Ante la decisión ciudadana de restarle al PRI espacios de gobierno por la vía electoral, el partido oficial está asumiendo posturas que dejan ver sus diferencias internas para afrontar la nueva realidad. Parece que su dirigencia nacional, o al menos su coordinación parlamentaria en la Cámara de Diputados, pretende incorporar a sus propuestas, y en el caso a su agenda legislativa, demandas ciudadanas que en el pasado reciente se abstuvieron de apoyar. Esta aparente apertura tal vez responda a la previsión de que de otra manera perderían por completo el liderazgo político que les queda. Del ``partido de las mayorías'' ya no quedaría nada.
Pero por otra parte, no deja de ser notoria en el seno priísta la resistencia a cambios que puedan restarles privilegios del poder que por tantos años monopolizaron. Esta resistencia pudiera considerarse natural. Lo que resulta francamente contradictorio es que se presente por las vías y los métodos más autoritarios, corruptos y hasta cínicos. Son famosos ya algunos gobernantes del sureste por ser los principales representantes de un sector duro del PRI, que a la fuerza de viejas y modernas técnicas de compra y coacción del voto logran mantener sus espacios de gobierno. Gobiernos que a la vez los utilizan para continuar con la corrupción característica de los tiempos hegemónicos y caciquiles.
Sin embargo, es la misma Cámara de Diputados en donde se expresan con mayor claridad las contradicciones en las posturas priístas. Por una parte están sus propuestas de difusión amplia a la opinión pública, como los puntos de su agenda legislativa que dicen incluirá el establecimiento del referéndum, el plebiscito y la iniciativa popular, la independencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la revisión del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y el otorgamiento de bases jurídicas para apoyar a deudores de la banca, entre otros aspectos que demandan los ciudadanos y los partidos opositores. Aunque al mismo tiempo, dentro de su fracción de diputados se dejan ver y oír las impugnaciones más duras hacia la oposición, sea éste gobierno o partido.
Se contradicen de un día para otro. En uno pretenden descalificar a una comisión de la Cámara que investigó el uso de recursos públicos en las elecciones de Tabasco, argumentando que dicha comisión violaba la soberanía de ese estado al inmiscuirse en casos políticos de exclusiva competencia estatal, y al siguiente, presentan una querella y solicitud de investigación al gobierno panista de Jalisco por su participación en las elecciones de ese estado. Asimismo, los diputados priístas por Yucatán, representantes cerveristas, se defendieron ante impugnaciones de la oposición diciendo que lo que ocurría en su estado era asunto privativo de los yucatecos; hasta parecía que se habían creído lo de la ``hermana república'', cuando en días posteriores se contradijeron tratando de legitimar en el mismo Congreso Federal una obsoleta ley electoral de Yucatán, que se niegan a modificar antes de las elecciones que ocurrirán el próximo año.
Por igual parecen tener posturas conciliadoras o de búsqueda de consensos, lo que les evita ser mayoriteados en la Cámara y por la opinión pública, que buscar, mediante la descalificación y el ataque a las otras fracciones y partidos, recuperar un dominio legislativo y parlamentario que ya no tienen. Es posible también que le estén apostando a un enfrentamiento entre la oposición, PAN y PRD principalmente para de esta manera ejercer su mayoría relativa. Cualesquiera que sean los motivos de las aparentes contradicciones priístas, tanto en la Cámara de Diputados como fuera de ésta, lo que a la ciudadanía le conviene en términos de una transición democrática menos dramática, es que dentro del PRI dominen la civilidad y la sensatez, sobre la barbarie de quienes piensan que por la fuerza pueden evitar el cambio político de México.
La transición está en marcha y las elecciones federales de julio, con los resultados que modificaron al Congreso y transformaron su función política, son la prueba de que la mayoría de la ciudadanía está apoyando este proceso. Y este sentido no se altera, aunque en el sureste de México todavía puedan obtenerse ``carros completos'' para el PRI, como el que se dió en Tabasco. Conveniente es, sobre todo por la importancia de la inmediata agenda legislativa y de la urgente aprobación del presupuesto, así como por la continuación de la reforma del Estado, que todos los partidos políticos y el gobierno federal, actúen conscientes de la responsabilidad que tienen para con México y su estabilidad social y económica.
* Diputada federal por el PAN.