promete otro encuentro de papel y tinta. Ahora debe tratar de explicar una pesadilla apenas en gestación, un infierno por venir, una condena más para los que son diferentes.

Porque resulta que muy lejos de aquí, en los grandes palacios financieros, gubernamentales y eclesiásticos, se oyen maldiciones, amenazas y advertencias.

Algunas semejan chillidos de ratones, como ésas que se escuchan en...

II.- Las ratoneras de Palacio Nacional y Bucareli.

``...y muchos de los hombres murieron por las aguas, que se habían vuelto amargas''.

Apocalipsis. 8,11.

Después de su desastrosa gira diplomática en Europa, pero satisfecho por el éxito de mercadotecnia que le significó el viaje, el gerente de ventas de ``México, S.A.'' se apresta a recomponer su maltratada (por las ONG europeas) imagen.

Un huracán, con el paradójico nombre de Paulina, ha destrozado tierras oaxaqueñas y guerrerenses. El señor Zedillo da órdenes terminantes: ayuda inmediata y eficaz para todo lo que tenga que ver con el turismo... y adecuado maquillaje para simular el retardo en la ayuda para los de abajo. Sin su atuendo de vendedor y con unos jeans que le serán aplaudidos por los despistados, Zedillo viaja a la zona de desastre y se encuentra con que el huracán no sólo destruyó lo poco de material que tenían los ya de pos sí empobrecidos de Oaxaca y Guerrero. Entre las víctimas del meteoro están, también, la legitimidad gubernamental y el pasado (no tan pretérito) de corruptelas e ineptitudes.

Otra vez, los primeros afectados y los últimos en ser ayudados son los indígenas. Ocho días después de la desgracia, los hoteles funcionan normalmente, pero para los indígenas de Guerrero y Oaxaca faltan los alimentos. El señor de Bucareli, siempre al tanto de lo que sucede en el país, declara que el Sistema de Protección Civil funcionó ``perfectamente'' y que las distintas cifras de muertos que manejan otras instancias civiles no son sino el eco de las ``groseras'' acusaciones recibidas en Europa. El apostólico y romano Chuayffet, tranquiliza al que, por cortesía, llama ``señor presidente'': no quisimos alarmar a la población. La tranquilidad de los muertos demuestra que tuvo razón...

Pero en medio de reproches y lavados de manos, la incómoda e ``inexistente'' sociedad civil despierta de nuevo, interviene y abruma con la ayuda humanitaria para los afectados por el huracán. Mientras, el Ejército Federal aprovecha para remontar su desprestigio y se construye a sí mismo una imagen de benefactor de los afectados (y toma nuevas posiciones militares en territorio eperrista). Por su parte, los medios de comunicación informan de grandes cantidades de ayuda, pero ésta no llega a quienes la necesitan. ¿Qué pasa? Pasa que el desconcierto es rey en la hora de los ratones...

Paulina revela una crisis institucional. El fenómeno meteorológico consigue arrancarle a Zedillo la misma respuesta que recibió la movilización conjunta del CNI y el EZLN: ``No puedo''. Incapaz de gobernar, el grupo en el Poder busca apoyarse en instituciones más ``firmes y estables''. Administrar una crisis de Estado desde Dublín no es sencillo, así que hay que recurrir a los aliados más estables. ``Hay algo podrido en Dinamarca'', dice en Los Pinos el eco del Marcelo de Hamlet. ``¡Que el Cielo lo remedie!'', responde el eco de Horacio en Bucareli.

Así que, para remediarlo, ya está...