Después de años de ajustes, como si se quisiera armar un rompecabezas, ha sido posible exhibir parte sustancial de la colección MAM/INBA en todas las salas del Museo de Arte Moderno, para lo que fue preciso coordinar tiempos. Aproximadamente hasta finales de noviembre pueden verse las siguientes exposiciones ordenadas por rubros, más que por tendencias o por cronología, aunque estos aspectos se cuidaron. En la Sala Villaurrutia (que no se desmontará) se exhiben los ``clásicos'' de la figuración a partir de 1919. Junto a los Orozcos, Riveras, Siqueiros, Tamayos tempranos, Zúñiga, Mardonio Magaña, Ortiz Monasterio, Abraham Angel, Rodríguez Lozano, Arturo Estrada, Kahlo, (Las dos fridas abre la sala) Atl, Montenegro, Anguiano, Chávez Morado, se disponen esculturas y pinturas no todas integradas al consabido mosaico de la Escuela Mexicana, misma que se caracteriza por no haber integrado tendencias monolíticas.
Resulta así posible contemplar juntas obras de María Izquierdo, Remedios Varo, Frida Kahlo y Cordelia Urueta, por ejemplo. La lectura intenta ofrecer continuidad en la Galería Fernando Gamboa, obedeciendo a un título que permite cierto eclecticismo, pero que a la vez ofrece la posibilidad de exhibir, partiendo de ciertos puntales (Tamayo, Toledo, Ricardo Martínez, René Portocarrero, Raquel Forner) obras recientes o no tan recientes de mexicanos, latinoamericanos y estadunidenses que forman un caleidoscopio de tendencias.
Al decir de algunos artistas que han visitado ésta y otras salas, la confrontación es interesante. Esta exposición Continuidades y discontinuidades presenta obra predominantemente figurativa. En cambio, la Sala Carlos Pellicer ofrece un buen panorama de los códigos abstractos y semiabstractos, tanto en pintura como en escultura. Al igual que sucede en los demás casos, ha sido posible no sólo rescatar, sino a veces restaurar con la ayuda del Cencoa ciertas obras que hace tiempo no han estado a la vista del público y otras que son donaciones recientes.
Frente a este conjunto, en la Sala Antonieta Rivas Mercado se reunieron obras que en muchos casos obedecen a tendencias suprarreales, bajo el título de Exaltación del imaginario. Excepto el conjunto de fotografías de Manuel Alvarez Bravo, imprescindible en este apartado, una mayoría de obras allí exhibidas son posteriores a 1960, aunque las hay anteriores, como el excelente cuadro de Orozco Romero, La manda (1942) que fue recuperado gracias a la ayuda prestada hace cuatro años por Sergio Pitol; o como las inquietantes Cabezas religiosas, del recientemente fallecido Guillermo Meza.
La Sala Tablada reúne dibujos, litografías, grabados, esculturas y arte objeto en Línea y volumen. También aquí pueden apreciarse piezas que por razones de espacio han sido poco exhibidas. El apartado de las fotografías continúa en los redondeles formando secuencia llamada La crónica del instante.
La idea es que, en forma perfeccionada (no pudimos, por ejemplo, recuperar las pinturas de Alfonso Michel)* y puesta al día, ese proyecto puede reeditarse el año del finimilenio incluyendo la reubicación y mantenimiento de las esculturas de intemperie.
Lo deseable sería que el mosaico presentado, susceptible de incrementarlo pudiera ser visto no sólo en lapsos específicos. Para realizar tal cosa habría que constreñir las exposiciones temporales a su mínimo, es decir, a la galería construida para este propósito cuando el MAM aún no contaba mas que con reducido acervo. Esto sería factible si se construyese el edificio anexo, en proyecto desde su fundación en 1964, si bien mejor sería que la megalópolis contara con su Galería Nacional, tipo Kunsthalle.
Todas las exposiciones del acervo MAM tienen su folleto y reúne además de los enlistados correspondientes, ensayos realizados por el personal del museo. Los lineamientos museográficos corresponden a Angel Suárez Sierra, excepto en la sala abstracta, que estuvo a cargo de Manuel Centeno, y de quien esto escribe. Los textos de los folletos fueron elaborados por quienes plantearon las posibles soluciones, cuyos perfiles definitivos se lograron integrando un cuerpo colegiado.
* El acervo del MAM tenía seis óleos de Alfonso Michel, pero en 1984 fueron trasladados a Colima. Ahora, se pretende recuperar dos.