La Jornada 31 de octubre de 1997

Inadmisible, revertir el libre mercado: Zedillo

Rosa Elvira Vargas Ť La movilidad del capital financiero es un hecho irreversible y no debe verse como una fatalidad, aseguró ayer el presidente Ernesto Zedillo en Los Pinos al referirse por primera vez a la reciente caída vertiginosa en las bolsas de valores de casi todo el mundo. Ese fenómeno, afirmó, dejó una lección para fin de siglo y es que hoy son ya inexistentes los márgenes que en el antiguo mundo proteccionista permitían, así fuera transitoriamente, apartarse de la prudencia y la responsabilidad monetarias.

Ante los miembros del Comité Bilateral México-Estados Unidos del Consejo Empresarial Mexicano para Asuntos Internacionales (Cemai), el Ejecutivo anunció también el inicio de una nueva etapa de trabajo con su homólogo estadunidense Bill Clinton para dar un seguimiento ``más frecuente y eficaz'' a los asuntos de la agenda común y donde tienen lugar primordial el fomento al libre comercio y el impulso a las relaciones económicas.

En la residencia oficial de Los Pinos, ante un auditorio de empresarios mexicanos y estadunidenses, donde se encontraban también algunos secretarios y el ex jefe del Tesoro de Estados Unidos, Lloyd Bensten, Zedillo alertó sobre las voces que ante las turbulencias financieras recientes ``erróneamente'' aconsejarán un paso más lento o hasta una reversión en los procesos de liberalización de los mercados nacionales y mundiales, y dijo que ello no debe aceptarse.

Consideró que es imposible controlar en el movimiento de los capitales financieros, ``lo que a escala mundial es difícilmente regulable''. Por el contrario, señaló que los fondos de inversión deben ser vistos por países como México como una ``gran oportunidad'' para complementar el financiamiento de su desarrollo.

Para Zedillo, la movilidad e incluso la inestabilidad de los flujos financieros debe asumirse como un parámetro más en la formulación de las políticas económicas de cada país. Indicó entonces que su gobierno mantendrá la práctica de políticas fiscales y monetarias estrictamente realistas y disciplinadas, y profundizará el cambio estructural, así como la formación de capital humano.

Aseguró que otra gran lección del también conocido efecto dragón es que no sólo no debe pugnarse por revertir la liberalización de los mercados financieros, sino que deben apresurarse otros aspectos de la globalización económica, sobre todo la comercial. Como nunca antes, dijo, ``hoy ya a ningún país conviene que a otro o a otros les vaya mal para tener un mayor beneficio individual. Creo que es absolutamente cierto que a todos nos conviene que a todos les vaya mejor''.

Debe aceptarse, insistió, que ya no existen márgenes para incurrir en políticas irresponsables, pues más pronto que tarde e independientemente del signo ideológico de los gobiernos que caigan en la tentación de practicar medidas económicas incongruentes, éstas surgen con toda su fuerza nociva, se ponen en evidencia y son penalizadas por los mercados financieros en perjuicio de las condiciones de vida y de las perspectivas de mejoramiento de la población.

Pero la culpa, explicó el Ejecutivo, no está en el funcionamiento de los mercados financieros, sino en la aplicación de políticas económicas erróneas. No hay que confundir la causa, ésta se encuentra en que las bolsas pueden reaccionar prácticamente de manera instantánea gracias a las telecomunicaciones, a las computadoras de alta velocidad y al hecho de que las operaciones bursátiles pueden realizarse las 24 horas del día.

Ernesto Zedillo dijo que ante tales hechos, lo que debe hacerse es contar y proveer con mejor información para que los mercados reaccionen racionalmente. Esto es, que cuenten con información de más calidad, oportuna y transparente, para que con esas computadoras de alta velocidad realicen valuaciones objetivas y eficientes de los activos financieros, de los activos reales y, sobre todo, ``que se pueda valuar con toda objetividad el riesgo-país de cada economía nacional''.

Y de nuevo --añadió-- esto pone a quienes tienen que formular las políticas económicas ante la responsabilidad de proveer esa información con toda oportunidad y actuar sobre la legislación y las instituciones con sistemas que obliguen a aquellas empresas que quieran participar en los mercados de capital a comunicar de manera transparente y oportuna a los mercados de su situación real, para que estos puedan evaluar eficientemente.

``Hoy queda claro que las posibles fallas en las políticas económicas de algunos países pueden tener consecuencias que trascienden el bienestar de sus ciudadanos. Existen, ya lo hemos visto, efectos de contagio que se multiplican a través de los mercados financieros con una gran fuerza'', alertó el Ejecutivo.

Más adelante, Zedillo habló de la situación económica interna que, dijo, le da la razón sobre las medidas adoptadas por su administración, ya que los mercados financieros mexicanos fueron de los que más favorablemente reaccionaron después del lunes pasado y remarcó: pero esto no habría ocurrido si durante lo que va de este gobierno no hubiésemos aplicado con perseverancia esas políticas responsables.

Pidió a sus invitados pensar ``por sólo un momento, por favor'', ¿qué habría pasado si los cuatro días de la debacle bursátil hubiesen tomado a la economía mexicana en las condiciones que tenía justo al inicio de la actual administración, con un déficit en cuenta corriente de la balanza de pago de siete por ciento del PIB, obligaciones denominadas en dólares a plazos menores de un año por casi 42 mil millones de dólares, unas finanzas públicas deterioradas y una muy inconveniente rigidez en la política cambiaria y de tasas de interés?

Hoy, dijo convencido, ``la nuestra sería una de las economías damnificadas del huracán financiero que en los pasados días aquejó a todos''.

Al principio de su intervención, Zedillo había hecho una amplia defensa del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, pues aseguró que ese instrumento ``está correspondiendo cabalmente a nuestras mejores expectativas''. Y dio datos: desde la suscripción de ese acuerdo, los intercambios comerciales entre el país y Norteamérica se han incrementado más de 70 por ciento y el año pasado alcanzaron un valor cercano a los 150 mil millones de dólares.

Dijo también que durante los pasados tres años y medio México ha recibido un flujo de inversión directa por casi 14 mil millones de dólares. Por ello, pidió a los miembros del Cemai ser firmes promotores del TLC y no permitir que intereses proteccionistas particulares lo afecten, lo distorsionen o lo desvirtúen.

Debemos insistir, les dijo también, en que por cada caso real o supuesto donde se alegue que el TLC ha afectado una fuente de empleo en cualquiera de los tres países, hay cientos de casos donde el Tratado ha sido decisivo para crear un empleo nuevo, hacer mejor uno ya existente y para redituar beneficios concretos a la población.

Al final de su discurso retomó ese punto y sostuvo que los recientes acontecimientos bursátiles estimulan a su gobierno para seguir impulsando con más vigor que nunca la liberalización comercial y dijo confiar en que la administración estadunidense estará facultada jurídicamente para negociar esa apertura continental y cumplir así el compromiso que asumió en Miami en 1994.

Incluso apuntó que México estará listo para respaldar a la Organización Mundial del Comercio cuando convoque a una nueva ronda a fin de avanzar hacia una más completa liberalización global.