La Jornada 2 de noviembre de 1997

La economía del país, en capacidad de resistir turbulencias internacionales, asegura

Roberto Garduño E. Ť Integrar el presupuesto y la Ley de Ingresos ``como un inventario de buenos deseos o de respuestas políticas a intereses sectoriales haría retroceder al país hacia los tiempos del populismo'', cuyas consecuencias México entero sigue pagando, expuso el presidente Ernesto Zedillo.

El tema de la política económica que concentrará el debate nacional en las próximas semanas, constituyó el punto central de la alocución del mandatario durante la clausura del 13 Congreso Nacional de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).

En alusión a las propuestas expresadas por los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática acerca de la necesaria reducción de impuestos y mayores recursos al gasto social, el jefe del Ejecutivo afirmó:

``Hoy menos que nunca son aceptables los criterios populistas para el manejo de las finanzas públicas; incurrir en estos criterios populistas llevaría a la economía mexicana a una situación insostenible. Relajar la disciplina hoy, cuando estamos logrando dar bases firmes al crecimiento, provocaría inestabilidad y nuevas recesiones con alta inflación, altas tasas de interés y mayor desempleo''.

También aseguró que en el país existen las bases y la estrategia para alcanzar el crecimiento dinámico y perdurable, además ``la economía está en capacidad de resistir turbulencias de los mercados financieros internacionales''.

En Puerto Vallarta, Jalisco, sitio escogido por los industriales para realizar su Congreso, el Ejecutivo Federal adujo que la estrategia de su administración se fundamenta en la responsabilidad del manejo de las finanzas públicas. Se trata, dijo, de reducir la deuda pública como proporción del producto interno bruto (PIB). Para lograrlo, el déficit fiscal nominal tendrá que ser rigurosa y ciudadosamente acotado.

El eje de la propuesta presidencial para el Presupuesto dependerá de que los recursos estén realmente disponibles para su sano financiamiento; es decir, que provengan de los ingresos fiscales y de financiamientos.

Reducir impuestos originaría el relajamiento de la disciplina fiscal

``De ahí que el presupuesto no pueda determinarse simplemente, como algunos quisieran, a partir de un listado de todas las demandas insatisfechas que se puedan identificar; de igual modo, no es posible efectuar reducciones tributarias sin disponer, al mismo tiempo, de disminuciones equivalentes en el gasto público, y además, haciendo explícitas las consecuencias sociales y económicas de tales ajustes en el gasto público''.

Sin referencia concreta, pero al tocar las propuestas para discutir la política económica en el Congreso de la Unión que incluyen la reducción del IVA y del ISR, mencionó que ``nadie desea eso, ni siquiera aquellos que formulan propuestas sin calcular su impacto en el déficit fiscal y sus ulteriores consecuencias en el bienestar de la población.

``Además de relajarse la disciplina fiscal, se acabaría dañando el gasto social. La indisciplina fiscal obliga a que, tarde o temprano -y más bien muy temprano- se tenga que recortar el gasto y, por lo general, las partidas que más sufren son las que más grandes son, precisamente, las destinadas a nuestro presupuesto al desarrollo social''.

El contenido del mensaje presidencial abunda en que el presupuesto federal es el instrumento más importante para cumplir con las responsabilidades que la Constitución marca en materia de desarrollo social, educación, salud, vivienda, abasto popular y apoyo al campo.

``El gobierno de la República está resuelto a honrar esas tareas, pero debe hacerlo de tal manera que los avances sean permanentes y no efímeros. En un marco de disciplina, el presupuesto debe ser el medio principal para que las instituciones públicas sirvan con la mayor eficacia posible al pueblo y para que, al lado de los gobiernos estatales y municipales sigamos impulsando el nuevo federalismo''.

La estrategia económica para 1998 incluye el crecimiento de 5% del PIB

Reunido con parte de la cúpula industrial del país, el Presidente Zedillo adelantó que las tareas de seguridad pública, deben recibir un incremento de recursos, porque ha pasado a ser una importante demanda social: nos encontramos en un momento crucial para dar seguridad al pueblo sobre el futuro de nuestra nación; es un momento de responsabilidad y de compromiso estricto con el interés nacional y popular, dijo en relación al tema de la discusión de la política económica.

``Es un momento para que, con pleno respeto a nuestra pluralidad, nos unamos en torno al objetivo común de alcanzar el crecimiento con justicia social''.

También recordó que la reforma política está derivando en una plena normalidad democrática, que es irreversible, pero que también debe aprovecharse para construir condiciones más sólidas de crecimiento duradero y con justicia social.

Para explicar los pasos que su administración dará en el terreno económico durante el año próximo, el mandatario recordó que en el primer semestre de 1997 el crecimiento del PIB ascendió a 7 por ciento; que el sector manufacturero se consolidó como el motor de las exportaciones y que el crecimiento del empleo en esa industria creció en 5.5 por ciento, en relación al año anterior.

Adujo que el camino es el correcto, pero acotó, se avanza sin triunfalismos vanos y sin relajar esfuerzos: ``Hoy tenemos las bases y la estrategia para alcanzar ese crecimiento dinámico y perdurable. Gracias a esas bases y a esa estrategia hoy nuestra economía está en capacidad de resistir las turbulencias de los mercados financieros internacionales''.

La perspectiva que vislumbró para 1998 fue la siguiente: crecimiento de 5 por ciento del PIB; propiciar menor aumento de precios para avanzar en la recuperación del poder de compra; disminución de la inflación; impulsar el ahorro interno y mantener la estabilidad financiera nacional, y una sana en la balanza de pagos.